Cuando
entrenado, Judo, me dolía algo, por un golpe generalmente, yo seguía, no hay
dolor pensaba.
Pero dolía,
y mucho.
Con el paso
de los años eso me dio unas capacidades, entre otras bajar, el umbral del dolor.
Que es la más obvia, pero me dio otras: funcionar a pesar del dolor, superarme,
no achicarme, aprendí que aun mermado, lastrado, se puede ganar un combate y ¿que
es la vida? Una guerra total, permanente, con breves periodos de Paz
intercalados.
Ahora, hoy,
es la Crisis. El golpe ha sido de los más dolorosos: sin trabajo, la
incertidumbre de pagar las cuentas cuando lleguen, la peor: ¡HIPOTECA! Palabra
odiada por la mayoría hoy en día.
El cole de
los niños, el coche que se gripa, sube el IVA y por lo tanto, todo lo demás.
¿Cómo puede
ser que no sea capaz de ganar este combate? Porque estoy perdiéndolo, veo que
no ganare y sigo resignado haciendo lo mismo, encerrado en un circulo vicioso.
Estoy ciego
y no analizo la situación, no busco la grieta, no la invento, porque en
cualquier tipo de combate el enemigo tiene un punto flaco, y si carece de él,
su misma fortaleza le hace vulnerable.
El enemigo
hoy es claro: Crisis.
Me he
olvidado de que No Hay Dolor, de que hay que estar alerta y preparado, de que
no se puede ir por la Vida demostrando debilidad porque te trataran mal y nadie
se creerá que eres capaz de hacer nada.
La cabeza
alta, fiebre en la mirada, demostrar que las dificultades solo te alimentan, te
dan fuerza, te hacen superarte.
¡No hay
Dolor!