Desde
el momento en el que entras a una clase de Judo por primera vez hasta que dejes
de entrenar o mueras, estarás aprendiendo; quemando etapas, superándote de
muchas maneras.
Al
principio todo es nuevo y solo aprender a caer se antoja difícil; es la base,
saber caer te abre el amplio abanico de técnicas que conforman el Judo; miras
a los compañeros de la clase y pensas que no lo conseguirás, hacen cosas que se
te antojan imposibles; te resulta evidente la complicación técnica que enraban
y no te ves consiguiéndolo. Si ni siquiera les aguantas el calentamiento, la
gimnasia previa ya es exigente, demoledora cuando empezas; no atinas ni a meter
suficiente oxígeno en los pulmones como para pensar en saltar sobre tres
compañeros, volar y hacer una caída.
He
notado que, por regla general, cualquier aspirante entiende las normas bastante
rápido y las observa, pero también que no suelen escuchar a quienes llevan años
de ventaja y tienen experiencia, ya han pasado por esas etapas, han pagado un
peaje, han obviado los consejos, han sido cabezones y porfiados; solo quieren
evitarte tantos rodeos e intentan aconsejarte, mostrarte el camino, la dirección
por la cual deberías ir.
Todos
hemos pensado que necesitábamos más fuerza cuando empezábamos y veíamos que nos
vapuleaban con extremada facilidad; todos caímos en la trampa de creer que se
trata de fuerza, la propia pues no teníamos cómo saber qué es la suma de las
fuerzas de ambos; fundamento que lleva tiempo asimilar y más todavía llegar a
dominar. Se puede resumir así: si tiran de ti, avanza empujando sutilmente, si
te empujan, retrocede tirando.
Claro que se escribe fácil y se lee de igual manera, llegar a entenderlo
ya no lo es tanto y dominarlo costará años de arduo trabajo pues no es tan
simple como lo escribí si bien es un buen resumen. Lo primero que hacemos es
meternos en la sala de pesas y trabajar la musculatura, generalmente antes de la
clase de Judo con lo cual estamos reventados antes de terminar de calentar y se
resiente la calidad del trabajo que hacemos en la clase.
Invariablemente
te recomendarán que dejes las pesas y hagas caídas, que las pulas por aburridas
e inicuas que te parezcan; te insistirán en eso mucho y generalmente no harás
caso; seguirás con las pesas, convencido.
Es notable que hagamos caso en
infinidad de cosas, pero se nos atragante eso de las caídas y nos metamos en la
sala de pesas e incluso preparemos en el patio de casa un circuito que nos
debería fortalecer para que no nos muevan tan fácilmente en la clase, perdiendo
la perspectiva de que quienes lo hacen, llevan mucho tiempo entrenando, han adquirido
técnicas, conocimientos que les proporcionan ventaja y algo fundamental: ¡dominan
las caídas! Al despreocuparse de ser proyectados pues no es un problema, se
enfocan en proyectar; en buscar una combinación que se resiste o simplemente ir
practicando diferentes técnicas o variantes ante un desarbolado aspirante que
nota con la facilidad que lo llevan de un lado al otro y lo sacan volando o le
levantan del tatami siempre que quieren.
Todo
sin apretar a fondo el acelerador y cuidándonos, es tan evidente que solo hay
que verles cuando se ponen con otros que tienen nivel, entonces te percatas de
que contigo están en modo juguetón; esas entradas que les ves hacer son letales
y esas caídas tienen que doleeerrrrr; o deberían, pero se levantan de un salto
y vuelven a enzarzarse. Alguno incluso ríe abiertamente, disfrutando de ser
derribado violentamente pues a todas luces, si te sacan por encima de la
cabeza, hay un metro y medio largo hasta el tatami y te impulsan haciéndote ganar
velocidad, la caída tiene que ser dura por fuerza por más que parezca que no
les pasa nada.
Cuando
dejas de ser un aspirante, un Kyu y llegas a Sho Dan, el anhelado Cinturón
Negro haces aquellas cosas que se antojaban imposibles y tratas de mostrarles
el camino a los que vienen a aprender Judo y ¡te sentís como quienes trataban
de hacerte entender que es más importante mejorar las caídas que hacer pesas!
Bueno,
ahora soy yo quien pide que hagan caídas y explica que hacer pesas no es
necesario, no en esa etapa, más adelante igual si o no pero nunca antes de ser
un experto cayendo; nunca antes de dominarlas perfectamente.
Nadie
puede recorrer el Camino por nosotros y aunque traten de facilitarnos la tarea,
hay etapas insoslayables que debemos atravesar antes de poder avanzar;
entenderlo y aceptarlo es necesario siempre que pretendas enseñarle a un
aspirante que ser un experto haciendo caídas es anterior a encarar circuitos de
pesas para fortalecerte. Hay que tener paciencia, mucha e insistir; tal y como
hicieran conmigo en su día.
Por
si alguien no entendió: primero caídas, caídas, caídas; saber caer es lo que
primero que debemos trabajar.
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