En
Teresa, en la
persona que trituramos
con saña, por
distintas razones, ninguna
edificante. No creo
que te hayas
equivocado, no creo
que cometieras ningún
error, te jugabas
la vida al
hacerlo; simplemente te habían abandonado
tus superiores, antes
de que pasara
nada y ahora,
también nosotros, en nuestra ignorancia
y miedo. Tanto si sabían lo
que hacían, como
si lo ignoraban
y puede que
sean ambas; han
demostrado y demuestran
poca preparación o
ninguna, para afrontar
asuntos que son
peligrosos, no potencialmente peligrosos,
directamente peligrosos. Y
ahora vos estas
enferma, el virus
te infecta y
parece que la
culpa es tuya.
La culpa es
nuestra, de todos
nosotros por no
haber sabido elegir
mejor a nuestros
gobernantes, ni construir
una sociedad mejor,
a todos los
niveles, en ningún
caso tuyo, que cumplías con
tu trabajo, poniendo
en riesgo tu
vida y sabiéndolo,
lo que no te
hace menos valiente.
Ni a tus
compañeras y compañeros,
que cada día
trabajan aliviando el
dolor ajeno, cuidando
a quienes lo
necesitan, con una
cuota de humanidad,
que todos deberíamos
tener.
Victima de tus
Jefes, de nuestra
Ministra y nuestro
Gobierno; de la
incapacidad manifiesta de hacer nada
a derechas, crean
ellos lo que
crean. Lamento Teresa
que afrontes esto
casi sola, de corazón; deseo que
le ganes al
Ebola y sigas
adelante a pesar
de mentiras y
engaños. Deseo que
puedas y quieras,
seguir poniéndote la
bata y trabajar
para quienes en
sus camillas, esperan
ansiosos tu sonrisa,
ese reproche si
no fueron al
baño o no se comieron
todo lo de la
bandeja, ese ánimo
cuando toca hacer
algo doloroso, pero
hay que hacerlo. Tu alegría cuando
me ves abandonar
la planta, tu dolor
cuando no lo
consigo. Sos más necesaria que
todos los que
te deberían cuidar
y no saben
hacer su trabajo
o no quieren
hacerlo bien o se
vendieron. ¡Animo Teresa!
No hay comentarios:
Publicar un comentario