Hay que distinguir entre ambos, no son lo
mismo. Actualmente es fácil que se confunda, decimos que hacemos Randori y es
Shiai. Y para algunos Shiai es competir y eso es inexacto, se puede hacer Shiai
en la clase, se debe en realidad.
El Randori es un estudio libre que se hace con un compañero y donde ambos, permiten al otro que trabaje sin oponer la máxima resistencia. Tanto que nos puede pedir determinado Kumi Kata (Agarre o agarres), que le ataquemos con determinada técnica o combinación, cuando va o viene o que recurramos a una combinación de varias de estas situaciones y que trabajemos desde estas para que él pueda encontrar soluciones efectivas cuando se las encuentra o para evolucionar y que no le cueste tanto conseguir hacernos sus entradas o llegar a un Ippon.
El Randori es un estudio libre que se hace con un compañero y donde ambos, permiten al otro que trabaje sin oponer la máxima resistencia. Tanto que nos puede pedir determinado Kumi Kata (Agarre o agarres), que le ataquemos con determinada técnica o combinación, cuando va o viene o que recurramos a una combinación de varias de estas situaciones y que trabajemos desde estas para que él pueda encontrar soluciones efectivas cuando se las encuentra o para evolucionar y que no le cueste tanto conseguir hacernos sus entradas o llegar a un Ippon.
El Randori puede parecer Shiai pero no lo
es; Shiai es combate. Puro combate y no nos dejamos mas allá de la cortesía que
le tenemos a nuestros compañeros jóvenes, menos experimentados o ya veteranos;
a todos ellos les dejamos un margen para que puedan trabajar y seguir evolucionando
sin imponerles nuestra juventud, experiencia, estado físico o capacidad técnica.
Si el compañero tiene paridad con nosotros en todos los apartados y está en
igualdad; se puede usar todo lo que sepamos, podamos y nos deje; seremos
corteses, empáticos y respetuosos pero buscaremos sacarlo de Ippon. Le haremos
tantos como podamos y él nos imitara. Es válido para Ne Waza o Tachi Waza.
El jueves próximo pasado hice Randori con
un compañero que amablemente bajo a un 40 % de sus capacidades para permitirme
a mí, que iba al 150 % y a punto de derretir los cojinetes, de que saltaran las
bielas o reventara la tapa de cilindros; trabajar. Caí, me levante, caí, me
levante; cambie de agarres, de guardia, de posición sin perder de vista una sola
cosa: lo que sea que atacase tenía que ser un poema, la única manera de que su cortesía
y amabilidad se vieran recompensada en su justa medida; de querer, él prendía
el compresor y los dos turbos y me dejaba destrozado en medio minuto. Entrena
en doble sesión diaria, está en plena etapa de competidor, ha bajado de peso
para sentirse más cómodo y estar más ágil, es verdaderamente temible en sus
habilidades y un excelente Judoka; estaba trabajando aprovechando que le proponía
un agarre cruzado, yo de zurdo y como dije: permitiéndome trabajar.
De mi arsenal descarte todo lo que requería
velocidad o cargarlo; me decante por Tani Otoshi, me ha dado resultado con
gente fuerte, grande, hábil con la que mis otras técnicas no funcionan y al
estar contrastada en tantos lances, le tengo esa fe ciega que te da un plus,
algo extra que facilita que salga y estaría a la altura del desafío, le
gustaría descubrirse en el tatami por esa técnica. Trabaje hasta tener el
agarre y cuando lo conseguí, entre a tumba abierta, proyectar o ser proyectado,
a todo o nada, sin dudas, sin miedo, sin pararme a pensar en los riesgos que asumía;
solo enfoque toda mi energía en esa entrada que debía ser perfecta o no
saldría. En el instante que mis muñecas dieron luz verde, lo tenía en un paso
previo al instante que era el adecuado, ejecute la entrada a fondo, sorprendiéndole;
reacciono y era tarde, mi planta del pie izquierdo le trabo el tobillo
izquierdo que retrasaba para buscar equilibrio, era el colofón, remate técnico
que en su día Sensei Firpo me enseñara que redondeaba la acción haciéndola
cuasi perfecta, mis 91 kilos estaban colgados de él, no estaba equilibrado y yo
mandaba, el vacío a sus espaldas le llamo y aterrizo sobre el tatami. Ippon.
Sonriendo me felicito, nos levantamos y
seguimos; volví a caer y levantarme, caer y levantarme; se termino sin que
tuviese otra oportunidad ocupado en respirar, en ignorar los brazos
acalambrados y en combatir el cansancio atroz que me invadía; ajeno a todo lo
que no fuese ese Randori.
Todos en la clase saben lo difícil que es sorprenderle y que no es habitual verle caer proyectado e imagino que todos saben que lo voy a intentar con honestidad y mantuvieron un ojo en nosotros, expectantes por lo que pudiera ocurrir.
Todos en la clase saben lo difícil que es sorprenderle y que no es habitual verle caer proyectado e imagino que todos saben que lo voy a intentar con honestidad y mantuvieron un ojo en nosotros, expectantes por lo que pudiera ocurrir.
Ojos jóvenes que miran a una pareja
despareja formada por un joven que ya destaca y un veterano que no se resigna a
aceptar que la edad pesa lo suyo, que sin velocidad hay poco que hacer y
apuesta a la técnica, a la experiencia, a una estrategia impensada y una táctica
suicida: no le rehuye, va a buscarlo; todo lo contrario a lo que proponen ellos
con ese compañero. Ojos jóvenes que ven como cae el veterano y se levanta con
una sonrisa, disfrutando del privilegio de tener a un compañero que le permite
trabajar; les ven trabajando concentrados, ajenos a todo lo que no sea ese
universo de amagues, engaños, combinaciones, ataques, caídas y de levantarse con predisposición de
seguir; disfrutando de poder hacer Judo y de estar maquinando un ataque que
intuyen por parte del veterano y que no quieren perderse.
Ven la entrada, ven la reacción del joven
que por un instante parece que parara el ataque, se pierden el detalle que lo
define todo, ven caer al joven, les ven sonreír
a ambos, levantarse y seguir; no lo saben ni siquiera lo imaginan, llegara el
día en que ellos sean el veterano como yo jamás imagine que un día sería el
veterano y que tantos ojos estarían pendientes de mis movimientos.
Y fue posible porque era Randori y no Shiai.
Excelente, muy buena definición e historia magnífica para ilustrar tan importante concepto.
ResponderEliminarGracias.
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