domingo, 7 de mayo de 2017

Superación.

El Judo me ha dado respuestas, herramientas, un marco con el que administrar mi carácter y también mi temperamento; me posibilito conocer gente excepcional, de una calidad humana superlativa; me otorgo responsabilidades, me hizo aceptar compromisos; me enfrento a mi lado oscuro y trabajo conmigo para empequeñecerlo y hacer que las luces fueran más potentes que las sombras. Queda trabajo por encarar, no solo a nivel técnico, a nivel humano hay que seguir trabajando, ahondar en mis miserias, destrozar el ego, el orgullo la falta de humildad y forjar algo distinto que sea mejor que cuando llegue a un tatami con 13 años. No sirve intentar ser una buena persona, hay que conseguir que quienes te tratan y/o soportan te consideren como alguien que merece respeto y ser querido, alguien a quien quieren tener cerca pues es más lo que suma que lo que resta.
Cuando entrenas con seriedad, los randoris y los shiai se encadenan acumulándose y dándote experiencia; no hay nada como combatir para sacar a la luz tu naturaleza, en un combate no se puede disimular quien sos; se ve perfectamente. Cuando el corazón galopa desbocado, la mente se nubla por la falta de oxígeno y la presión del compañero es abrumadora, más te vale haber entrenado duro, seguir haciéndolo o jamás superarás esa sensación de impotencia, de frustración.                                                                                                                                            
En cada clase tenes que tomar decisiones que afectan directamente tu desempeño; aprendes a equivocarte y vivir con eso; a ser responsable de dichas decisiones y a tener criterio para decidir esto o aquello.
Y hoy, esta mañana, me posibilitó desarmar la computadora y repararla, llevaba dos semanas rota y mis arcas están temblando; afrontar un gasto extra haciéndola reparar o comprar una nueva me habrían dejado en una situación realmente desesperada.                                                                 ¿Comoooooooooooooooo? ¿Qué tiene que ver con el Judo? Se preguntarán. Convertí mi problema en un Shiai, lo plantee como una mala situación, muy al límite, desesperada en la que ya había perdido; no soy informático, no sé nada de estos bichos, pero tengo un cerebro adiestrado en tomar decisiones, en buscar respuestas rápidamente; el punto suicida viene de fábrica; no es valiente quien se mueve obligado por las circunstancias, solo está desesperado pero aún en esa situación, hay que mantener la cabeza fría y tener criterio; recurrir al Judo, a sus maneras, a su esencia me resulta tan natural como respirar o caminar. En el Judo hay que ser inteligente, un estratega, elegir tácticas, no sirve de nada dejarse abrumar por mal que este la cosa y si es un combate, si vas perdiendo o notas que no hay nada que funcione, no hay que tirar la toalla, hay que seguir buscando algo que te permita capear la situación, hay que perseguir el Ippon con todas tus energías.                                

Recurrí a internet, busque respuestas, vi tutoriales, evalué los riesgos y tome una decisión: lo abriría e intentaría arreglarlo.
El susto era de los grandes, entraba de lleno en territorio hostil, desconocido; solo contaba con un tutorial, poca cosa, aunque fue de una facilidad pasmosa; el tutorial contenía la información precisa, exacta. Empuñando el destornillador, tratando de desentrañar cómo se sacaba la tapa, descubrí que la concentración era máxima, no había nada más en el universo que la computadora y yo; perdería o ganaría y no importaba, lo que quedaría para siempre era que destripaba mi computadora con una convicción firme, decidido a dar lo mejor que tuviera por escaso que fuese. Estaba rota, ya no funcionaba, iba a tener que gastar arreglándola o comprando otra; ya había perdido…salvo que no me entregase, excepto que fuese tan descarado como para intentar arreglarla apoyado en un tutorial y en la convicción de que podía conseguirlo, salvo si actuaba como un Judoka.
La computadora arrancó cuando la enchufe, un milagro inexplicable. Tanto como esos combates que gane y estaban perdidos; como hacerme ambidiestro por sentir que de derecha no era para nada peligroso; como volver una y otra vez a un tatami a regarlo con mi sudor a pesar de todos los obstáculos que se alían para tratar de impedirlo. Cómo escribir y que me lean.


El Judo es una búsqueda permanente de respuestas y de superación…lo he vuelto a constatar, fue un buen Shiai que no olvidaré. 

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