Enfrascado en un randori,
concentrado al máximo, vigilando mi rodilla derecha y consciente de que mi
compañero está en una pierna, ya le operaron la rodilla derecha: cruzado y cartílago;
busco y busco la manera de proyectarlo sin que ninguno de los dos sufra en el proceso.
Le cuido. Me cuida. Nos cuidamos pues somos Judokas, nos sobran carencias y
fortaleza; estamos munidos de un espíritu inquebrantable, tanto que con las
rodillas en muy mal estado hacemos la clase, lo que podemos de la misma. Saltarnos
los randoris está fuera de rango. Tanto o más que hacerlos que es una locura
que el Sensei permite, nos permite, en tanto nos hemos ganado el privilegio a
base de sudor; igual no nos quita ojo de encima.
Con lesiones de esa importancia hay
cosas que no podés afrontar, pero queda mucho arsenal del que tirar y como no podía
romper mi agarre recurrió a un recurso que actualmente está prohibido
consiguiendo liberarse. Automáticamente se puso a la defensiva, sabía que lo
que quedaba de randori usaría todas las técnicas que conozco, permitidas o no
en competición. No pude hacerle nada salvo perseguirle por el tatami con malas
intenciones sin olvidar esa rodilla suya ni la mía. Lo intente mientras él se
reía y disfrutaba.
Cuando me conoció le caí mal, muy
mal. Le llevo un tiempo analizarme preguntándose de donde demonios había salido
mientras comprendía que le enseñaría todo el judo que se que no es mucho,
absolutamente todo; incluso las técnicas con las que me proyecta, si me caza.
Hoy es un amigo. Al romper mi agarre de esa manera se deschavo: le he
contagiado. Suelo ir al límite del reglamento o me lo salto consciente de que
en un campeonato si me ve el árbitro seré amonestado. Si me ve, si sabe lo que hice,
solo si es una máquina haciendo Judo pues aprendí de un Sensei que se las sabía
todas o así me lo ha parecido siempre; ha dejado de quejarse, de sorprenderse y
ahora recurre a esas acciones que resultan inocuas y que jamás debieron
prohibirse. Pero al ejecutarla sabía perfectamente que le buscaría con todo, recurriría
a todas las técnicas sin perder de vista su rodilla y se permitió hacerme el
homenaje juguetón, puro Judo.
Hoy está recuperándose de la operación.
Estará unos meses alejado del Dojo y cuando vuelva deberá esforzarse para
ponerse a tono, pero cuando lo consiga habrá dado un salto cualitativo en el
Judo que domina. Entreno meses en una sola pierna, lastrado, muy condicionado
se esforzó no solo por hacer lo que podía, por sumar efectividad parado en una
sola pierna. Se recuperará y tendrá a las dos en perfectas condiciones, será complicado
pararlo en randori, ha descubierto un espectro de posibilidades que desconocía,
ha crecido como Judoka. Es un ser humano mucho más fuerte, se ha superado
admirablemente.
Ni una sola queja, ni un solo
lamento; acepto que estaba para operar, pero no dejo de ir a clase, se adaptó a
lo que podía hacer y siguió estudiándose usando al Judo como vehículo y haciéndolo
destrozó sus limitaciones o las que su mente le proponía imponiéndose otras.
Volverá y será infinitamente más
efectivo, técnico, sólido, rocoso; mucho más Judoka y la clase se beneficiará
de su progreso; todos, incluyéndome saldremos ganando a la manera Judoka.
“Conocerse es dominarse, dominarse
es triunfar.” Jigoro Kano dixit. Superarse depende de cada uno, pero sin compañeros que te ayuden y
apoyen no hay conocimiento posible. No hay Judo. Él ha tirado de mi cuando me
ha visto flojear y me cuida con mimo y cortesía de judoka siempre; ha cazado perfectamente
la idea subyacente en eso de colaborar con los compañeros para ayudarles a crecer,
aunque pueda parecer que solo le proporcionas palizas y sin duda para un lego en
la materia puede parecerlo.
Si,
es una locura fuera de rango entrenar con una rodilla destrozada pero no si sos
un Judoka o te propones serlo algún día. Por supuesto que jamás permitimos que
un potrillo haga nada parecido, es algo que solo pueden hacer aquellos que se
han ganado el privilegio de que el Sensei les deje alcanzando un nivel técnico,
físico, mental y emocional que les permita gestionar el dolor, las limitaciones
y no empeorar la lesión mientras descubren que el Judo les ha forjado y forja, templándoles
admirablemente; fortaleciéndoles para hacerles mejores personas.
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