Fueron tres Shiai; perdí dos, gané uno. En líneas generales me sentí mejor
de lo que pensaba, creía que iba a sufrir bastante más; la falta de estado físico
penaliza mucho junto a la edad, todos eran menores de treinta años y uno no
llegaba a los veinticinco; aunque al final no fue nada, el trabajo, aunque sea
a mínimos alcanza, para aun sofocándome, plantar cara. Hace mucho competía, queda
un pozo de entonces; las carencias son evidentes, aunque algo ha quedado bien
afianzado, tanto como para permitirme entrar a un shiai sin complejos, enfocado
en conseguir un Ippon, único objetivo honorable. Un anacronismo…como
probablemente lo sea yo a estas alturas.
Cometí errores. Varios. Uno de principiante al confundir el mate del tatami
dos con el de mi tatami que derivó en la pérdida de un shiai que no iba mal del
todo, el tercero.
El
primero me sacó limpiamente pero antes lo llevé a la esquina y tuve una
posibilidad de ataque que no salió bien; vi lo que debía hacer, mi mente
funcionó; eso lo hemos trabajado durante años; no así los reflejos ni mi cuerpo.
Es en el segundo que me desenvolví mejor y conseguí ganar por dos wazari;
no se si fueron Harai Goshi o Tani Otoshi o una mezcla de estas u otra; entre
ambos me dieron entre cuatro y cinco mates habiendo conseguido proyectarle
claramente, varios podrían haber sido hasta Ippon, pero no me los dieron. El
primer wazari fue Ippon y no seguí el suelo convencido, fue un error pues el árbitro
dio wazari y fue a partir de ahí, en ese lapso de tiempo donde actué como jamás
antes lo había conseguido: seguí intentándolo sin decaer, sin permitirme el
lujo de enojarme o descentrarme, trabajé como si nada hubiese pasado; ajeno a
cualquier emoción; inmune a mi temperamento y carácter tan díscolos. Perseguí
el Ippon con fanatismo demencial porque eso es lo que se debe hacer. Le penalizaron
al salir constantemente del área de competición, por fin, pero no especule,
ganaba, iba por delante, podría haber jugado con esa ventaja y ni siquiera lo
contemple, seguí arriesgando hasta que conseguí otro wazari; conseguí que el
Sensei sonriera viéndome intentando hacer Judo, buscando ser un judoka; persiguiendo
las sendas de la superación o que deberían llevarnos a superarnos. Sabe mejor
que nadie lo justo que voy de motor y sabe como todos los Senseis que me han arropado
que voy a ser consecuente con la manera de entender al Judo y lo que implica
ser un judoka o intentarlo honestamente.
Hay que seguir trabajando. Debo hacer más shiai, probablemente sea
necesario participar en los campeonatos de veteranos y por supuesto: entrenar
más seriamente. Evidentemente no hay razón alguna para hacerlo, no que puedan entender
quienes no han estudiado Judo nunca; para este campeonato baje unos kilitos y
entre en menos de 90; para los próximos será en menos de 81; cuestión de salud,
de estar más ágil y de recuperar velocidad. Claro que si se da la oportunidad
me meteré en una libre de peso, por aquello de despreciar los kilos, en los orígenes
del Judo no había categorías por pesos; o me planteare entrar en una liga por equipos
donde se puede jugar con las categorías de peso libremente. Necesito prolongar
la práctica activa del Judo todo el tiempo que sea posible, cuando el Judo no
me sirva de terapia deberé volver a la medicación; motivación suficiente y
sobrada para encarar el sacrificio que conlleva buscar una mejora física a
estas alturas, la parte técnica jamás me ha supuesto un problema, si requiere esfuerzo
lo hago sin costes.
Anécdotas: A- I.R arbitraba, fuimos compañeros 12 o 13 años, no pudo verme competir,
pero dice que me escuchaba. Nadie usa el Kiai excepto un servidor. Se vieron
risas burlonas entre los potros jóvenes y gestos serios, aprobadores en
aquellos que entienden de qué se trata.
B- R.B nos había dicho que nada de inventos; había que asegurar y a mi en
particular me dijo que resolviera antes de los dos minutos, la mitad del
combate, o sucumbiría ante el déficit físico. Procure seguir su consejo y todos
los shiai terminaron antes del minuto tres. Cuando hacemos randori el muy
guacho me desgasta durante un minuto o así y después se dedica a jugar conmigo.
C- Me encontré con muchos conocidos y algún amigo; fue por medio de uno de
estos que el Sensei Ori me hizo llegar sus saludos y buenos deseos desde
Filipinas que es donde está trabajando actualmente, lo hacía en su Japón natal.
Una clase y una cena fue todo lo que compartí con el Sensei; me sorprende que
se acuerde y pregunte por mi tanto como me sorprendió que preguntase en su día
quienes me habían enseñado Judo, de donde venía, cuales eran mis orígenes en
Judo. Tal vez no debería sorprenderme, tal vez debería tener más fe en Erlich y
compañía; pero ellos eran y son buenos Judokas, han formado a muchos Judokas y
yo solo intento ser un Judoka aceptable y jamás estoy conforme ni con el nivel técnico
ni con los conocimientos, soy consciente de que me falta mucho y de que debería
trabajar más en llenar los huecos, las lagunas que atesoro; no me permito creer
que soy mejor de lo que la realidad descarnada dice; el ego es una venda que te
encadena, procuro no dejarme atrapar en sus redes.
P.D: Betito querido: Gracias viejo. Escribo de Judo, pero efectivamente,
nos hicimos veteranos y cada uno lo afronta en su actividad preferida. Supongo
que a vos te pasa con el surf y puede que con el fútbol; siempre pienso en el
Gallo tirándose al agua a salvar a algún pelotudo o jugándosela por algún niño
despistado, en él más que en otros, no es changa ser salvavidas conforme te
pasan por encima los años. De cualquier manera, vos guapeas desde hace eones,
aquel tropezón fue duro, lo superaste y ahí estás, bregando sin aflojarle. Seguramente
te seguirías yendo de mi marca y con facilidad; seguramente no aceptarías jugar
en el cuadro de enfrente al mío por lo pesado que puedo ser a pesar de mis
limitaciones. Hacías calentar y reír a todo el guachaje afirmando serio que
conmigo o no jugabas. En eso nos parecemos: no aceptamos que nuestras
limitaciones nos lastren, vivimos con ellas y nos superamos cada día. Te dejo
un abrazo inmenso.
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