He
dedicado un tiempo a meditar porqué ciertas cosas son para
mi tan evidentes y para otros no. La conclusión a la que
llegue es esta: me enseñaron perfectamente las bases.
Perfectamente. El edificio dependería más de mi, pero los
cimientos, puestos por los Senseis, son firmes, profundos y
soportan la erosión provocada por el paso del tiempo, se
que esa era, exactamente la idea. Pude aprender de Senseis,
supongo que no todos pueden decir lo mismo y que quienes
podrían hacerlo, estaban muy distraídos y no aprendieron
nada, nada relevante.
Aprender
a caer y saber todos los tipos de caídas, para un
Judoka, no es algo opcional, es fundamental. Saber saludar
correctamente y hacerlo siempre que se debe saludar, no es
algo opcional. Ser puntual, respetuoso, no faltar, esforzarse,
colaborar con los compañeros, no llevar nada que pueda
lastimarte u a otros, ser humilde y etcétera, no es
opcional.
Son
cuestiones de obligada observancia. ¿Lo digo yo? Si, claro,
pero no lo especifique yo, así me lo enseñaron;
simplemente me limito a seguir las enseñanzas que recibí
en su día.
No
soy quien para calificar la calidad del edificio que estoy
construyendo, eso compete a otros pero no me verán llegar
a clase descalzo, con el cinturón colgado del cuello o en
la mano, ni llegar tarde, dejar el teléfono bien a mano
para que suene en medio de la clase o explicar algo y al
ver las caras de pasmo de quienes soportan mis explicaciones
persistir en la misma explicación, emperrado en que
entiendan; muy por el contrario, me verán desmenuzarles la
técnica, movimiento o lo que sea que haya mostrado, para
que les sea fácil entender y ponerse a practicarlo. O
incluso, adaptarlo para alguien en concreto, que por la
razón que sea, lo necesita.
Nunca
me verán dejar a un compañero, relegado a un costado,
desatendido y si, enseñarles a todos, lo que yo sepa que
repito y no me canso, es poco pero ese poquito, lo aprendí
de dos fenómenos, inmensos en sus conocimientos: Sensei
Luis Angel Firpo y Sensei Marcelo Erlich.
Otros
Senseis, me enseñaron o apuntalaron también bases,
fundamentos; les nombro menos y no olvido a ninguno.
¿Saben
una cosa? Cuando alguien me para en la calle, sea una
joven o su madre; un joven o su padre o cualquier
combinación posible y me agradecen el tiempo compartido,
siempre me quedo asombrado, solo hacíamos Judo, solo les
pedía las bases, solo quería ayudarles a encontrar su
camino. Y no era mi clase, ni eran mis alumnos cómo muy
bien se encarga de dejar claro el profesor titular con
muchos danes. Cuando me pasa eso y es seguido, me quedo
muy tranquilo, tantos padres no pueden estar equivocados y
sus hijos no me quieren por ser guapo, lo hacen porqué
saben que les brinde lo mejor de mi y que volvería a
hacerlo y de la misma manera. Cuando tenes las bases, te
podes equivocar, pero seguramente, mucho menos que si las
olvidaste o no te las enseñaron.
Entonces,
así cómo me resulta tan raro y perverso, ver a varios
Judokas, con Sho Dan, sentados en el suelo y una Judoka,
también Sho Dan, sentada sobre su novio; o ver a un niño
con una maquina jugando con ella, en un costado del tatami.
O a alguien dando clases, con pulseras en muñecas y
tobillo; o a una reconocida competidora con muchos danes,
enseñando sin tener la menor idea de cómo hacerlo para
que la entiendan ni saber cual es el punto fundamental de
cada técnica y explicársela a los alumnos viendo que están
turulatos. O que un Judoka de veinte años, haga llorar a
otro de doce y nadie diga nada. Entonces, digo, a los
demás puede parecerles perverso que yo observe estas bases
y que pretenda que las aprendan las nuevas generaciones y
las observen.
Ademas,
se suma que los nuevos Sho Dan o superiores, están
convencidos de que saben Judo cómo para regalar y por lo
tanto, no están en condiciones de aprender nada, por la
falta de las bases, cómo por la arrogancia del ignorante
que al desconocer su condición, esta lejos de querer
aprender lo que cree que domina.
Así
cómo yo les juzgo con dureza, ellos lo hacen conmigo; lo
que al final, me aleja también a mi, del objetivo que no
es otro que crecer cómo persona.
¿Cómo
diablos, llegamos a esto? Es un tema también para meditar,
para seguir haciéndolo.