martes, 1 de noviembre de 2016

Yo no me aburro estudiando Judo.



Hay quien se aburre o eso dice, aprendiendo Judo y hasta deja de hacerlo, lo que es perfectamente valido por otra parte, cada cual puede elegir como perder su tiempo o como invertirlo. Yo lo invierto en estudiar Judo que de paso me divierte, entretiene, ayuda a estar en un peso razonable y tener un estado físico que no es del todo deplorable. Son todo ventajas según mi humilde opinión; mucho mejor que ver la caja boba o estar en el bar chupando o consumiendo cualquier otra sustancia mentirosa.

Hay quien sostiene que lo sabe todo sobre el Judo y desde ese mismo momento, demuestra que no es así y que jamas llegara a saber un poco de Judo. Y es mucho lo que hay para aprender, mucho de verdad; lleva toda la vida acercarse, no alcanzan tres clases de dos horas por semana o unos cuantos años, no, se necesita una vida y aún así, puede que te queden cosas por aprender y sin ninguna duda por llegar a dominar. 

¿Como te podes aburrir estudiando algo que siempre tiene cosas por explorar? Los Katas, eternos postergados y eso que son esenciales, básicos; son un claro ejemplo. Las caídas son otro, no alcanza con tener cierta habilidad ejecutándolas, hay que seguir perfeccionandolas y no hablemos del apartado técnico; un universo muy vasto donde podes perderte siempre que quieras y donde a poco que te lo propongas, tenes trabajo para ocuparte toda una vida.                                           

Pero basta con no faltar a clase, es suficiente con eso, siendo un Judoka que no destaca en nada para asomarte a dicho universo, a esa riqueza que esta ahí,esperando que te decidas a descubrirla. Simplemente con no faltar. Cada clase va sumándote conocimientos, los años se hacen décadas y nunca sabes cuando la perla, el premio aflorara para recompensarte dicha constancia; traspirar el judogui ya es suficiente, salir exhausto es la recompensa mínima por la que trabajas y que posibilita que te adornen otras cosas pero si evitas pasar por eso, te perdes esas perlas que marcan una diferencia, la hacen.

Uchi Makikomi fue mi perla de esta semana, junto a varios tipos de técnicas de Ne Waza que no había visto nunca o que no sabía hacerlas en esa variante. Si, en una semana tuve varias perlas; soy así de privilegiado; es la ventaja de tener un Sensei, uno que no se cansa de enseñar, corregir, mostrar, guiar e insinuar caminos, sendas, pistas para que sus alumnos las exploren, si quieren hacerlo. En el Judo depende de cada uno que tan lejos llegara, en principio tanto como te propongas; todos tenemos excusas y a todos nos cuesta esforzarnos; a medida que pasan los años, incluso empeora, claro que tras décadas en el Dojo, regando con sudor el tatami, las perlas empiezan a ser abundantes o por lo menos se dejan ver seguido; un plus para quienes han tenido el coraje y la constancia de seguir empapando judoguis a pesar de las dudas, de la falta de tiempo, de las lesiones y de todo aquello que conspira para bajarte del tatami, incluido el cansancio tras una larga jornada laboral.

Para ver las perlas has de entrenar mucho y faltar poco o nada; esforzarte, tener confianza, fe y en lineas generales obedecer a los Senseis, seguir su camino hasta hacerlo tuyo, nuestro y entonces, no habrá lugar para el aburrimiento pues hay mucho que aprender, comprender, dominar y trasmitir; siendo esta ultima, la única manera valida de devolver a los Senseis y al Judo, todo lo que nos aportan. 

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