Esta
semana estuve debatiendo con un amigo, tocamos el espinoso
asunto de los exámenes; espinoso hoy, actualmente, no lo
era en absoluto, hace tres décadas cuando empece a
entrenar. Hay
que considerar varias cosas. Una es que él tiene a su
Maestro vivo, por lo tanto es su Maestro quien le examina
y cuando lo hace, evidentemente sabe que esta preparado para
pasar de grado, claramente no estudia Judo y no ve ninguna
necesidad de pasar un examen ante una terna de otros
Maestros. En
segundo lugar, él solo ha visto el Judo que se hace en
Europa, principalmente en España y desconoce otras
realidades, cuestión fundamental, si no has visto algo, si
no lo has vivido de primera mano, puede ser que creas que
no existe, que no sea viable o posible y tenderas a creer
que solo es valido lo que conoces. Aunque en su caso, no
se cierra en absoluto y matiza que es el Judo que hay en
Europa o prácticamente en toda ella. En
tercer lugar y creo que es un aspecto fundamental, hay que
decir o digo que la endogamia, ese pertenecer a un Dojo y
no salir nunca a visitar otros, a conocer otros y ver cómo
se trabaja en ellos, nos hace perder perspectiva, si solo
conocemos el nuestro, creeremos que solo hay una manera de
hacer las cosas, de enseñar o aprender y nos perderemos la
variopinta variedad de formas y nos dejaremos de sorprender
al ver que las importantes, las básicas, mantienen su
preponderancia, su vigencia y son destacadas en cualquier
Dojo que tenga un Sensei de Judo que sepa Judo, el matiz
no es baladí. No lo es en absoluto y parece mentira, pero
es tal cual y por eso no me cansare de decirlo, porque
no basta con creerse un Sensei, no basta con tener muchos
Danes colgados en la cintura, si no hay un respaldo de
conocimientos firmes que le den sentido, autenticidad y
veracidad a esa creencia que en definitiva, solo sera real,
si los Senseis, los de verdad, te consideran un igual o
que tenes posibilidades de llegar a serlo, con tiempo y
trabajo, cosa que prácticamente cualquiera puede conseguir,
con años y trabajo.En
esa charla-debate entendí que poner un limite de tiempo mínimo de permanencia en un grado, es una absurda manera
de igualar hacia abajo. Cada practicante tiene sus tiempos,
sus habilidades, sus defectos y todos y cada uno deben
llegar a dominar unos conocimientos y adquirir ciertas
habilidades que no son solo físicas o técnicas, están las
espirituales, las mentales y las morales. Unos lo
conseguirán antes que otros y poner una cantidad de tiempo
mínima, es una manera de encorsetar y asegurar la
mediocridad, cumpliendo el tiempo sentiré que tengo derecho
a pasar de grado, algo muy humano y occidental, puede que
no tenga los conocimientos pero cumplí el plazo y quiero
pasar.Cumplí
el plazo, ¿pero se todo lo que debo saber? Y ahí entra
quien me enseña, si es un Sensei, si lo fuera, él me
explicaría que no estoy preparado, me diría que aspectos
tengo que trabajar y que depende de mi y no de él o los
compañeros. En casos raros y extremos, el Sensei obligara
a su alumno a rendir examen, el polo opuesto de la inmensa
mayoría. Y lo hará expeditivamente, haciendole ver que
solo hay dos caminos: examinarse o mandarse mudar de ese
Dojo.Como
no suelen serlo, Senseis, apenas creen serlo y solo quieren
tener muchos alumnos, por las cuotas y que en la clase
hayan cinturones negros, lo antes posible, la calidad se
pierde, se difumina y aquel refrán que decía: “Vive para
tus alumnos y no de tus alumnos” se da la vuelta. Cuando
iba a un examen, sabia que lo salvaría, sabia que seria
con buena nota y quería conseguir la máxima, para eso me
había preparado el Sensei, para dejar muy claro que su
criterio era acertado, yo estaba para pasar de grado y así
quedaba demostrado frente a una terna. Lo mas loco, lo más
hermoso de todo era que Sensei Marcelo Erlich me dedicaba
esas horas extras para que yo me sintiera efectivamente
preparado, para que quedara grabado, bien profundo lo que
debía saber, así jamas pasaría vergüenza. ¿Y yo? Yo me
presentaba al examen dispuesto a bordarlo, un homenaje al
Sensei, por tantos sinsabores, por tantas metidas de pata,
por tantos fallos, quería que la terna, el veedor y los
testigos presenciales, lo felicitaran; no iba a ver si
pasaba el examen, iba a conseguir la maximiza puntuación,
porque así me enseño otro Sensei que debían ser las
cosas: Luis Angel Firpo. Me enseño otra cosa: “Si perdés
el examen para Sho Dan o superior, abandonas la practica
del Judo.” Me lo dijo siendo un Kyu, mirando unos
exámenes que critico ácidamente, en petit comité,
explicándome que hacían mal y porque; los exámenes
abiertos eran para él, imprescindibles. Una perla muy suya:
“ Si haciendo el Kata no transpiran, esta mal.” Tuve
suerte de tenerles, con ellos, bajo su tutela, solo salís
mediocre si querés serlo, alguno hay, pero no sera porqué
no se hayan empleado a fondo contigo, sera porqué no te
empleaste a fondo, siguiendo sus enseñanzas. Ni
siquiera Jigoro Kano, él menos que nadie, se encorsetaba
con eso de los tiempos y llego a pasar varios Danes de
una vez, pero esa es otra historia que no contare, les dejo
los deberes, y quiero contarles que con cierto Judoka, lo
hizo en dos ocasiones y que en aquella época, la mayoría
eran asiduos practicantes de Ju jutsu al llegar al Judo y
abrazarlo, lo que les daba enorme ventaja en cuestión de
tiempos, solo debían ver la luz que enseñaba Jigoro Kano,
readaptarce para ser excelentes Judokas y que los exámenes
eran combates contra otros Judokas de mayor grado,
jejejejjejejje, sin categorías de peso, jajajajjajajjaj, sin
tiempo limite; lo que no se es si les arbitraban, puede
que ni siquiera hiciera falta. Hoy
en España, concretamente en Valencia, no hace falta ni
siquiera ir al examen, estas en otro lado pero es cómo si
estuvieras y pasas a Sho Dan y supongo que todos estarán
contentos, incluido el promocionado y todos los involucrados
en el fraude. Hace más de dos décadas era la FUJ la que
pasaba a todos, si, si, a todos de grado, salvo honrosas
excepciones; en todos los pucheros se ablanda el caracú. Aunque
mis diplomas sean papel mojado y no valgan ni para papel
higiénico, curiosamente los de otros Uruguayos si valen;
invalidando esos exámenes de los que hablo y defiendo,
quedan las enseñanzas de esos Senseis que me posibilitan
seguir aprendiendo, en humildad y con trabajo, de otro
Sensei; nadie, nada, puede negar mi Judo; todavía ningún
Sensei se ha mostrado defraudado y si al contrario, en
cuanto tuve la oportunidad de hablar o entrenar con ellos y
me lo dijeron de la única manera posible: “Felicita a tu
Sensei, excelente trabajo”.Claro
que me falta mucho camino por recorrer, para ser com0 ellos necesitaría mil vidas, para acercarme a cualquiera de
los dos en habilidad técnica debería entrenar diariamente
varias vidas encadenadas. Siendo eso cierto y real, el Judo
original, el verdadero, me ha salvado la vida en peleas,
accidentes de coche y moto, accidentes en el trabajo; me ha
proporcionado control sobre mis impulsos, me permite dominar
mi temperamento. Me permite afrontar desafíos que
me sobrepasan, aplastándome, haciéndome sentir derrotado, me
permite en definitiva vivir y ser mejor persona de lo que
los dados habían decidido que sería; que pongo de mi
parte, evidentemente, el gran catalizador es el Judo y sus
enseñanzas, esa filosofía tan inabarcable que lo contempla
todo, algo que probablemente sea lo más desconocido del
Judo, que propugna entre otras cosas que seas siempre
responsable de tus actos y busques el bien común.Por
eso es aberrante que la gente pase de grado, solo por
méritos deportivos, pura y exclusivamente. Deben saber
exactamente, lo imprescindible para cada grado. En el
apartado de los Senseis, que los promocionen por sus méritos
me parece adecuado, claro que la responsabilidad de
promocionar recae en los Senseis que los proponen y estos
deben elegir bien a los candidatos, asegurarse de que no
solo cumplen el tiempo establecido, jajajjajajaj, también que
pueden ser o son de facto, un verdadero ejemplo a seguir
y sus conocimientos les avalan. Yo
no quiero más grado, quiero saber más, entender más, ser
capaz de explicar mejor, no solo las técnicas, los Katas,
todo lo que este a mi alcance conocer y me sea trasmitido,
ya se encargara el Sensei de obligarme, literalmente, a
rendir un examen, llegado el caso y si cree que debo
ascender, por conocimientos acumulados, no por tiempo
transcurrido, negociaremos. El
color negro del cinturón refleja e implica infinidad de
cosas, responsabilidad y compromiso entre ellas, y el rojo ni les cuento; algunos lo
han olvidado o nunca se lo enseñaron; el examen es un
mero tramite, un final a muchos entrenamientos, a una
preparación exhaustiva y a una evidencia, para el Sensei,
su alumno esta preparado para jamás pasar vergüenza pasando
a un grado superior al que tiene. También se ha olvidado
esto. Olvidamos demasiadas cosas y no es bueno.
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