Si quiero medir fuerzas, perderé y estaré alejado de Jigoro Kano y del Judo; perder es lo de menos, debo intentar conseguir un Ippon, uno. Mañana, serán dos el objetivo y pasado, tres; hoy, es uno. Si me pongo a medirme con sus agarres, probablemente, me proyecte sin ninguna dificultad, si me alejo, sus brazos y piernas, más largos que los míos, impondrán su ley. Vivir esperando una contra, es jugarse a un error suyo o a que yo sea más bueno de lo que soy.
Me queda la velocidad, no dejar de moverme, evitar que me fije y buscar una rendija, una aparecerá, por lo menos y ahí, estará mi oportunidad. ¿Fácil, eh? Jejejejejejjejejej, para nada y ese es el reto; intentar lo difícil, lo impensado, lo inesperado, lo sorprendente. Acercarte a alguien más grande, acarrea riesgos pero no conozco a ningún Judoka grande que este cómodo conmigo pegado a él, solo con acercarme, les rompo la distancia y les genero dudas; total, si lo lógico es que me proyecte siempre que quiera o lo intente, voy a cambiar el guion, una coma del mismo.
Hago Randori con un querido Oso; vuelo varias veces, me levanto y vuelvo a mi trabajo, a porfiado no me gana nadie y sé que si lo intento, tendré una, una será para mí. Obedezco las enseñanzas, vacío la mente, dejo de preocuparme por no caer, de proyectar, de si es mi mejor o peor agarre, de si existió ayer, si mañana llegara y solamente siento con las muñecas, como se mueve y para donde, mi querido Oso; querido porque encima, me está cuidando, me está dando cierta cancha, ha bajado sus revoluciones para permitirme trabajar y si soy leal, lo que sea que haga, deberá ser un poema, algo que cuando este en el tatami, le genere una sonrisa cómplice, que disfrute de hacer Randori con este payaso. Esa exigencia, no me pesa, aunque hace más difícil, el reto; la nobleza también es Judo, el compañerismo, otro de sus tesoros y depende de quienes traspiramos Judoguis, mantener esas y las otras antorchas, vivas.
Consigo un contraataque desdibujado que le hace reaccionar, nota que me voy sintiendo cómodo, nota que mis agarres han variado radicalmente, nota que no hago nada de fuerza y sabe, de alguna manera sabe, que le estoy preparando una emboscada y eso solo se licua de una manera: proyectándome. Me saca limpiamente, caigo, me levanto a la velocidad máxima, que tengo en la actualidad y voy a buscarlo, no le espero, una breve lucha y me tiene excelentemente agarrado, bien dominado y se viene su ataque y ya sé que lo tengo mal, para pararlo, necesito elevarme sobre mis defectos, iluminarme y de inmediato. Cuando su tracción me mueve, con la fuerza de un Judoka convencido, y si me resisto, solo le ayudare, me muevo hacia él y no me pregunten cómo se me ocurrió, le barro, bien bajito, casi sin un agarre decente, su pie izquierdo que estaba adelantado, con mi pierna izquierda, yo estaba de zurdo y el de diestro, pero en el momento justo y lo derribo limpia, fácilmente. Agarrándome las rodillas, buscando respirar, lo miro y desde el tatami, muerto de risa, me reconoce la belleza de ese contra ataque, se levanta y seguimos el ratito que nos queda para terminar los 5 minutos del Randori.
No busque, esa situación, no pensé en KOUCHI GARI, porque él, no adelantaba su pierna izquierda ni mucho menos, me dejaba agarrarle para intentarlo, pero cuando me controlo, supe que venía SUMI GAESHI, lo supe tan claramente que no tuve ninguna duda y pude armar mi contra con tiempo y ahora, pensar en esa técnica como contra ataque, es hasta lógico; en el momento, simplemente, ataque a fondo, sin guardar nada; no probé si salía, fui hasta el fondo con velocidad, fuerza e intentando desequilibrarlo, todo lo posible, para ayudarme; en el momento que se movió para entrar, en ese instante estaba desequilibrado, era vulnerable, la grieta estaría abierta un ínfimo espacio de tiempo, apenas nada pero yo había adivinado que se abriría y estaba preparado para aprovecharla.
Como siempre me repetían los Senseis, si no lo intentas, si crees que no sale, si pensas que el otro es muy grande, aunque efectivamente, lo sea, entonces nunca encontraras tus límites ni descubrirás técnicas que en determinadas situaciones, te resolverán un Shiai, un pase a una final o te permitirán en Randori, disfrutar, con los compañeros más grandes y estos, disfrutaran contigo, porque valoraran tus esfuerzos, les gustara ser proyectados a tus manos, aunque ahora te parezca una locura; no están acostumbrados a ser proyectados por ardillas o zorros, el oso no les teme, no en principio, pero temen al compañero ardilla que se cree oso, porque no se comporta de manera predecible y en un combate, eso,
hace la diferencia.
Bueno, Senseis, derribe a un oso en el 87, a otro en el 99, a uno en el 14 y al más reciente, en el 16. Tendrán que asumir, que jamás seré el alumno que esperaban; material demasiado imperfecto, como base para empezar a trabajar, yo lo sé hace años pero deberán concederme que lo intento, que no olvido las enseñanzas, que no perdí un cachito, ni un ápice de la sabiduría que tienen y me trasmitieron, aunque, claro, en mi no es sabiduría, jejejejeej, yo creo que el Sartori para mi, es igual de utópico, como pensar que algún día, dominare las caídas y todas las técnicas por cualquiera de los dos lados. Como ven, sigo divirtiéndome en un Dojo e intentando entender esas enseñanzas, algunas siguen siendo un galimatías.
Creo que nunca se los he dicho, aunque uno de ustedes lo vaticino claramente cuando yo era un aspirante desdibujado, mucho mas que ahora: nunca paso vergüenza en un Dojo, me regalaron Judo de calidad y consiguieron que sea parte de mi; obraron el milagro de mantenerme en un tatami y que disfrutase con cada clase. Eso, es merito de ustedes, gracias Senseis por no claudicar ante el desafió que implicaba enseñarme algo, lo que fuera en aquellos años.