domingo, 14 de diciembre de 2014

Disfrutar jugando.

 

Cuando se puede, jugamos mezclando estilos o sistemas de combate diferentes. Eso solo puede hacerse con otros Budokas y por eso hay pocas oportunidades de hacerlo, pues ademas no debe haber testigos, los jovencitos no tienen ni que imaginar que lo hacemos y así es difícil, conseguir minutos; pero los conseguimos, jejejejeje. Yo solo se Judo y entonces, es lo que uso y puedo hacerlo, porque mi amigo en este caso, sabe caer perfectamente, por lo que tengo resuelto, el gran tema de proyectarlo sin lastimarlo, encima estamos puliendo las caídas, se anoto a mi clase, así es más fácil todavía jugar. Soy más pesado y alto que él, también más lento. Evidentemente, sus manos me llegan a la cara, al pecho y los flancos, pero en cuanto lo agarro, es historia y la caída está asegurada, también el remate en el suelo, que invariablemente le adjudico. La primera vez que jugamos, ya comento que la efectividad mía, era abrumadora en el cuerpo a cuerpo y que notaba que yo, sabía perfectamente que hacer sin importar sus movimientos defensivos y que notaba el trabajo de años, lo consideraba superior al suyo. En el suelo paso lo mismo, le gusto especialmente, la velocidad con la que le atacaba el cuello y lo estrangulaba; se notaba perfectamente que era un trabajo fijado, tras mucho trabajo y le parecía realista, eficaz y rápido, determinante para resolver un combate. Siempre me ataca con sus puños y cada ves resuelvo, como buenamente puedo, jamás entrene una guardia, adapto la mía, cerrando un poco los brazos y nada más. Le fascina como busco pegarme como una lapa, aceptando recibir sus golpes en el proceso, consciente de que alejado, soy vulnerable, fácil de superar. En su caso, no usa las piernas, solo los puños y si puede, también intenta derribarme y definir en el suelo, pero sus proyecciones, son meras maneras de llevar al suelo, no definirían un combate por sí mismas. Como ahora, hace Judo, le enseño lo que no sabe, para que sus técnicas, sean efectivas de verdad, tanto de pie, como en el suelo; avanza rápido, pone ganas y tiene muchos años en un tatami, posee la actitud. Preocupado por el tema de la defensa personal y la falta de Judogui en esa situación, de donde poder agarrar, pregunto cómo lo resolvería y le hice un muestrario rápido, agarrando las muñecas, la cabeza, abrazando la cintura, agarrando el pelo o las orejas y derribándolo con distintas técnicas, nos reímos mucho y simplemente nos carcajeamos cuando lo agarre de una oreja y con la otra mano, del pantalón, abajo de los testículos, lo planche y le comente que 5 cm más arriba y se tiraba solo. Esa le encanto, la vio sumamente eficaz, incluso, con rivales más grandes pero le dije que conmigo no la probara, por las dudas. Quiso saber cuándo entrenábamos esas técnicas y se lo dije: nunca. Era con él, que las hacía, sin haberlas visto antes, pero eran lógicas, meras adaptaciones de técnicas de Judo; era pura diversión, si necesitaba defenderme, seguramente me saldría algo que estuviera haciendo desde hacía años y si debía improvisar, sería como en ese momento: agarrar de donde se pudiera y en base a eso, usar una técnica o adaptación, muy fácil. En el suelo era evidente que necesitaba trabajo, aprender a defender el cuello y a estrangular, pero eso en la clase normal, se iría solucionando. Cuando le plantee que me enseñara algo, para sumarlo a mis conocimientos, se rio encantado y me soltó que siguiera con Judo, si tenía claro que para definir una hipotética pelea, me darían algún golpe hasta que agarrara y entonces, estaba definido el combate a mi favor por lo que estaba viendo, mejor ahondar en lo que ya sabía. Ahora intenta estrangularme, está decidido a conseguirlo y yo a ponérselo, bien difícil, aunque aprende rápido, el bandido y hace caso a las indicaciones. Lástima que tenemos poco tiempo para jugar, siempre es interesante, hacer otros enfoques y nunca está de más, reír y disfrutar, bien acompañado, constatando de paso que no estoy encorsetado; puedo crear soluciones efectivas, ante situaciones nuevas, sin haberlo visto jamas antes, recurriendo a las bases del Judo, esas que me enseñaron, asegurándose de que las aprendía. Créanme cuando leen que su cara fue de pasmo, cuando le hice quedarse en camiseta y lo proyecte agarrándole de brazos, muñecas, cabeza, orejas, pelo u hombros, desmontandole eso de que necesitamos un Judogui al cual agarrar, para ser efectivos conjurando una amenaza. Y la seriedad que demostró, cuando le pulí ciertos movimientos que tenia mal aprendidos y simplemente le adapte los agarres y desplazamientos, para hacerlos más efectivos sin luchar contra años de malas enseñanzas, solo dandole un enfoque diferente; fue tremenda, sentencio que solo un Sensei tiene esa capacidad, le explique que hago trampas, copio a mis Senseis, yo nunca llegare a serlo, ni siquiera lo intento, bastante tengo con tratar de mejorar lo poquito que sé, pero eso no es óbice para que no ayude a los compañeros a desplegar sus alas, mejorando su Judo todo lo que puedan, algo que también le copie a mis Senseis quienes daban el maximo y exigían asimismo el maximo de sus alumnos, el maximo de cada uno, por supuesto.

                                      


No hay comentarios:

Publicar un comentario