Adriana va
a viajar a
Europa, tiene fechas
de los vuelos,
sabe donde tiene
que, estar, para
asistir a los
Congresos en los
que, está interesada
en asistir y
sabe los días
libres que, tiene;
se sienta en
la computadora y
le escribe al
amigo que, piensa
visitar siempre que,
se pueda coordinar,
tiene dos amigas
que, ya le
esperan y un
amigo se acercara
para verla, ha
guardado cinco días
para estar con
él, el tiempo
máximo dedicado a cualquier
cosa que, no
sean Congresos. Le
explica que, viaja,
las fechas y
le pide confirmación.
Esta llega unas
horas más tarde:”
Encantado de ser
visitado, comparto piso
así que, deberás
compartir cama o
hacerme dormir en
el suelo. Cuando sepas
hora de llegada
a esta ciudad
decímela y coordino
para ir a
buscarte, si yo
no puedo, mandare
a alguien con un
cartel. Es una
alegría saber que,
venís Adri, beso.”
Lee el Adri
tan característico de Eduardo y
se siente feliz
de solo pensar
en verlo. Siempre
ha sido un
amigo especial aunque
se ha mantenido
fríamente alejada de
él y lo
ha tratado también
fríamente, cosa que
nunca pareció importarle
a Eduardo, lo
más mínimo, es
un mujeriego peligroso,
demasiado bandido para
facilitarle un milímetro
de ventaja, por
muy amiga que,
seas; jamás le
da ese milímetro, pero
se sabe querida
y le quiere,
no es mal
tipo, si conseguís mantenerlo
frenado. Se ríe
sola, pensándolo.
Eduardo marca
en el almanaque
la fecha manejada
de la llegada
de Adri, deberá
limpiar la leonera
que, es su
habitación, además es
imperativo comprar ropa
de cama, esas
sabanas hay que,
tirarlas, no lavarlas,
tirarlas. Para que,
no se le
olvide sale a
comprar tres juegos
completos de sabanas,
Adri es muy
quisquillosa con la
higiene, lo ha
sido siempre, hay
que, esforzarse a
fondo para que,
se sienta y
este cómoda. Son
casi tres meses,
para la semana
antes de que,
llegue Adri, solo
le falta pintar
la habitación, tampoco
hay que, volverse
loco y más
me vale que,
esto nunca se
sepa, en lo
que, a mí
concierne negare aun
bajo tortura haber
limpiado porque viene
ella, limpie por
ser absolutamente necesario
se dice, mientras
ventila la habitación.
Verla entre
el gentío le
da calorcito, esta
mas linda que,
nunca, había olvidado
lo placentero que,
es observar a
una amiga tratando
de adivinar que,
le pasa, como
se siente; la
sonrisa de Adri
es hermosa cuando
le reconoce y
le saluda con
la mano libre,
con la otra
arrastra la valija
más grande jamás
concebida. Se abrazan
sin descuidar el
equipaje, Eduardo la
apreta fuerte y
Adri aguanta, tratando
de no ahogarse.
Caminan hasta el
coche piropeándose, los
dos se ven
lindos, Adri le
chusmea un poco
como están las
gurisas o donde
están, porque algunas
viven en Usa
y otra en
Australia; se han
desperdigado, todos, por
el mundo.
Una vez
en casa de
Eduardo surge un
conflicto difícil de
resolver, es más
que, una crisis,
es el Armagedón
de la amistad
que, hasta hace
nada les unía.
-¿Cómo que
tengo que, dormir
en la misma
cama que, vos?
No me dijiste
nada de eso,
de saberlo no
venía a verte,
es muy rastrero
por tu parte.-
-Adri, cálmate,
duermo en el
suelo, no pasa
nada, no seas
niña, no lo
hice a propósito
y además nunca
te tocaría aprovechándome de
tamaña situación.-
-No soy
una niña y
no me calmo
nada, me engañaste
y no confió
lo mas mínimo
en vos metido
en una cama
conmigo, nada, no
confió nada.-
-Agarra tu
abrigo, vamos hasta
el Ciber y
lees los correos,
en el mío
te puse lo
de compartir cama
o dormir yo
en el suelo,
vamos, lo lees,
te tranquilizas un
poco y cuando
volvamos cenamos, te
acostas tranquila y
yo ya me
hago una cama
en el suelo.
Mañana buscamos un
hotel barato, te
alojas ahí y
listo.-
Adri esta
mas que, enojada,
le parece mentira
que, Eduardo le
haya hecho eso,
se siente traicionada,
le duele, tenía
una ilusión enorme
de verle y
el tarado solo
piensa en embaucarla,
como siempre por
otra parte; la
boba es ella
y nadie más.
La caminata hasta
el Ciber es
larga, Adri percibe
que Eduardo está
preocupado, cree que,
es porque le
salió mal la
jugada, ella no
va a dormir
con él, ni
muerta. Eduardo lamenta
haberla ofendido y
haberla hecho enojar.
Tienen que, esperar que,
quede libre un
ordenador, ni se
hablan, la tensión
se corta con
un cuchillo, se
libera uno y
Adriana aporrea el
teclado furiosa, maldito
traidor, gusano, no
sabe como alguna
ves creyó que,
eran amigos, todos
los malditos hombres
son iguales, unos
enfermos sexuales, parecen
monos. Abre la
carpeta recibidos, busca
el mensaje y
lo abre, lo
lee decidida a
mostrárselo a Eduardo
y refregárselo por
la cara, la
prueba de su
traición; lo lee
y se quiere
morir: “Encantado de
ser visitado, comparto
piso así que,
deberás compartir cama
o hacerme dormir
en el suelo.
Cuando sepas hora
de llegada a
esta ciudad decímela
y coordino para
ir a buscarte,
si yo no
puedo, mandare a
alguien con un
cartel. Es una
alegría saber que,
venís Adri beso”
Si que, se
lo dijo. Se
gira para mirarlo
y lo ve
recostado al mostrador
mirándola.
-Perdóname, yo no caí,
si que, me
avisaste.- Se moría
de ganas de
mirar al suelo,
se obligo a
mantener sus ojos
en los de
Eduardo, que desastre
mas grande.
-Tranquila, te
dejo la cama,
duermo en el
suelo y Adri: jamás
te robaría una
caricia ni un
beso, mucho menos
te forzaría, para
mí no tiene
gracia, si la
mujer no colabora
activamente y demuestra
estar entusiasmada con
la idea de
intercambiar fluidos y
todavía más si
es una amiga,
una mujer que,
conozco desde guachita,
entonces la precaución
es extrema, nunca
te perdería por
cogerte una noche
o dos.-
-Es tan
mala tu fama
respecto a este
tema y me ha costado
tanto siempre mantenerte
alejado que, me
sentí traicionada y
pensé que, era
una estrategia para
abusar de mi.-
-Eso no
lo dijiste nunca,
vámonos a casa,
es tarde.-
Caminan varias
cuadras en silencio,
los dos perdidos
en sus pensamientos
hasta que, Adriana
le agarra la mano entrelazando
los dedos igual
que, cuando eran
guachos y caminaban
volviendo de bailar
o en la
playa ellas, obligaban
a que, ellos,
las acompañaran a
caminar. Cenan todavía
bastante cortados y
llega el momento
de acostarse, para
entonces Adriana no
pensaba permitir que,
Eduardo durmiera en
el suelo, aunque
tampoco pensaba hacer
ningún tipo de
intercambio de fluidos,
ni saliva tenía
intenciones de mezclar.
-Dormimos los
dos en la
cama.-
-Adri, no
pasa nada, no
me muero por
dormir en el
suelo.-
-Dormís en
la cama, por
favor.-
-Dale, salgo
y vengo en
quince minutos, espera
que, me llevo
mi pijama.- Eduardo
agarra un short
y encara la
puerta.
-¿Un short es
tu pijama?-
-Duermo desnudo,
como estas vos me visto,
ese edredón da
mucho calor, como
te pongas mucha
ropa te vas
a asar y
dormirás mal, deberías
quedarte en tanga
y una camiseta
larga como mucho,
en el segundo
cajón hay camisetas
agárrate la que,
quieras.-
Adriana se
pone medias y
arriba un pantalón
de Jogging, son
tres capas si
contamos la tanga,
es imposible que,
no se despierte
si Eduardo finalmente
lo intenta, arriba
camiseta y por
encima el canguro
del Jogging. Se
tapa hasta el
cuello y espera
un poco nerviosa
que, Eduardo entre,
cuando lo hace
y se acuesta
bien alejado de
ella, dándole las
buenas noches, se
mantiene a la
expectativa con la
sana intención de
defender su honor
pero está muerta
y se duerme. Despierta toda
empapada de sudor,
se está asando.
Verifica que, Eduardo
duerme y se
desviste, busca una
tanga seca y
una camiseta, mientras
se la pone
lo mira tan
al borde que,
igual se cae,
ahora es cuando
más lejos debería
tenerlo, esta medio
desnuda, le sería
muy fácil a
él, aprovecharse; se
mete en la
cama y lo
abraza atrayéndolo hacia
ella, se duerme
mirándolo. Despiertan abrazados
y Eduardo retrocede
cómicamente haciéndola reír,
cuando ella patea
el edredón y
es evidente que,
va muy livianita
de ropa, Eduardo
se tapa los
ojos gimiendo, provocándole
a Adriana un
verdadero ataque de
risa. Mientras Adriana
usa el baño
Eduardo piensa en
cuando ella se
puso cómoda, se
acostó vestida para
el polo, y ¿en qué
momento él, la
abrazo?, se consuela
pensando que, fue
dormido y que,
Adriana, no parece
molesta. Después de
hacer uso del
baño Eduardo, desayunan
y salen a
recorrer museos y
lugares históricos para
que, Adriana conozca
la ciudad un
poco.
Pasan los
días recorriendo la
ciudad, haciéndose miles de fotos
y durmiendo juntos
sin que, haya
nada parecido al
sexo; Adriana entiende
a Cris, la
única que, se
animo a meterse
en la cama
con Eduardo tanto
para intercambiar fluidos
como para dormir
abrazada a él,
Cris siempre dijo
que si una
mujer se metía
en la cama
con Eduardo y
le había dicho
que, no quería
que, pasara nada,
no pasaba nada,
había que, decirle
que sí, que
querías jugar para
que él, lo
supiera y no
te viera como intocable.
Se despierta varias
veces y lo
mira dormir, parece
un niños desvalido;
pierde el miedo
y se pone
de espaldas a
él o lo
abraza. En esos
días descubre varias
facetas que, desconocía
de su amigo
y un par de
cosas
sobre sí misma:
no le costaría
nada dejar que,
la desnudara y
jugar a ser
invadida; en ocasiones
es una histérica
muy boluda. La que, le
armo nada más
llegar y ahora
maneja pedirle ella,
que no vea
a la amiga,
solo a la
mujer y mientras
se lo dice,
desnudarse.
La última
noche pasean otra
vez por la
parte antigua, Adriana
esta maravillada, es
un encanto de
ciudad, preciosa. Cenan
unos refuerzos acompañados
de un refresco
sentados en una
fuente mirando a
la gente ir
y venir. Hay
turistas, gente de
la ciudad y
un montón de
buscavidas, todos interaccionando entre
las callejuelas y
las plazas. Adriana
se para a
mirar un vestido
que, le gusta en
una tienda que,
asombrosamente se mimetiza
con la zona,
Eduardo la mete
agarrándola de la
mano y termina
comprándoselo solo porque
él, le dice
que, le queda
lindo, que esta
linda y en
sus ojos aletea
el deseo. Caminan
despreocupadamente y Adriana
se percata de
que, han rodeado
una zona.
-¿Por
qué esquivamos esa
zona?, ayer también
la rodeamos.-
-Es el
Barrio Chino, es
peligroso entrar, hay
mucha prostitución y se venden
drogas. Por eso
lo rodeamos.-
-Quiero entrar.-
-¿Al Barrio
Chino? ¿Para qué,
queres hacerlo?-
-Quiero ver
de cerca lo que, pasa
en un barrio
marginado, es mi
única oportunidad, solo
vos me meterías
por un extremo
haciéndome salir por el
otro,
es esta noche,
es ahora.-
-Bien, nos
abrazamos, somos novios,
no mires a
nadie a los
ojos, ni fijes
la vista, si
pasa algo soltame
y pégate a
una pared, si
me pegan y
caigo al suelo,
no corras, mirándolos
a los ojos
pedís paso, te
dejaran salir, para
un taxi y
ándate a casa,
¿entendiste?-
-Si.-
-Vamos a
darnos una buena
ducha de marginalidad.-
Eduardo agarra
a Adriana del
cuello, ella lo
hace de su cintura, hacen
una linda parejita
para quienes los
observan meterse en
el Barrio Chino,
o van a
comprar la sustancia
que, consumen o
han cometido un
terrible error. Igual
es un error
en cualquier caso.
Lo primero que,
ve Adriana es
a una niña
de unos 11
años haciéndole una
mamada a un
tipo gordo y
viejo; pocos metros
más adelante dos
negros de clavan
una aguja por
turno. A lo
lejos la calle
aparece cortada de
tanta gente. En
los portales las
putas ofrecen sus
servicios, un tipo
se les para
enfrente, pero unos
segundos mirándose con
Eduardo le hacen
apartarse e irse.
La segunda niña
está apoyada con
las manos en
la pared del
callejón, un tipo
la penetra por
detrás, la niña
chilla, Adriana empieza
a llorar. Llegan
a la primera
fila para comprar
droga, el aspecto
de quienes la
hacen es variopinto,
la mayoría sucios
y desastrados. Dos
patrullas aparecen de la nada,
hay un revuelo
hasta que, detienen
a un tipo
que, forcejea violentamente. El
Policía más veterano
mira a la
parejita de novios
fuera de lugar,
habrán venido a
comprar drogas piensa,
cambia de idea
cuando ve los
ojos del noviecito,
esos no consumen,
ni están perdidos
ni necesitan nada,
les olvida y
se dedica a
ayudar a los
compañeros a meter
al detenido en una
patrulla y se
van, dejando que,
la rutina vuelva
al barrio. El
montón de gente,
es, otra fila
para comprar droga.
Un jovencito de
unos catorce años
le ofrece a
Eduardo una mujer
joven, 17 años,
para que, hagan
un trió, destaca
que es dócil,
está sana y
no la asusta
nada. Casi llegan
a la salida,
Adriana llora a
mares, parecía una Película pero
era pura realidad,
pura miseria, cuando
un tipo les
cierra el paso.
-Para hacer
una visita al
Barrio Chino hay
que, pagar. Si
no tienen 200
euros me meteré
en el callejón
con ella y
me cobrare.- Adriana
se suelta y
se pega a
la pared con
los ojos desbordándole
la cara. Puede
que, no haya sido buena
idea después de
todo meterse en
ese barrio.
-Si queres
entras conmigo, ella
no entra a
ningún lado.-
-Tengo una
navaja que, dice
lo contrario.-
-Si la
sacas te la
clavare en el
culo, si la
dejas guardada y desapareces en
un callejón, olvidare
que, te he
visto, no quiero
lastimarte pero tampoco
me importara hacerlo.-
Algunos curiosos se
van acercando pero
en este barrio
cada uno se
ocupa de lo
suyo, quien lo
olvide descubrirá rápido
que, es malo
para la salud.
-¿No te
importara?-Pregunto sacando la
navaja y yendo
a buscar a Eduardo, que,
no le espero
si no que,
redujo la distancia,
le agarro la
mano armada y
de alguna manera
lo hizo volar
por sobre su
cabeza haciéndolo darse
un golpe horrible
contra el suelo,
se escucho a
un hueso romperse y
acto seguido se
vio a la
victima clavarle profundamente
la navaja en
una nalga.
-Vámonos Adri.-
-¿Qué fue
eso?-
-Nada, le
enseñaba educación.-
-Es horrible, esas niñas,
la gente drogándose
en las calles,
en las esquinas,
tantas prostitutas, la
Policía que, entro
solo a buscar
al que, detuvieron……horrible y
vos peleándote con
uno armado de
una navaja, estás
loco de remate,
no debiste hacerlo.
Es como una
maldita película.-
-Es mejor,
es real, imposible
que, una película
se acerque a
esta autenticidad.-
-Fue una
locura meternos, no
debiste hacerme caso, pensé que,
te mataría…-
-Y terminarías
con él en
el callejón.-
-Ni me
lo recuerdes, que
repelús.-
Tras cenar
se acuestan, es la última
noche, Adriana se va cerca
del mediodía. De
tanga y camiseta
se abraza a
Eduardo ya sin
desconfianza, se duerme
instantáneamente. Eduardo la
mira dormir relajada,
probablemente nunca más
la tenga en
brazos así, ni
en una cama,
sin probablemente, jamás
volverá a darse;
aprovecha y se
llena de ella
mirándola hasta que,
se duerme. Cuando
se despierta, ella
le está mirando,
le dice buenos
días y le
da el beso
más cargado de
ternura que, jamás
le diera una
amiga, alguna novia
le dio besos
bien llenitos de
ternura, pero una
amiga jamás puso
tanta ternura en
un beso para
él.
-Sos un
tierno, un hombre
dulce. Lo ocultas
tras tanta violencia
y desparpajo que,
nunca lo vi
hasta ahora. Saberme
tu amiga me
llena de orgullo.-
-Muchas gracias,
dame otro beso
tan cargadito de
ternura y tendrás
un esclavo, además
de un amigo.-
-Encantada.-
La mañana
voló rumbo al
pasado rauda, exigente,
quería separarlos puede
que, para siempre.
Matearon mientras Adriana
acondicionaba la valija,
rememoraron cuando se
conocieron, cuando eran
jóvenes, muy jóvenes.
Cuando todo estuvo
pronto se sentaron
en el comedor
y dejaron transcurrir
el tiempo que,
les quedaba para
disfrutarse, tenerse. Ante
la pregunta directa
de Adriana, de si, había
pensado hacer el
amor con ella,
Eduardo contesto con
un firme: si. Ante
la pregunta directa
de si antes,
cuando eran jóvenes,
lo había pensado,
Eduardo volvió a
contestar que, sí.
Ante la pregunta
directa de si
lo había echo
con alguna de
las gurisas, Eduardo
contesto que, eso
debía preguntárselo a ellas.
Eduardo no tenia
preguntas, ninguna.
Con el
taxi esperando se
abrazan bien apretado,
Adriana llora, ignora
cuando le volverá
a ver o
si eso pasara,
Eduardo le pide
el último beso,
pensa que, es
el ultimo, le
susurra, Adriana se
lo da en
la comisura de
los labios, se
suelta y sube
al taxi. Eduardo
ve al coche
irse llevándosela y nota como
la soledad lo
abraza, llenándolo……le quedan
sus risas y esos besos
llenos de ternura
y un vacio
sideral en la
cama, además de
la terrible duda
de si no
debió haberla tratado
más profundamente en
el pasado, más
íntimamente. Siente como
si acabara de
despedir a una
novia, pero al
final, ¿Qué son
las amigas, si no novias
potenciales?