sábado, 16 de septiembre de 2017

Consciencia.



Ser consciente de que estas consiguiendo el objetivo, el único importante, el definitivo, no es fácil cuando aparentemente no te cuesta alcanzarlo y mantenerlo.
Y no te cuesta  pues haces todo enfocando, enfocandote en conseguirlo. Te han dicho, te han enseñando y has aprendido lo que tenes que hacer y lo haces sin planteamientos futiles; es lo que debes hacer si queres llegar a superar  el desafío sin permitir que nada te distraiga o desvíe. Nada.

Tanto éxito, medido en más de un lustro puede, podría hablandarte, volverte perezoso, dejado, hacerte perder perspectiva; la perspectiva que necesitas para ser consciente de cual es el objetivo y lo que hay en juego, evitando asi caer en la tentación de olvidarte del desafío, cayendo en la trampa que genera la normalidad.
Trampa por cotidianidad, por normalidad; la temida y temible rutina. Esa que tantas cosas devora, fagocita y que muchas veces no sabemos como enfrentar ni mucho menos que estrategias usar para contrarrestar.
La excepcionalidad, aquello que esta fuera del gráfico, permanece en tal condición el tiempo justo en que se disfraza de normalidad para embaucarte y hacerte meter la pata hasta el fondo; entonces es tarde. Perdiste la perspectiva. No fuiste consciente del peligro, del riesgo por lo que dejaste de hacer lo que debías en aras de conseguir llegar al objetivo y mantenerte en él.

A mi no me pasa. No respecto a la bipolaridad, esa amenaza permanente, el enemigo que convive conmigo, parasitandome. En otras cuestiones no tengo tamaña capacidad, ni de cerca; en esta no hay un solo átomo de mi ser que se permita desfallecer, dudar, bajar los brazos; todos trabajan para evitar una recaída; tanto y tan efectivamente que llegó a no pensar en mi peligrosa situación, en los riesgos que corro y/o asumo, no estoy pensando en ella pero trabajo constantemente para mantenerla a raya.

Duermo, me obligo a dormir pues es parte de la estrategia o es una del conjunto de las mismas, una importante. Sigo alejado de las drogas; nunca creí que pudiera hacerles frente con garantias y serían letales para mi en mi nueva condición.
Y lo mas difícil: no proyectó, no pienso en el futuro. Vivo hoy, aca, ahora. Evito preocuparme para que la presión no aumente, es negativa, perjudicial. Eso me cuesta horrores; aprendo a hacerlo día a día.

Por último voy a Judo. Entreno con ganas, me entregó; empapo el judogui. Pare dos meses, tense la cuerda al máximo sabiendo que no solo me la jugaba, además no cumplía con el trato establecido con mi psiquiatra. Que ella no lo sepa es anecdótico pues yo lo se y con eso sobra. Sin medicación estandar, limpio de drogas, me trato con Judo. A mi me funciona y mientras lo haga, sera lo que use como medicación. Algún día no bastará, cuándo no pueda entrenar dando todo lo que tenga en cada clase, entonces aceptaré medicarme, solo entonces.

Hay mucho de mi en esta estrategia que uso; hay una historia de vida que la sustenta, hay un todo de Rafita trabajando por y para Rafita. Hay un amor inmenso; hay una entrega mutua sublime y sin condiciones: Dame toda tu energia, cada gota de sudor en cada clase, a cambio te hare fuerte, flexible, adaptable, te ayudare a luchar con tus demonios, haremos que ese ego se vaya achicando, que el orgullo no te ciegue y te proporcionate una red de contencion que abarcara cada aspecto de la vida. No podre hacer que ganes todas tus batallas, pero te ayudare a evitar algunas. Te proporcionare maestros, compañeros que se haran amigos y lugares donde la tranquilidad espiritual, la paz y el respeto seran la norma. Me llaman Judo y tengo casi todas las respuestas que te atormentan; estudiame con honestidad, regalame tu sudor y nunca te abandonare.

Consciente, conscientemente recurro a las estrategias que me pueden ayudar a no terminar internado en Psiquiatría; otra ves. Hay periodos de tiempo en que no tengo consciencia de lo eficaz que estoy consiguiendo ser; la normalidad disfraza cualquier gesta de simple rutina camuflandola perfectamente y propiciando que te olvides de la excepcionalidad de tu realidad asi como de  tus logros.




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