Cuidar al compañero es un Arte en si mismo
que lleva tiempo dominar, cómo todos los demás aspectos que sumados, llamamos
Judo. En las Caídas, Ukemis que les llamamos o llamábamos. Si al proyectar al
compañero no le das suficiente velocidad y no le ofreces un punto de agarre
firme, su caída no será todo lo suave que debería y se llevara un buen golpe;
si lo repetimos cinco veces seguidas en un corto intervalo de tiempo, el
compañero probablemente ya no esté en condiciones de seguir la clase con
normalidad, estará dolorido. Y dependiendo del grado, la edad y otras
variables, puede que deje de querer ponerse contigo o incluso si se repite el tratamiento,
deje de venir a aprender Judo. Por eso es tan importante cuidar las tres etapas
de una proyección, siendo la última: Kake, la que más incide en este aspecto.
No por pretender que sea una caída suave y hacer la técnica inadecuadamente
lenta, le proporcionaremos un aterrizaje adecuado, es al contrario, justamente
al contrario. Siempre hay que evaluar con quien me he puesto a trabajar. Edad,
grado, estado físico, condición espiritual y ganas; sabiendo eso al menos tengo
una idea de hasta dónde puedo llegar y lo que hacemos es recortar un poquito,
para asegurarnos de no ofrecerle más de lo que puede soportar aunque siempre le
iremos llevando hacía estadios superiores, sin forzar y sin que se percate de
que lo hacemos, es parte del Arte de cuidar al compañero, ayudarle a crecer y
mejorar y si siempre le aflojamos no lo hará, lo que hacemos es regularle,
guiarle con paciencia y sin generarle desagrado; mantenerlo en el tatami y
colaborar con él para que disfrute, con cada clase, más, de aprender Judo. No
importa si es o era fuerte, muy técnico y nos vapuleaba, puede venir de una lesión
larga o de años sin entrenar, hay que ayudarle a recuperar todo lo que pueda de
aquella época y cuando lo consiga, entonces sí, le cuidaremos un poco menos
pero le cuidaremos y lo haremos hasta que nos diga que es suficiente, no hace
falta que le cuidemos más y entonces llega lo más difícil: cuidar a quien sabe
perfectamente cuando lo estás haciendo y no quiere que le regales nada. Si se
da cuenta, se enojara y no queremos que eso pase, hay que evitarlo y
conseguirlo es un Arte en si mismo. Si
te ponen con jóvenes, en proceso intensivo de aprendizaje y que todavía les
falta mucho para llegar a Sho Dan, la obligación, el deber es mayor y menos
permisible obviarlo. Un buen Judoka, trabajara con ellos, jamás les lastimara y
podrá llegar a darles verdaderas palizas, proyectarlos veinte veces en 5
minutos, no les generara más que cansancio y conseguirá que siempre le buscaran
para entrenar con él, porque las caídas con ser exigentes y fuertes, no son
duras ni excesivas para cada caso; notaran que caen cada clase mejor que
pierden el miedo y lo mejor: no duelen esas caídas a manos del compañero sádico
que al final no lo es tanto, solo les apreta las tuercas para que avancen y
cómo lo notan, confían en él para que siga haciéndolo. Las primera vez que
vuelan y no lo hacen solos, sienten pavor, aterrorizados piensan por un segundo
que se romperán algo, entonces aterrizan, ruedan y se levantan incluso palpándose,
no lo pueden creer que no haya nada roto, ni duela ninguna parte del cuerpo.
Probablemente en algún momento de la entrada, medí mal el impulso o se movió
hacia un lugar inesperado, el jovencito, desarmándome el control que pretendía
pero no me inquita lo más mínimo, es hora de que aprenda lo que es un Makikomi
bien ejecutado con un compañero que sabe perfectamente lo que hace o que lo
recuerde si es un veterano y simplemente me dejo ir hacia el tatami girando, cayéndole
al compañero y rodándole por encima, pero levemente pasado del eje de su pecho,
para de esa manera evitar caerle en seco sobre el pecho y rodando con mucha
rapidez para que la fuerza del impacto se disipe en una superficie amplia y no
provoque un impacto concentrado que pueda lesionar o generar dolor. Si hay una mínima
duda de que el ataque o la contra no será perfecto, no lo hacemos, simplemente
esperamos otra oportunidad, la idea es no poner en riesgo la integridad de los jóvenes
o veteranos; si bien siempre hay un factor de riesgo, con ellos no lo asumimos
al entender que necesitan tiempo para estar en condiciones de afrontar dichos
riesgos y de paso minimizarlos. Esta semana me toco jugar ambos papeles. Cómo veterano en proceso de
reenganche, con mínimo estado físico, muchas ganas y poca coordinación mente-cuerpo y la vigilancia
permanente del Sensei enfocada en mi para que no me haga el loco; hice Randori
muy suave con un compañero que se me porto con una exquisitez propia de otras épocas.
Me proyecto con sumo cuidado haciéndome reír y haciéndolo él, cuando yo esté en
un estado aceptable, me proyectara cómo sabe y puede, por ahora me ayuda a
recuperar sensaciones. Trabajo a mi nivel, dándome espacio y tiempo, dejándome
ir rodando con facilidad. También cómo veterano pero en este caso en el sentido
del grado y el tiempo que llevo pisando tatamis y sudando Judoguis, me puse con
un compañero veterano que entrena cuando puede y no consigue llegar a un punto
optimo; teme especialmente las caídas, al tener en la memoria, malas
experiencias. Le prometí que le levantaría y no lo proyectaría, trabajamos un
rato así pero en una barrido que le hice, despegamos los dos; mantuve la tensión
del brazo que le agarraba sobre el cuello, me salí de debajo de el con una contorsión
y en el último instante, tire fuerte hacia mí y hacia arriba. Nos levantamos,
le pedí disculpas y me dijo que no se había golpeado, la caída le pareció suave
y mientras fueran así de controladas; recalco controladas a pesar de estar yo también
en el aire, no había problema. Empezó a trabajar más relajado y por eso no
descarto que en algunos meses tenerlo preparado para trabajar con más
intensidad, solo hay que hacerle recordar cómo caer y que vuelva a sentirse cómodo
haciéndolo. El Arte de cuidar y mimar y también
de que te cuiden y mimen, sin importar edad o grado y especialmente a niños y jóvenes;
ganarte la confianza de todos para que sientan que contigo no hay que temer que
seas excesivamente duro pues les cuidaras sistemáticamente aunque les exigirás
proporcionalmente. Vivir las dos caras de la moneda, en una semana, fue una
experiencia gratificante, me hizo sentir un poco cómo cuando era un potro y
siempre era el mimado, aunque les regalo la manera que tenían de hacerlo que
por otra parte ha demostrado ser la necesaria y consistía en cuidarme y de
paso, molerme a proyecciones, estrangulaciones, palancas, inmovilizaciones y
cuantas técnicas existan y sean especialmente duras de soportar; si bien jamás
me lastimaron al hacerlo. Así solemos cuidar en Judo, protegiendo pero haciéndote
subir de nivel al llevarte a esforzarte y trabajar sin que te des ni cuenta de
que lo estás haciendo y para cuando te iluminas, ya lo has interiorizado y seguís
trabajando, ahora por puro placer y gusto. Es realmente complicado dominar al
Judo, cualquiera de sus aspectos y todos son importantes, ninguno debe ser
descuidado pero este, el de cuidar siempre al otro, el de ser empático y ayudar
al prójimo a crecer, me gusta especialmente. Me gusta ponerme con un niño o un
joven que todavía no saben casi nada o prácticamente nada y trabajar con ellos
y también que se ponga un veterano de muchas batallas conmigo, a ayudarme a
volver y haga conmigo, exactamente lo que yo hago con otros, incluso en la
misma clase. Y me parece formidable ver al Sensei que lo observa todo, no se le
escapa nada, haciéndome recordar a otros Senseis; este, cómo aquellos, tiene la
sabiduría nacida de años de prácticas y enseñanzas. Queda mucho por caminar
para saber la mitad de lo que ellos atesoran, para mi tranquilidad y sosiego,
sigo en un Dojo, recorriendo el camino, descubriendo los remansos y vericuetos
que esconde, cada tanto extasiándome, cuando vivo cosas cómo la de esta semana,
donde era mimado y mimaba; no se me había ocurrido pensar que el Arte de Cuidar
era de doble sentido y que podía llegar a pasar en la misma clase, en el mismo
periodo de tiempo y teniéndome cómo protagonista de las dos vertientes o a
cualquier otro Judoka.
sábado, 23 de mayo de 2015
sábado, 16 de mayo de 2015
¿Tengo trabajo?
Lo malo de ser pobre y pasar necesidad es
que resultas vulnerable, a casi todo o directamente a todo, lo que puede
afectarte negativamente. A título personal, hablo a título personal, aunque sé
que somos muchos, miles los que pasamos por situaciones decididamente negativas
de forma permanente. Crees que hay instituciones, así te lo han enseñado que se
encargan de velar para que los derechos
que te corresponden, me, nos corresponden, se cumplan con firmeza y sin
paliativos. Estos días, se aprobó con bombo y platillo una suba del 1% de los
sueldos y cada día se llena la cloaca
que tiene por boca el gobierno de turno diciendo que hay más puestos de trabajo
y que la calidad de los mismos está garantizada. ¿Es serio, me dicen un 1% y sonríen
serios al decirlo, convencidos de haber conseguido un logro? Bueno, no han
conseguido un carajo, no cumplieron con su deber y no solo no lo hicieron, además
perpetuán situaciones claramente ilegales ante las cuales no hay adonde
recurrir para que te defiendan y ayuden. Estamos en manos de quienes nos
emplean y somos carne para picar y hacerlo bien finito. No me voy a morir por estar de 12 a 14 horas manejando una camioneta
pero las probabilidades de participar en un accidente por cansancio o distracción,
aumentan exponencialmente. Solo me quedan unas 5 horas para dormir y eso no es
descanso suficiente para recuperar. Algunas
camionetas tienen la tecnología para que el teléfono se escuche por los
parlantes de la radio y se pueda usar con la voz a través de la misma, la mía no lo tiene y
ninguna permite sincronizar la PDA para cuando la empresa te llama a uno u
otra, la radio actué directamente y no tengas que contestar manualmente con la
consiguiente distracción aparejada, tengamos en cuenta que estas en la calle y
quieren o tienen que pasarte información determinante para el trabajo, hay que
contestar por lo tanto, obligatoriamente. ¿Uniforme? Te lo darán,
en algún momento del transcurso de este siglo. ¿Lentes
de sol para proteger los ojos? Los pone el trabajador o se aguanta el ardor de
los ojos ante los reflejos del sol al mediodía castigando todo con dureza, hace
dos días tuvimos 44,5 grados oficialmente y el aire quemaba, el promedio es de
unos 27 y de las 1200 a las 1600, o usas lentes de sol buenos o vas deslumbrado
y medio ciego. Que
la empresa decide hacer cambios, perfecto, los pagaran los trabajadores que
figuran cómo autónomos pero cumplen horarios establecidos por la empresa a los
que deben ceñirse y cobran lo que la empresa les paga sin opción a negociar
nada, son por lo tanto falsos autónomos y eso está prohibido pero nadie entre
quienes deben verlo, ve nada. Por ejemplo: hay que poner carrocerías de frío,
obligado y pagarlas los autónomos o se termino el trabajo; aunque las cambien, seguirán
cobrando lo mismo que hasta la fecha, no importa que hayan tenido que hacer una
inversión importante que no podrán amortizar de ninguna manera. Negocio redondo
para la empresa, bien redondo. Los contratos son a término,
para meses y antes de pasar a ser un contrato sin fecha de caducidad, te mandan
a tu casa, le llaman vacaciones y te dicen que te van a llamar en dos semanas
pero eso no siempre es así y puede que no vuelvan a llamarte. Eso de las
necesidades de la producción es una mentira más, no entran más camionetas a
trabajar, son las mismas, solo bajan a quienes las manejan para burlar a la ley
que cómo buena furcia, se deja hacer encantada, bueno quienes deben velar por
que se cumpla y evitar así, cumplir lo que establece la ley respecto a el tipo
de contratos que se deben hacer según lo establecido por la está para cada
supuesto. Cómo
vengo de estar parado años y la economía tiene más agujeros que una red, léase
una necesidad extrema de trabajar y ganar lo que sea, aguanto incluso malos
tratos, gritos y faltas constantes de educación; derivadas entiendo de esa percepción
de que somos esclavos fácilmente sustituibles por otros, tan baratos e igual de
efectivos; no poder parar a comer muchos días y hacerlo mientras manejo de una
entrega a otra; aguantar para ir al baño hasta que la vejiga amenaza con
reventar y que alguna tarde, pasadas las 1800, cuando ya creo que termino la
locura, me hagan dar media vuelta e ir a entregar o recoger algo, lo que
significa que a las 2100 estaré subiéndome al coche para ir a mi casa. No está
mal, desde las 0630 trabajando a la orden, nada mal. Y comprobarlo, es tan fácil
cómo pedir los registros de los GPS de cada vehículo a las empresas, rápidamente
se vería las horas que cada uno pasa en la calle, en que zona, donde paro y
cuanto tiempo, así que solo hay que tener ganas de hacerlo pero no parece que
las autoridades tengan ganas de hacer nada por los trabajadores. Son miles
más los trabajadores soportando cosas igual de aberrantes pero no hay nadie velando
para subsanarlo y ponerle remedio. Nos han dejado abandonados en la cuneta y
por necesidad, aguantamos cómo buenamente podemos lo que nos cargan a la
espalda y de paso, tenemos que sentirnos bien, tenemos trabajo… y otros no lo
tienen. ¿Cómo saldré adelante? ¿Cómo esperan que pueda proporcionarle a mi hija
las herramientas necesarias para su futuro? ¿Cómo esperan que le de comer y la
vista, y hasta, blasfemia, le asegure un techo? Hay una certeza,
tengo una certeza y es la de que solo nosotros podremos cambiar esto, el
gobierno, las autoridades y por supuesto los empresarios no lo van a cambiar
pues están engordando gracias a nuestra miseria y necesidad; claro que para eso
tengo que darme cuenta de que si el Real Madrid queda eliminado y su estrella
no corre suficiente, eso no me afecta en nada, no me mejora la situación, solo
sirve cómo distracción y escape que es buena cosa, siempre que recuerde lo
sustancial, las condiciones en las que trabajamos y las necesidades que hay en
casa. Eso de que
es lo que hay y repetirlo cómo loros es absurdo, es lo que nos imponen y
aceptamos por la necesidad que arrastramos, pero no tiene ni debe ser así y
repito que se alargara mientras nos preocupe más que un cuadro fue eliminado
del campeonato que la situación económica nefasta que hay en casa, en muchas
casas. Soy un esclavo, somos esclavos y esa realidad es incontestable.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)