Crecí
escuchando a los Senseis afirmar que se debe pasar de grado, hay que ir a los
exámenes a buscar la nota máxima posible y para conseguirlo, se preparan a
fondo, hasta la extenuación. Desembarcar en un grado y quedarse en él
eternamente es permanecer en una zona de confort, esto lo afirmo yo, es de mi
cosecha; ya lo intenté siendo un potrillo y por diferentes circunstancias han
pasado unos trece años desde la última vez que me pare frente a una mesa de examen,
esta vuelta no lo buscaba, no directamente, pero a la larga, es lo mismo:
eludía mis responsabilidades y no actuaba conforme a como se me enseño y se
espera de mí. (Han esperado siempre mucho y por lapsos de tiempo prolongados;
me han tenido paciencia, mucha. Hoy que soy un veterano de muchas cosas, no
olvido al potrillo ni a quienes sobre el trabajaron para darle una alternativa
o más de una para sus circunstancias.)
Me habría quedado
en mi zona de confort, estoy cómodo, eternamente; a estas alturas Sensei
Marcelo Erlich no puede amenazarme con prohibirme la entrada a su Dojo en el
caso de que no encare y me presente a examen. Nadie puede obligarme a hacer
algo que no quiero y si me pongo en modo porfiado, ni el mismo Diablo intenta
que cambie de opinión, no se consigue. Tengo, tenía excusas muy válidas para mí
y en las que sigo creyendo que no han cambiado, pero hay razones de peso que me
han llevado a replanteármelo: no tengo diploma de Monitor. ¡Exacto! Mucho menos
de Profesor. Eso está mal, no refleja aquello que me enseñaron ni refleja al
joven que en su día no acepto enseñar sin estar titulado y para remediarlo se
presentó a Ni Dan, requisito indispensable para poder pedir la mesa de examen
de Profesor; ya no soy joven y hoy no estoy frente a una clase de Judo pero eso
es meramente anecdótico.
En España puedo hacer el curso de Monitor, fecha prevista del 1 al 9 de
Julio 2017, ya tengo libre esos días pues los tramite con mi Jefa pero para ser
Entrenador Nacional es requisito indispensable ser San Dan. Puestas así las
cosas y decidido a tener el Titulo de Entrenador Nacional, he empezado a
preparar el Ni Dan. Si, estacione mis excusas, razones o como quieran
enunciarlas y me puse manos a la obra.
Acurrucados en un
rincón del tatami, en un rincón cualquiera del mismo, estaban los fantasmas de
mis Senseis: Luis Ángel Firpo y Marcelo Erlich; esperaban con paciencia que
este nabo cayera de la parra y se avivara de que entrar en Modo Preparar
Examen, en Modo Kata es reavivar conocimientos, obtener nuevos y vislumbrar
otros. Había olvidado las sensaciones que se tienen preparando un examen de
Judo, una equivocación garrafal que no tiene perdón.
Es
ahí, cuando el Sensei está en Modo Preparar Examen, cuando no hay margen ni te
lo permiten, apretan y apretan; te enseñan, te recuerdan, te hacen ver detalles
que son fantásticos por miles de motivos, te ayudan a asomarte a la profundidad
del Judo, validando a mis Senseis (Es una manera de decir, ellos nunca han
necesitado que nadie les valide nada, fueron bien enseñados y mejor preparados
por sus respectivos Senseis) que han esperado décadas para que este nabo
entienda porque hay que preparar exámenes sin escurrir el bulto. Al hacerlo,
afianzas conocimientos, recordas cosas, aprendes otras y reavivas las bases,
los fundamentos del Judo que normalmente se estacionan a un lado para intentar
imponerse a los compañeros o adversarios por cualquier medio en Randoris o
Shiais.
No era Sho Dan y
el Sensei Marcelo Erlich me ofreció como uke para un examen de San Dan. Quien
lo tenga a mano puede preguntarle cómo demonios se le ocurrió semejante
disparate, pues lo era, me lo sigue pareciendo hoy; pero en su calidad de
Sensei, veía lo que nadie más podía, mucho menos yo. La mesa me pregunto si era
capaz de hacer los katas como tori, jejejejejejejej: ¡Claro que podía! O somos
serios o no lo somos y él es serio al punto de sacar de este payaso un uke para
aquel examen, ¡entonces! Ese verano me regalo la experiencia de asomarte a
preparar un examen y el valor que tiene en sí mismo hacerlo, encarar. Y por
mucho tiempo he obviado esa experiencia, como en todo, me señalaba el camino,
la dirección hacia donde debía encaminarme solo que estaba demasiado verde para
entenderlo, para calibrar la profundidad de la enseñanza.
Reconocerlo, acá,
ahora, no me redime ni ante mí mismo, metí la pata y punto, pero si le sirve a
cualquiera para no olvidarlo y tenerlo presente, entonces habrá servido para
algo; si les lleva a encarar y ponerse a preparar ese examen que hace tiempo
debieron afrontar tras leerme, asumiré que solo por eso vale la pena contarlo.
Leo lo que escribiste y perfectamente podia haber sido escrito por mi. Diferentes nombres. Seguro que tus palabras son motivadoras y quien te dice que tambien encare. Un abrazo rafael. Y gracias!!
ResponderEliminar¡De nada!
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