Finalmente salió a
la luz la verdad sin máscaras. Emergió poco a poco o yo no quise verla de
entrada, podrían ser ambas, a la hora de prometer o hacerte creer que se te
pagará con arreglo a tu trabajo, siempre están dispuestos a embaucarte, pero rara
vez se traduce en ingresos. Rara vez y siempre están llorando y quejándose de
que no hay trabajadores que den la talla, pero la verdad descarnada es que no
pagan como para tenerlos y si de casualidad los tienen, llegar a mantenerlos.
A estas alturas debería saberlo, imaginármelo y no caer nuevamente en la
emboscada… no aprendo y no quiero hacerlo, no quiero cambiar mi manera de ser y
de trabajar; la forma cómo encaro el día a día en el trabajo, en cómo me
relaciono con mis compañeros y con los desgraciados que suelo tener de jefes.
Se imaginan como empresarios y son meros aficionados que todavía no han caído en
la cuenta de que, sin empleados, sin trabajadores que te defiendan la empresa,
la marca, no hay negocio posible.
Muchos estudios
o pocos, masters; experiencia variada y el mismo resultado: ceguera total.
Ya sea una constructora
con presencia internacional, una distribuidora de bebidas local, un bar de
barrio, un restaurante de lujo, una empresa dedicada a la fontanería o una
empresa dedicada a la mensajería, da igual, siguen las mismas líneas de explotación
y ninguneo sistemáticos. Fingen escuchar, fingen ser muy humanos y legales,
pero solo miran por su bolsillo, desdeñando la posibilidad de facturar bastante
más y ahorrar en costes operativos, aumentando las ganancias reales; pero
claro: ¿Qué sabrán los empleados?
Estos
pseudo empresarios no cumplen la legislación vigente que establece mínimos a los
que no llegan y se preguntan, asombrados, que pasa que no funcionan las cosas.
Si resultas incapaz de escuchar a quienes trabajan cada día para sacarte la
empresa adelante, si perdes la perspectiva o no tenes la menor idea de donde te
metiste, el resultado es catastrófico: subfacturación, costes por encima de la
media, aumento de pérdidas, carencia de personal cualificado y cabreo
monumental del que permanece trabajando con la consiguiente pérdida de producción,
bajada de la calidad y poca satisfacción que se traduce en baja o nula implicación.
Evidentemente
esquilman al trabajador para sacar ganancias, si cumpliesen los mínimos
legales, tendrían que cerrar, no llegarían a poder cubrir los gastos y ni
hablemos de sacar beneficios.
En la última
aventura, mi puesto ha sido cubierto en una ruta por tres mensajeros en un caso
y por dos o uno y medio en la última ruta que hacía. En la primera, la empresa
que me pagaba o la que la contrataba se ahorraba entre 3500 y 7000 euros por
mes, así durante 18 meses. Yo cobraba por debajo del convenio, no me pagaban
horas extras, viático, nada, apenas 895 euros por mes con jornadas de entre 12
y 15 horas de lunes a viernes y trabajando un sábado cada tres. En la otra
estuve poco tiempo, un par de meses; me subieron a 930 euros por mes, siempre
con las pagas extras incluidas y no hice los números como con la que estoy desglosando.
¡Una subida descomunal! Pero muy por debajo no ya de mis expectativas, de la
realidad que dice que no hay mensajeros buenos, Mensajeros Diablos para
contratar no hay; y estos, los Diablos, no valen como los que se pueden
contratar, valen bastante más.
Siempre llorando
que no podían pagar más. Alguien ganaba, alguien era muy listo y alguien, además
de yo, muy tonto. Pero donde quiero incidir es en que mi puesto fue cubierto
por tres trabajadores y uno y medio; el récord lo tengo en cuatro que fue en la
constructora, mi amigo Oscar que era gruista me llamaba y se cagaba de la risa:
“¡Uruguayo, eres una puta maquina! Cuatro tíos y no lo hacen ni cerca como tú.”
Esa medalla es mía, no da para comer, pero sustenta el espíritu que si ayuda a
aguantar tanto basureo. A la constructora poco le importó cuadriplicar gastos y
bajar sensiblemente la calidad en harás de vaya unos a saber qué política,
cualquier cosa antes de pagar a un trabajador con arreglo a su trabajo e implicación.
A la empresa de mensajería le da lo
mismo que hagas el trabajo de tres, de uno y medio o de menos de medio, paga a
todos por igual. Es bastante surrealista, lo sé, pero pueden creerme que vale
para ellos lo mismo un trabajador que saca tres rutas y las tiene mansas como
un mar sin viento o uno que no llega a hacer ni el 25% de una ruta.
Siempre igualan
hacia abajo y no cesan de llorar que no hay personal válido. Les falta un
master en gestión de recursos humanos y avivarse de que ese es el desafío hoy
por hoy en cualquier emprendimiento: el recurso humano. Sin personal que
defienda los intereses de la empresa no llegarás lejos y desde luego no
alcanzaras el éxito. No tendrás clientes ante los que bajarte los pantalones,
ni hablar de clientes de verdad, de esos que pagan por tus servicios y asumen
que los extras, se pagan aparte.
Me quedé en la
calle en cuanto me puse a reclamar lo que se me había prometido, apenas empecé;
no me lo invento, hubo una reunión muy linda y todo, pero como siempre fue
humo, puro teatro; subir de 895 a 930 es más que una subida un insulto, hice
algunas llamadas y empecé a hacer entrevistas, a hablar con unos y otros hasta
que recibí una llamada que me resolvió el problema de no tener trabajo. Pase de
ganar 3,80 la hora con pagas incluidas a 9,70 con una salvedad: ¡trabajo solo
15 días al mes! Sin correr, parando a comer, a desayunar, ambos yantares
pagados por la empresa que además me suministra agua a espuertas y ropa de
trabajo desde el primer día con lo que se puede decir que cobro más de 9,70 la
hora.
Puede
que me den una patada en el culo, puede claro que sí, pero yo no aflojo,
trabajo como siempre: dando lo mejor de mí. Nunca sabes quién te está mirando,
nunca sabes quién te puede dar o dará una oportunidad de mejora; de momento
tengo tres ofertas de trabajo, una conseguida por una querida amiga y dos
generadas trabajando; me han visto trabajar y me quieren contratar.
Hasta
el 31 de agosto di mi palabra de que contaban conmigo en el trabajo donde estoy
actualmente, hasta el 1 de septiembre no tomaré una decisión; hay un amigo de
por medio, me recomendó y si hay algo que aprendí hace mucho, es a no dejar a
nadie con el culo al aire cuando me recomiendan; ya sea para ser portero en una
discoteca, trabajar de camarero, fontanero, peón de obra o mensajero, entre
otras actividades; sigo en mi línea, esa es mi revancha; mantener los valores y
códigos que son mi bandera sin importar la clase de desgraciados para los que
he trabajado.
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