Cuando
se puede, jugamos mezclando estilos o sistemas de combate
diferentes. Eso solo puede hacerse con otros Budokas y por eso hay
pocas oportunidades de hacerlo, pues ademas no debe haber testigos,
los jovencitos no tienen ni que imaginar que lo hacemos y así es
difícil, conseguir minutos; pero los conseguimos, jejejejeje.
Yo solo se Judo
y entonces, es lo que uso y puedo hacerlo, porque mi amigo en este
caso, sabe caer perfectamente, por lo que tengo resuelto, el gran
tema de proyectarlo sin lastimarlo, encima estamos puliendo las
caídas, se anoto a mi clase, así es más fácil todavía
jugar. Soy más pesado y alto
que él, también más lento. Evidentemente, sus manos me llegan a la
cara, al pecho y los flancos, pero en cuanto lo agarro, es historia y
la caída está asegurada, también el remate en el suelo, que
invariablemente le adjudico. La primera vez que jugamos, ya comento
que la efectividad mía, era abrumadora en el cuerpo a cuerpo y que
notaba que yo, sabía perfectamente que hacer sin importar sus
movimientos defensivos y que notaba el trabajo de años, lo
consideraba superior al suyo. En el suelo paso lo mismo, le gusto
especialmente, la velocidad con la que le atacaba el cuello y lo
estrangulaba; se notaba perfectamente que era un trabajo fijado, tras
mucho trabajo y le parecía realista, eficaz y rápido, determinante
para resolver un combate. Siempre me ataca con sus puños y cada ves
resuelvo, como buenamente puedo, jamás entrene una guardia, adapto
la mía, cerrando un poco los brazos y nada más. Le fascina como
busco pegarme como una lapa, aceptando recibir sus golpes en el
proceso, consciente de que alejado, soy vulnerable, fácil de
superar. En su caso, no usa las piernas, solo los puños y si puede,
también intenta derribarme y definir en el suelo, pero sus
proyecciones, son meras maneras de llevar al suelo, no definirían un
combate por sí mismas. Como ahora, hace Judo, le enseño lo que no
sabe, para que sus técnicas, sean efectivas de verdad, tanto de pie,
como en el suelo; avanza rápido, pone ganas y tiene muchos años en
un tatami, posee la actitud. Preocupado por el tema de la defensa
personal y la falta de Judogui en esa situación, de donde poder
agarrar, pregunto cómo lo resolvería y le hice un muestrario
rápido, agarrando las muñecas, la cabeza, abrazando la cintura,
agarrando el pelo o las orejas y derribándolo con distintas
técnicas, nos reímos mucho y simplemente nos carcajeamos cuando lo
agarre de una oreja y con la otra mano, del pantalón, abajo de los
testículos, lo planche y le comente que 5 cm más arriba y se tiraba
solo. Esa le encanto, la vio sumamente eficaz, incluso, con rivales
más grandes pero le dije que conmigo no la probara, por las dudas.
Quiso saber cuándo entrenábamos esas técnicas y se lo dije: nunca.
Era con él, que las hacía, sin haberlas visto antes, pero eran
lógicas, meras adaptaciones de técnicas de Judo; era pura
diversión, si necesitaba defenderme, seguramente me saldría algo
que estuviera haciendo desde hacía años y si debía improvisar,
sería como en ese momento: agarrar de donde se pudiera y en base a
eso, usar una técnica o adaptación, muy fácil. En el suelo era
evidente que necesitaba trabajo, aprender a defender el cuello y a
estrangular, pero eso en la clase normal, se iría solucionando.
Cuando le plantee que me enseñara algo, para sumarlo a mis
conocimientos, se rio encantado y me soltó que siguiera con Judo, si
tenía claro que para definir una hipotética pelea, me darían algún
golpe hasta que agarrara y entonces, estaba definido el combate a mi
favor por lo que estaba viendo, mejor ahondar en lo que ya sabía.
Ahora intenta estrangularme, está decidido a conseguirlo y yo a
ponérselo, bien difícil, aunque aprende rápido, el bandido y hace
caso a las indicaciones. Lástima que tenemos poco tiempo para jugar,
siempre es interesante, hacer otros enfoques y nunca está de más,
reír y disfrutar, bien acompañado, constatando de paso que no estoy
encorsetado; puedo crear soluciones efectivas, ante situaciones
nuevas, sin haberlo visto jamas antes, recurriendo a las bases del
Judo, esas que me enseñaron, asegurándose de que las aprendía.
Créanme cuando leen que su cara fue de pasmo,
cuando le hice quedarse en camiseta y lo proyecte agarrándole de
brazos, muñecas, cabeza, orejas, pelo u hombros, desmontandole eso
de que necesitamos un Judogui al cual agarrar, para ser efectivos
conjurando una amenaza. Y la seriedad que demostró, cuando le pulí
ciertos movimientos que tenia mal aprendidos y simplemente le adapte
los agarres y desplazamientos, para hacerlos más efectivos sin
luchar contra años de malas enseñanzas, solo dandole un enfoque
diferente; fue tremenda, sentencio que solo un Sensei tiene esa
capacidad, le explique que hago trampas, copio a mis Senseis, yo
nunca llegare a serlo, ni siquiera lo intento, bastante tengo con
tratar de mejorar lo poquito que sé, pero eso no es óbice para que
no ayude a los compañeros a desplegar sus alas, mejorando su Judo
todo lo que puedan, algo que también le copie a mis Senseis quienes
daban el maximo y exigían asimismo el maximo de sus alumnos, el
maximo de cada uno, por supuesto.
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