sábado, 22 de febrero de 2014

Mecanismos.

¿Qué pasa cuando nada funciona y todo se desmorona? En esa situación, es cuando afloraran todos los mecanismos, que hayas, estado trabajando y puliendo y que traías desde la cuna o aprendiste de bien chiquito; mas los que hayas ido sumando, consciente o inconscientemente, a lo largo de los años. Si estas acostumbrado a fajarte con los desafíos que la Vida te propone, cuando las cartas salen muy mal y la mano no sirve, ni para quemarla, entonces solo actuaras, reaccionaras, conforme sea, a esas alturas, tu naturaleza. Está claro que no somos todos iguales, ni reaccionamos igual, ante la misma dificultad y que ni siquiera tenemos, vividas, las mismas experiencias. Lo que para mí es evidente y natural, puede no serlo para otros, y no lo es. Cuando todo se desmorono y yo no funcionaba; lo que me saco, adelante, fue la convicción, profundamente arraigada, aun en la niebla farmacológica, en la que alentaba; de que dependería de mi y solamente de mi, cambiar esa situación. Ser obediente, seguir las indicaciones, tomar la medicación, hacerme cargo y aceptar que era Bipolar, que mi vida acababa de cambiar, poco o mucho y puede que demasiado, pero habia cambiado; lo hice en días, a la velocidad de la luz. Corte camino, a pesar del miedo, las dudas, la rabia, la incertidumbre y los interrogantes. Dependía de mí y sigue dependiendo. Contaba y cuento, con una herramienta poderosa, sublime, esquiva y difícil de definir; tan simple como una gotita de agua y tan compleja como un océano. Incluso la Psiquiatra, que al principio me hablaba hastiada, queriéndome convencerme de que me disfrazara de pato, que era lo adecuado, me sería fácil, oponiéndose a mi elección y argumentándola (Tenía razón, no fue fácil) acepta hoy, que le gustaría que todos sus pacientes, tuvieran esa herramienta y pudieran valerse de ella, para mejorar. En un Dojo, mi nueva casa, desde sendos cuadros, los fundadores del Judo y del Aikido, nos observan, me observan y cada vez que les saludo, siento agradecimiento. Profundo agradecimiento y a los hombres, mis Senseis, que me enseñaron que no hay enemigo demasiado grande ni fuerte, si entrenaste duro, con honestidad, llegado el momento, lo descubrirás. La familia también es puntal, soporte, red de contención; Luna es el Sol, domesticado y metido en casa, desde sus 8 años, de una mirada, al pasar, me saca perfectamente el estado de ánimo, no erra la bandida. Mari hace lo que puede, le toco un crudo de los bravos, resabiado, mordedor y pateador. Los amigos y amigas. Mi riqueza, desde siempre, he perdido, algunos, últimamente; desempeñan un papel vital en mi vida, son la familia que elegí o que me eligió, libremente. La memoria no me funciona bien, los meses exactos, que llevo sin crisis, no los sé, andan por los 25 y no son una victoria, es solo presentar batalla; ir aprendiendo de mi y del adversario. Descubrir donde soy fuerte y cuales mis flaquezas y descubrir asimismo, donde le duele más, que le ataque. No por ser un combate que no puedo ganar, dejare de intentarlo, buscare que sea una victoria clara o en última instancia, un empate; lo que no contemplo de ninguna manera, es la derrota. Gracias a todos, incluso, quienes no son familia ni amigos, pero intervienen en mi vida o han intervenido puntualmente; yo puse el 1000 % de mi, pero, sin ayuda, no habría conseguido, estos 25 meses. La idea de este post nace hablando con Fran que me dijo que me veía muy bien y me pregunto porque entrenaba tanto, sin ninguna necesidad y le respondí, que por las dudas, por si era necesario, alguna otra vez; recurrir a todo lo que el Judo me enseño y enseña. Por si necesito, perder con honor, llegado el caso, sabiendo que no deje nada, puse todo en la parrilla.

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