Hoy he madrugado después de muchos meses, tenía que echarle
una mano a un amigo y era lo que tocaba. Me he sentido bien, con ganas, no sentí
ninguna ansiedad ni tuve deseos irrefrenables de volver a casa y meterme en la
cama, tapándome la cabeza. Eso significa que si llegado el caso de tener que
hacerlo diariamente, como antes, para ir a trabajar, podre hacerlo. Yo no
estaba tan seguro, como no lo estoy de muchas cosas que antes daba por sentadas
y ahora son una incógnita.
En la última visita a la Doctora, me hicieron unos test de
memoria que salieron perfectos, esto es que no la he perdido aunque yo sienta
que un poco sí, pero me dicen que es normal y que cada fase te quita un poco,
vamos que es acumulable el efecto. Sobre todo la memoria a corto plazo. Pero
bueno, que saliera bien parado de los test, es una buena noticia. Y me preocupa
porque si tengo que hacer algún curso, como el de carretillero, es algo que
afectara mi rendimiento igual que si no me puedo quedar quieto, o si me dan
esos temblores en las manos y hacen imposible el escribir. Incógnitas que solo se despejaran con el paso de los
meses.
Por eso me siento tan contento de cómo discurrió la mañana.
Solo falta la tarde y el entrenamiento. La verdad es que es un poco pronto para
decirlo pero el Judo una vez más me está ayudando. Y cuando escribo Judo, debe
leerse, como un todo conformado por muchas cosas, entre otras: El Maestro,
todos los cinturones negros, los compañeros de años y los nuevos, los
aspirantes que ni saben quién soy y el tatami con sus reglas claras. Me costó
decidirme a volver, retomar siempre es cuesta arriba, además no quería encarar
salir de casa lunes, miércoles y viernes de casa ni atado. Bueno, supere esos inconvenientes
porque necesitaba entrenar, hacer Judo, estar con esa Familia, entre ellos.
Necesitaba de alguna manera agarrarme a algo que conozco, que entiendo, que se cómo
funciona y como funciono yo en ese marco. Quedan pocas cosas así, en las que
puedas confiar tan ciegamente, un entorno en donde las personas son buenas e
intentan serlo, en beneficio del colectivo primero y en el individual
secundariamente. ¿Raro verdad? Pues eso era lo que necesitaba y, ¿saben lo
mejor? , ahí estaba mi lugar esperándome y ellos, para saludarme y abrazarme, dándome
la bienvenida.
La Doctora quiere que me despreocupe de todo, de mañana y
pasado ,de ayer, de hoy, que haga actividad física, que salga, por supuesto, de
casa, que retome las actividades de siempre, quiere en definitiva que haga vida
normal pero con unos pequeños ajustes; y yo pensé que en el Judo estaban las
respuestas a esos requerimientos. Solo llevo tres semanas de reenganche, que
van razonablemente bien, me duele un poco todo que es lo más normal y no
entreno a tope porque no me da la nafta.
Hoy vuelvo a constatar que en las crisis personales que he
vivido, el Judo ha sido respuesta y salida a las mismas. Esta vez no tiene
porque ser diferente.