domingo, 8 de septiembre de 2019

Axioma de Judo y protocolo necesario.


Si llevas un tiempo, aprendiendo, estudiando Judo, llegas a un dominio de ciertas técnicas que te dan un poder que te eleva sobre las personas que no aprenden ningún sistema de lucha u otro Arte Marcial. La consecuencia directa e inmediata es que nunca debes usarlo, no fuera del Dojo y para violar ese axioma, hay que tener una buena razón, una de peso que te proporcione fuerza moral para soportar el juicio que terceros harán de tu actuación. Y el del Sensei. Y el tuyo, cuando te laves la cara, cada mañana de lo que te quede de vida.                                               
El axioma establece que dominar es antes que lastimar y lastimar es antes que matar y que siempre deberás dominar cómo solución general. Actualmente, no matamos ni moscas y en caso de hacerlo, iríamos presos; demostrar que fue defensa personal, para nosotros, es complicado, los jueces no saben Judo y probablemente no hayan estudiado ningún Arte Marcial; razón de más, para simplemente dominar sin generar ni medio rasguño.                                                                                           
Evitar la pelea es la prioridad; salir corriendo es una excelente estrategia, sumamente efectiva contra muchos, no podrán seguirte todos y pasados los 5 kilómetros, te seguirán dos, si te siguen y estarán ahogándose, ya son tuyos si insisten, se piadoso; pero no siempre podes rajar patitas pa que te quiero. No siempre y agotados todos los recursos, solo queda someter a quien, por la razón que sea, te está amenazando.
Teoría. Si. Todo es teoría, hasta que aparezca la navaja; la docena de patoteros armados con palos; el desgraciado que rompe una botella y te entra con el pico dentado y los ojos inyectados en sangre; hasta que te quedas junto a un compañero y amigo, frente a tantos que ni los contas, dispuestos a reventarte; le pegan a un amigo y te encaras con la veintena de valientes, reclamando códigos. U otras situaciones, todas teóricas y de película; que, a fuerza de acumularse y repetirlas, me las creo.

En todas y cada una, respete el axioma, incluso subí las apuestas y busque el Ippon consistente en conseguir evitar la pelea hablando y cuando no fue posible, domine como objetivo último; lastimar y ni hablar matar, no eran una opción. Y no lo eran porque sí soy un Judoka, puedo resolver dominando, eligiendo la cantidad e intensidad de fuerza que voy a meterle a quien no atienda razones; pero puedo hacerlo únicamente, solo si, entrene hasta quedar extenuado. Hasta que sentís tanto cansancio que ni con la toalla podes al terminar la clase; hasta que el Sensei obliga a los compañeros a aflojarte, sabe que no vas a parar y solo así consigue que no te desfondes por completo. Solo si moribundo, te percatas de que para el último Shiai queda sin Uke el compañero fuerte, rápido, técnico y que los demás ya no se animan, no les parece que les quede resto y te paras frente a él, dispuesto a desfallecer, pero antes vas a plantarle cara y vender caro cada Ippon que te va a meter. Solo si haces de sparring para la Selección, te dan por todos lados pero no dejas de apretar los dientes e ir a cada entrenamiento. Solo si en cada clase, te esforzas por superarte, dejar atrás tus limitaciones y avanzar, solo entonces, cuando tengas que enfrentar una situación en la que si usas todo lo que sabes, en nada habrás terminado y probablemente haya un herido o varios e incluso un muerto o varios y para sorpresa de extraños, te jugas la piel cuidándoles,  los dominas y cuando la adrenalina se diluye en tu sangre y rememoras lo que acabas de hacer y lo más importante: de evitar; tomas consciencia de lo poderoso que es el Judo y lo poderoso que te hace. Lo fácil que fue, lo terriblemente fácil que resultó desarbolar la situación, controlando en todo momento los tiempos y el resultado. Cuidando al prójimo aunque no lo mereciera y siendo consecuente.

El Judo es efectivo; pero que lo sea o no para ti, va a depender directamente de  la cantidad de sudor que le hayas dedicado. Nadie puede regalarte destreza y conocimientos; cinturones si, como churros. Aunque los Senseis nos regalan su sabiduría, nos moldean buscando hacernos mejores y dependerá de ti entenderlo, comprenderlo y para eso solo hay un camino: transpirar con el Judogui puesto.                                                       
Lo curioso es que la responsabilidad de usar este poder, correctamente, empieza a serte enseñada desde el principio, cuando te hacen saber que solo podés usar lo que aprendes en el Dojo y únicamente dentro de este y con el Sensei presente.
Algunas técnicas cuestan tiempo y constancia hasta poder ejecutarlas con dominio y efectividad, otras te darán resultado rápidamente frente a quién no las conoce y/o jamás ha entrenado Arte Marcial alguno por lo tanto desde la primera clase se insiste en no usarlo fuera del Dojo.                            
También se insiste en que es mejor salir corriendo y evitar la pelea. Si te persiguen, te alcanzan y estas acorralado; asustado, con el corazón a mil, deberás evitar lastimar a toda costa. Si entrenaste dando tu máximo, si te fajaste en campeonatos, contas con una ventaja inmensa, desproporcionada que no tenes que olvidar ni obviar, sin valorar nada más que esa realidad, no importa nada más.

Claro que, si no vas solo, igual escapar corriendo no es viable. Quien te acompañe debe saber cómo actuar, tendrás que habérselo explicado previamente. Amigos, padre, madre, hermanos, novia, etc. Tienen que conocer el protocolo: Nunca deben agarrarte, deben meterse en un bar o cualquier tienda o negocio y pedir ayuda sin salir. Si actúan con rapidez igual podés disparar corriendo, ya volverás con la policía o cuando se hayan ido quienes te amenazaban.
Cuando las cosas se tuercen, sean uno o más los que te amenazan; al ver que te dejan solo, algo les dice que las cosas no van como esperaban. Si tus amigos se esfuman de la playa dejándote solo contra una veintena ejecutando una coreografía inesperada, tu novia sin un grito se mete al bar en cuánto la empujas suavemente o tu hermano se lleva a la majuga a lugar seguro; el mensaje les llega clarito y ya empezaste a ganar la pulseada psicológica. Si todavía podés correr, corres, si ya no podes les desactivas con mimo; no hace falta romperle el cuello a nadie, un codo, una rodilla como máximo. No hace falta romperles las costillas ni desnucarles; cuidado entonces con Makikomi y los barridos pues les hace hacer de cabeza. Hay que pensar que son principiantes en su primera clase y cuidarles pues el suelo, los árboles, los coches, las jardineras, el cordón de la vereda, entre otras cosas, no son un tatami que amortiguara el golpe, al contrario, lo potenciará.

Todavía bajo a la calle con los cordones bien atados de calzado cómodo, evito hacerlo de chancletas que no me permitirían correr, descalzo no hago tres metros. Le explico a mi hija que camine con el tráfico de frente en calles flechadas y evite las de doble mano, para ver lo que viene; que camine alejada de las fachadas y portales para tener tiempo de reaccionar y sabe desde muy chica que si se lo pido debe esfumarse entrando a un bar, quiosco o tienda. Sabe que tiene que llevar las llaves a mano veinte metros antes de llegar al portal, nada de rebuscar en la mochila quedando expuesta. Si algo no te gusta das un rodeo, si tu cabeza te dice que algo no va bien, no va bien y das la vuelta atento a lo que queda a tu espalda.

Es imposible prever todas las situaciones y anticiparlas, pero hay unos mínimos que aseguran que el desastre no sea mayúsculo. Un compañero salió el martes de entrenar con un amigo que acaba de empezar, él lleva años aprendiendo judo tiene quince años, acaba de pasar a cinturón marrón, vio a una pareja que no le gusto y salió corriendo, el amigo se quedó congelado y fue asaltado. Darse la vuelta y tocar timbre para que le abrieran la puerta del Dojo no era una opción, no había tiempo para eso. No les pasó nada y las cosas las recuperó la policía. Aún reaccionando estupendamente, haciendo lo que se espera que haga, las cosas no salieron del todo bien pues el amigo se quedó congelado tras estar medio en babia y no detectar el peligro ni reaccionar y seguir al amigo cuando salió patitas pa que te quiero.
Así que no solo es necesario entrenar duro, hay que explicarle a nuestro entorno que, gritando, llorando, agarrándonos, en medio de la calle son un lastre; nosotros podemos correr y si solo debemos cuidar de nosotros mismos tenemos ventaja en una pelea. Si no está hablado cuando se complique la mano será tarde.

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