miércoles, 2 de marzo de 2016

Un Sensei formidable.


¿Qué sentido tiene pulir una técnica 30 años? ¿Y una combinación, una contra o un encadenamiento? Persistir haciéndolo, no solo pule esas técnicas, te pule a ti.
Saber que probablemente no consigas el grado de perfección que te permita valerte de ellas siempre, sin fallar nunca y consiguiendo Ippones hermosos; llevar tu Judo a ser una danza, convertirlo en un baile de dos, en el que uno no quiere bailar tu paso, quiere el suyo; con las dificultades que eso enraba, no te resta fuerzas, determinación, ganas o esperanza, te enseña a seguir esforzándote. Aquello de que un Judoka se levanta. Se levanta tantas veces cómo lo proyecten, por dura que fuera la caída y hacerlo implique la cuasi certeza de volar nuevamente, se para e intenta retrasar su vuelo que terminara en otra caída y si supera al compañero que es superarse a sí mismo, lo proyectara.
En un mundo engañosamente melindroso, donde todo es rápido y fácil, nada vale la pena de un esfuerzo o de hacer sacrificios; donde los espejitos de colores abundan y las tentaciones acechan para corromperte primero el alma, el espíritu y después el cuerpo y si pueden, te matan; en este mundo hostil, algunas personas persiguen por sistema una quimera y enseñan a los bajitos, niños, a perseguirlas. Con paciencia, ilusión y esperanza. Sabiendo que hacerle ver a un guacho de 13 años que con esfuerzo, constancia, sacrificios y puliéndose sus defectos, trabajándolos a la par que intenta mejorar su capacidad técnica; puede ser que consiga acercarse a dominar un movimiento y puede que no lo consiga, pero que debería intentarlo; no le dicen que beneficios obtendrá haciéndolo y por supuesto, el joven no los ve, es tremendamente difícil, aunque lo consiguen; tienen determinación y cierta sabiduría hija de la experiencia, entre otras muchas cosas.
¿María o Judo? (María la de fumar) ¿Robar coches o Judo? ¿Claudia o Judo? (Claudia no se fumaba) ¿Esquinas del barrio, horas y horas pensando estupideces o Judo? ¿Playa, fútbol, las amigas en bikini y las que no eran amigas o Judo? ¿Cocaína o Judo? ¿Traficar o Judo?
¿Tentaciones o Judo? Casi siempre gano ir a entrenar o entrene primero y después caí en la tentación, excepto con los bikinis, iba a la playa primero. En cualquier caso, tenía adonde ir, podía escapar a las esquinas y los tiempos muertos, aburridos e ir a un Dojo, donde un Sensei, sus alumnos aventajados y mis compañeros, me daban un entorno de contención, donde observar las reglas y protocolos era obligatorio, no negociable; prácticamente lo contrario a lo que habría estado haciendo en las calles. No fue suerte, no tuve Judo por suerte y no me mantuve en él, por suerte; elegí hacer Judo conscientemente al encontrar gente que no me decía lo que tenía que hacer, me pedía que les imitara y en lo referido a mi vida fuera del tatami, me decían que fuera responsable de mis actos sin esgrimir nunca excusas. ¡Y lo conseguían! Formidable.
¿Tenía o no tenía mucho sentido que me enseñaran a perseguir un objetivo a muy largo plazo que de paso, limaría mis defectos? De paso me mantenían en el Dojo. Tenía todo el sentido. Lo tiene. Sigue teniéndolo para los niños y jóvenes e incluso para quienes ya no lo somos; todos necesitamos aprender y aportar cosas en beneficio del grupo y por lo tanto a los individuos que lo conforman. Un adolescente me escuchara sobre el tatami y con algo de tiempo, aceptara mis sugerencias: estudiar, portarse mejor en casa y hacerle caso a la  madre. Le pediré más cosas, con tiempo y viéndole evolucionar; el tiempo que le lleve descubrir que puede confiar en mí. Esa capacidad, ¿cuánto vale? Bueno, un Sensei la tiene y si le dejan trabajar, conseguirá ayudar a sus alumnos a navegar por la Vida y el Judo.
No supe verlo, no entendía bien la razón de perseguir hacerlo bien, todo, lo que fuera, había que buscar hacerlo lo mejor que pudiera, poniéndole el corazón y tampoco vi cómo eso bajaba del tatami e impregnaba mi vida en todos sus aspectos.

No es la técnica la que pulo cuando me esfuerzo por conseguir mejorarla, nunca fue el objetivo excluyente, era el señuelo, un estadio intermedio; me pulía desde el principio a mí, la persona y tiene mucho sentido que trabajemos sobre nosotros mismos, buscando ser mejores personas cada día, de verdad, no solo de boquilla. Es un trabajo que no termina, hay mucho que pulir, aprender y mejorar, tanto a nivel técnico, como humano y hasta que nos muramos, tendremos cosas que aprender; por eso aprender Judo es cómo aprender a vivir, lleva toda la vida. Y justamente por eso, me desacato cuando quieren convertirlo en un mero deporte donde solo vale ganar una medalla. Quiero para los niños y jóvenes, lo que tuve para mí, como mínimo y si puede ser más, mejor pero no que reciban lo que hoy les dicen que es Judo que a todas luces, está muy lejos de parecerse al Judo. 

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