El bicho subió por la
pared rápido dejando un rastro baboso detrás y se escondió entre las sombras
quedando escondido de las miradas. Pensó que no le habían dado un cuerpo que le
facilitase la tarea encomendada, lo que no dejaba de ser una autentica mierda. También
es cierto que podía ser peor pero no acertaba a imaginar cómo. Para complicar
todo por los alrededores había un autóctono que no parecía muy amigable, lo que
le faltaba al bicho, toparse con un cazador siendo una alimaña chica y con
pocas armas a mano para defenderse. Ya puestos ni manos propiamente dichas tenía.
Una calamidad.
Se movió sigiloso por la oscuridad intentando no quedar expuesto en ningún
momento consciente de que un paso en falso le costaría caro. Cuando regresara plantearía
que esas coberturas fueran descartadas por inadecuadas amen de peligrosas para
los que arriesgaban el pellejo viniendo a la tierra donde todos sabían sus
habitantes eran de todo menos pacíficos. Ahora tocaba cruzar un trozo
descubierto donde se vería seriamente expuesto, no le gustaba la idea nada pero
había que hacerlo así que juntando ánimos empezó a moverse lentamente, con
sigilo, pero no tuvo suerte.
El autóctono le había estado asechando y le mato de una
certera pedrada en la cabeza que le hizo palmear alegre.