Cansado de
escuchar a los
jovencitos quejarse de
que su compañero
eventual pesaba más
y rebatirles diciéndoles que
no importaba, que
trabajaran sin detenerse
en eso, surque
Internet buscando ejemplos
claros, anote varias
direcciones http en un papelito
donde había reflejado
quien enfrentaba a
quien, conocidos Judokas
Japoneses en el
Open de Japón,
en muchos casos
desconocidos completamente para
mis azotes y
para muchos otros;
junto a cada
nombre puse peso
y estatura. También
que destacaba del
video para que
prestaran atención. Entregue
el papelito al mas llorón
con el tema
de pesos. Circulo
entre ellos, algunos
miraron otros no.
Siguieron en la
de ellos, firmes
y convencidos. Uno se acerco
admirado de que
con 30 kilos
de diferencia, el más liviano
ganara por Hantei,
aguantándole los zarpazos
al oso que tenía delante
y escapándose del
suelo. Y el combate que perdió
el
más liviano, 35
kilos menos que
su rival, en
los últimos segundos. Le parecía
increíble. Y
en cierta medida
lo es, son excepcionales Judokas
que han aprendido
mucho Judo y además han
competido mucho, esa es una
mezcla explosiva, es una mezcla
que quien la
posee no puede
disimular, se le
nota.
Yo pensé que
todos dejarían de
lamentarse de las
diferencias de peso,
estaba equivocado, siguieron,
supongo que siguen.
Como siguen las
quejas y lamentos
cuando se enfrentan
a alguien capaz
de trabajar por
los dos perfiles
y dispone de
varias técnicas efectivas
por ambos lados,
una verdadera pesadilla.
Se les ha
dicho miles de veces
que
trabajen por el
lado malo, son
sordos y aunque
los obligues, no
hay avance puesto
que no creen
que sea posible
ni ser capaces.
Esforzarse está descartado
y buscar los
limites no está
de moda. Y
esa es la tónica
general,
es la de
cada día.
Por eso
toparte con un
jovencito que hace
preguntas interesantes que además demuestran
que se ha
estado fijando, que
ha puesto interés,
resulta una sorpresa
y un placer.
Para contestarle y
enseñarle y explicarle
todo lo que
ha visto y
lo que se le ha
escapado, hacen falta
años y ganas
por las dos
partes, pero ahí me
descubro empezando por lo más básico, mostrándole un
poquito, apenas, adonde
se encamina.
Otra vez
en el camino
de darle a
otros lo que
a mí me
dieron, Judo, simplemente
por asegurarme de
que este jovencito
pueda un día pasárselo
a
otro. Otra madrugada
buscando videos, ejemplos,
Judokas específicos que
sirvieran de modelo.
El modelo que
quiero para él
claro está, yo
no salgo en ningún
lado
y compitiendo nunca
gane nada, pero
me puede ver
en clase, en
directo. Aunque no pretendo ser
su modelo si voy a
ser ejemplo.
Con el material
que tengo para
darle y sin
saber el motivo,
las circunstancias, que
Dioses intervinieron y cuáles no;
me veo parado
frente a la estantería
que
ejerce de biblioteca,
escasa, flaca, paupérrima en
cualquier aspecto y esperándome
agazapado esta:
Shu Taira y
su libro en
dos tomos, La
Esencia Del Judo,
del 2009. Lo
compre para regalárselo a
mi viejo, él sabía como
nadie más, que
yo haya conocido,
extraer técnicas de
las hojas y
los dibujos, tanto
que sin salir más lejos
de Argentina o
Brasil, se mantenía perfectamente
al día técnicamente.
Bueno es un
regalo que todavía no
le mande, fue leído
una vez
y consultado varias,
solo yo lo he disfrutado.
Y ahí estaba,
como dije agazapado,
medio en penumbras,
mirándome. No dude
ni media milésima de
segundo, se lo prestaría
al
jovencito, mi viejo
lo aprobaría sin
ninguna duda, hasta
se ofendería si
llegara a saber
que deje a
Shu Taira en
el estante para
que él, lo
disfrutara o no y privara
al jovencito de
acceder a él.
Releí el
prologo, lo escribió el
mismo Jin Taira,
hermano y coautor
del libro. Es poesía…vida….Judo, elegí
este fragmento, cortado,
quien quiera leerlo
completo ya sabe:
busquen el libro,
siéntense en un
lugar amable o
en el Dojo
vacio y disfruten:”…luz, sol,
oculto en su
maleta permanece atrincherado
en blanco Judogui,
esperando…”