jueves, 5 de octubre de 2017

Gyaku-Sumi-Gaeshi.

Estoy trabajando fuera de Valencia, he buscado un Dojo donde seguir entrenando, estudiado, aprendiendo Judo.
En un póster de tecnicas de Judo que tiene pinta de llevar años en la pared habia varias secuencias de distintas técnicas que vi el primer dia pero que no mire de verdad hasta pasado un mes.
Llegue temprano como tengo por costumbre y subí al tatami que estaba desierto, salude a Jigoro, las viejas  costumbres pueden estar mal vistas en la actualidad y probablemente ya soy un dinosaurio pero no importa, no me importa, honrare a mis Senseis y eso sí que importa, me importa; salude y observe los pósters. Los recorrí; llegue al final, había  empezado por el fondo y el que estaba junto a la puerta tenía el regalo esperando a que yo y/o cualquiera que fuese capaz de mirar, de ver, lo hiciera:
Gyaku-Sumi-Gaeshi.

Sonreí. Si, ameritaba hacerlo, llegar a ese punto, estar en ese Dojo era una conjunción de circunstancias, de azares, de imprevistos y una interminable busqueda de conocimientos y ahí tenía otra perla, otro tesoro que solo podía llegarme si recorría el camino que me llevo a pararme frente a ese póster.

Una variante para la tecnica mas efectiva que tengo hoy por hoy; tan simple, tan impensable como inesperada y que me llega por el método que tantas veces intentara hacerme adquirir el Viejo Firpo y que a mi me cuesta tanto usar: interpretar viejas fotografías. En este caso la vi claramente, sin problemas.

Recorrer el camino no siempre es fácil. Superarse, lidiar con nuestras flaquezas requiere un esfuerzo constante, permanente; no faltar ni abandonar a pesar de todo lo que conspira para que pase; aceptar que costara y llevara años, décadas de dedicación, trabajo, esfuerzo; miles de horas transpirando, robadas a la familia y los amigos; a las fiestas o al tentador sofa; conservando las costumbres que se van desdeñando, la etiqueta que siempre nos distinguió y nos distingue. Que nos distinguira en el incierto futuro que afrontarán las nuevas generaciones de judokas.
Nada fácil...pero...parado en ese tatami; con Jigoro observandome la espalda me sentí privilegiado de seguir buscando aprender Judo.
A saber donde esta la proxima perla o cuánto demorara en materializarse o si eso llega a pasar...a saber. Claro que si quiero optar a recibirla solo tengo que seguir traspirando judoguis con la misma entrega; es el camino tal y como me mostraron los Senseis que a pesar de mis limitaciones, aquellas y estás, me proporcionaron las bases para poder recorrerlo y me siguen guiando en la actualidad.

Al final siempre se ha tratado de escucharles, a los Senseis y aprender de ellos; y con el tiempo comprender que nos querian decir hace 20 o 30 años; para optar a conseguirlo hay que mantenerse en el camino; la única manera de aprender a ver y entender una técnica que espera emboscada muchos años en un póster hasta que incautó te paras adelante preparado para comprender tras ser capaz de ver. Y tal vez, tal vez, parecerte un poquito a ellos por como te atas el cinturón.

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