lunes, 23 de marzo de 2015

Azares de la vida.


¿Para qué quiero volver a aprender Judo? A seguir aprendiéndolo. Principalmente para sumar más conocimientos que todavía no tengo, mejorar mi Judo que lo necesita y de qué manera, para divertirme una barbaridad y para perder unos kilitos que me sobran. Para compartir tatami con gente de excelente calidad humana; traspirar mucho, despejar la mente y seguir persiguiendo esos movimientos esquivos que tanto cuesta entender, interpretar y conseguir hacer cuando queremos. Como un amigo me consiguió trabajo y podre llegar a la clase, algo justo algunos días, aunque hablare con el Sensei para prevenirle y pedirle permiso, para llegar, eventualmente, tarde; he decidido volver, retomar las clases de Judo. Saber que me dirá que no hay problema, no me excusa de comunicárselo y si, se diera el caso de que no me diera permiso para llegar tarde, esos días no me cambiaría o no iría pero eso no pasara. ¿Cómo lo sé? Él sabe que necesito hacer Judo y aunque mis llegadas tarde le importunen o pudieran ser un ejemplo mal interpretado por los demás, hará primar mi necesidad. Por eso es tan importante, muy importante, saber y conocer las maneras de proceder. Siempre le pediremos permiso al Sensei para saltarnos o infringir una regla, una manera establecida de hacer las cosas y la puntualidad, es una de estas. Otra, es la de pedir permiso para ponerme abrigo bajo el Judogui. Cuando me resfrió intento no faltar y trabajar mucho, sudar y así curarme, cuando no funciona, me abrigo después de pedir permiso al Sensei. Jamás me pongo una camiseta común y corriente, ahora las hay térmicas; o necesito abrigarme o no lo necesito y si es el caso, una camiseta sobra. Por supuesto las niñas y mujeres usan camisetas y debajo de estas, según la constitución de cada una, lo que les de mayor comodidad.Volver significa algunos meses de esfuerzo extra. Me sobran kilos y perdí estado físico, entonces todo cuesta más, saberlo ayuda en la medida de que ya lo has vivido y conoces los tiempos, tus tiempos o mis tiempos en este caso, lo que te ayuda a sobrellevar esos meses de reacondicionamiento. En esta etapa, tengo que ser racional y no pretender hacer más de lo que estoy capacitado para hacer y con seguridad el Sensei no me sacara ojo de encima para frenarme en cuanto detecte que rebaso los límites deseados; hay que evitar las lesiones o el desanimo y la manera de hacerlo es regular, pero haciendo toda la clase, hasta el final. Cortando y yéndote, solo alargas el tiempo que costara llegar a un estado físico que permita aguantar toda la clase. Claro que si me ordena caminar por un costado, caminare obediente. Para quien no sabe caer y por lo tanto nunca voló por encima de la cabeza de un compañero y cayó en el tatami haciendo retumbar todo y levantándose de un salto siguio esforzandose; para quien no sabe que es estar estrangulado o inmovilizado y tampoco ha conseguido escaparse y contraatacar, consiguiendo que el compañero se rinda; para quien nunca hizo despegar a un compañero, le controlo el vuelo y lo llevo al tatami; para quien nunca vivió el estar agotado y que le pidieran otro Randori y quien lo hizo era el mejor de la clase y acepto varios minutos más de exigencia al límite de sus escasas fuerzas que milagrosamente se renuevan; para quien nunca compitió y se sintió observado por todos los presentes, fue derrotado y saludo a su adversario, ceremonialmente, frente a tantos testigos; para quien no sabe que significa contar con un Sensei que vela por todos y cada uno y a los que ve y mira cómo hijos; para quienes no han estudiado Judo captar de que hablo, puede ser difícil; aquellos amigos y conocidos e incluso quienes no conozco que han transitado o transitan el Budo observando sus preceptos, cada uno en su Arte Marcial, con seguridad, entienden de que escribo. Superación. Desafíos. Sacrificios. Esfuerzo. Seguridad en mí mismo.Eso voy a necesitar para volver, ¿no es lo mismo que necesitan cada uno de ustedes en sus respectivas vidas? Yo las trabajo en Judo, es mi camino. Necesitamos otras cosas y también las trabajamos en Judo, es una suerte de Universidad de la Vida en la que no te recibís hasta que llega, la hora de descansar eternamente. Yo no dejo semejante Universidad, no fui a la Universidad y siempre me arrepiento, a esta que por azares de la vida, encontré, vuelvo siempre, he vislumbrado que atesora conocimientos que solo te son desvelados si entrenas duro, no piden nada más y eso puedo hacerlo perfectamente, de paso, me divierto.                                                                                               

lunes, 16 de marzo de 2015

Revancha: Pelota, set y partido.


Hora 1210 del 16 de marzo del corriente. Suena el teléfono, es Peque, amigo de los que duelen, duele tenerlos y duele perderlo. También ha sido jefe mío en la noche y me ha conseguido varios trabajos; llama para darme el dato de un posible trabajo, llama a fulano, anota, ¿te acordás de él? Me acordaba y llame. Un minuto hablando, y me dice: “Te espero en el Polígono Industrial La Reva, a las 0730”. Si te manda el Peque y si encima te conocen, las cosas van cómo la seda. Si cumplís, pienso al colgar, no importa nada más, las oportunidades surgirán, pero anoto mentalmente que a Peque empiezo a deberle tanto que no seré capaz de pagarle nunca. Me consuela pensar que los amigos hacen estas cosas y las hacen de onda. 
Entonces en el horizonte, nada más cortar la llamada, aparece gigantesco, creciendo, haciéndose inmanejable, el siguiente obstáculo a salvar. De mi casa al lugar de la cita hay unos 25 kilómetros, entro a la enciclopedia y son: 24,1 o 26,7 según vayas por un camino o por otro, por supuesto en vehículo a motor.

No hay metro, buses, tranvía ni helicópteros, es uno de esos lugares que si tenes que ir o compras un coche o no trabajas, diga lo que diga el gobierno y sus títeres. El coche de Mari no paso la ITV, inspección obligatoria, esta en talleres y no hay dinero para arreglarlo. Entra Mari a la casa y le digo cómo están las cosas, voy a ir a trabajar, los dos lo sabemos, no tengo cómo hacerlo, a menos que agarre la bici que puede que este desinflada y tengo que ir a verlo. Llevamos mucho tiempo afrontando demasiados palos, cómo muchas otras personas y cómo ella es optimista y cree que el mundo es un lugar agradable, amable, donde esas personas jamas te lastimaran sin motivo y aunque lo tengan. Con la mentalidad aguerrida de cualquier mujer, empieza a buscar un coche para alquilar, conseguir ponerme en ese lugar a las 0715, esa es mi hora de llegada estimada o antes; es la prioridad, ya descubriremos cómo lo pagaremos o cómo comeremos, así están las cosas.

1302. La bici ha ganado terreno. Empiezo a mentalizarme, no sera un viaje divertido, a oscuras, por un camino que nunca recorrí y del que lo desconozco, todo. He pensado en quienes tienen coches parados que podrían habilitarmelos unos días, hasta sacar del taller al de Mari; las alquiladoras de coches, quieren tarjetas de crédito, nosotros ya no las tenemos. ¿Efectivo? Jajajajajajajajjajajajjaajajajajjajaajaja. Pelota, set y partido. Ganaba el sistema. Un trabajador sin trabajo no es nada y si no tenes trabajo y lo conseguís pero no tenes nada de lo que te exigen para poder llegar al trabajo, dado que no hay cómo ir por tus propios medios, lease caminando y en bicicleta no podes viajar por las autopistas y carreteras, tenes que circular fuera de estas y solo te dan si sos trabajador con contrato, no llegas a ser trabajador. ¿Absurdo? Apenas la realidad que vivimos.

Empiezo a escribir este mensaje que colgare en Facebook:

“Gente amiga que vive en Valencia y alrededores: Mañana a las 0715 tengo que estar en el Polígono La Reva para empezar a trabajar, a prueba, si paso el corte, me harían un contrato. Problema: el coche de Mari esta roto y llevara unos tres o cuatro días repararlo. Necesito un coche para ir o un chófer que me lleve y me vaya a buscar o se roten dos, estos días. Segundo problema: No podemos alquilar, no tenemos tarjeta de crédito. Una realidad: El transporte publico tan valorado por el gobierno y con tan buena propaganda, no me va a permitir llegar. Son casi 25 kilómetros y me veo en la bici, cagándome en todo, a oscuras por vaya a saber que caminito, si consigo descubrir por donde carajo tirar. Imagino que la ruta por el Parque de Cabecera que lleva a Torrente, tendrá algún enlace, espero que esté también bien señalizado...”

Mientras lo redacto, le mande un mensaje al Pelado, cambio de trabajo y puede que su furgoneta este parada. Y chateo por Facebook con un compañero de Judo que se muestra preocupado. Pregunta cómo voy a ir y le digo que en la bici, soy un Judoka, la oscuridad no me frenara, ni los pozos, cunetas y demás cosas que puedan estar esperándome la próxima madrugada. Me recuerda que son 24 kilómetros y no necesito que lo haga, lo tengo muy presente. Lo hice años atrás y si hay que volver a hacerlo, bueno, lo hago.

1331. Suena el teléfono, es el Pelado. Me presta su camioneta, quiere traerla después de terminar de trabajar, le insisto que voy yo a buscarla; y si se complica por lo que sea y tiene que usarla, me lleva y después me va a buscar, todos los días que sean necesarios, para eso están los amigos dice y cortamos. Pelota, set y partido.

Rompí a llorar, con la bici no iba a ser divertido y nunca fui valiente; por otra parte, la más importante, un amigo acudía al rescate, generoso. Y lo hacía antes de que el mensaje fuera colgado, fue mi primer llamada de socorro y recibí una respuesta positiva del 100 X 100. Con seguridad, cuando cuelgue este post, llegaran más llamadas y mensajes y lo harán, aunque ahora ya sepan que solucione el problema o me lo soluciono el Pelado y él, cómo el Peque y otros tantos, me recuerdan por cómo me cuidan y se preocupan por mi; de que intentar ser honesto siempre y buena persona, compensa, compensa siempre, aunque algunos te salgan rana e intenten derribarte, calumniarte o ningunearte.

Hoy necesitaba ayuda y la conseguí, rápidamente. Gracias Pelado, el abrazo no te lo evita nadie. Gracias a todos, siempre que la vida me apretá fiero, están ahí, para sacarme del apuro. Los que cómo el Pelado o Peque, están cerquita, de una manera y los que están lejos, con mensajes o llamadas. Canario, hacerte 800 kilómetros en menos de 48 horas, aunque te guste manejar, para tomarte unos mates conmigo, es una locura, una locura hermosa hermano. ¡Gracias gente! Algún día tendrán que explicarme porqué, aguantan firmes el paso de los años. Soportandome.