sábado, 31 de diciembre de 2011

Dos amigos y un hermano.

Llovía,lo venia haciendo durante días,y no parecía que fuera a parar.Se desbordaban los ríos y arroyos,el campo parecía una laguna,los animales buscaban las tierras altas y los amigos esperaban expectantes.
Tenían un problema de difícil solución,se terminaban las vacaciones y tocaba regresar a la capital,para eso era imprescindible cruzar un rió, que seguro estaba tapando al puente.
Estaban aislados,no tenían teléfono ni radio,ningún medio para avisar a los respectivos trabajos,las familias sabían que estarían bien y esperarían.
Decidieron ir a ver que tan grave era el asunto.Para empeorarlo todo, solo contaban con un coche,la camioneta estaba en la ciudad,del otro lado del rió.Una ruta alternativa pasaba por salir por la sierra,imposible con un coche,difícil con una camioneta.
El rió se había convertido en mar embravecido,sabían que había un puente o debería haberlo,pero no se veía  ,tapado por tanta agua.La fila de vehículos que esperaba para cruzar era larga y variopinta.
Los tres amigos deliberaron,dos optaban por volver a la estancia y esperar a que dejara de llover y las aguas dieran paso,uno estaba decidido a cruzar.Su plan era una locura descabellada:usar el puente ferroviario,en desuso desde hacia años.Para llegar al mismo tocaba meterse en una arrocera, que en su parte mas estrecha, tenia sus buenos docientos metros.Cualquiera sabe desde niño que no debe meterse en una plantación de arroz descalzo y mucho menos cuando hay crecida,las víboras andan alborotadas y que te piquen, es casi una certeza.
Así las cosas y viéndole en patas, arremangandose los pantalones,otro se volvió loco y decidió acompàñarle.Mientras le imitaba,las zapatillas eran mas un estorbo que otra cosa,escuchaba los lamentos del único que mantenía la suficiente lucides como para saber que era mas que una locura.Todos sus argumentos tenían la fuerza de ser ciertos y solo enmudeció ante la respuesta clara:no voy a dejarle ir solo.
Se miraron con dureza,sabiendo que eran porfiados,sabiéndose amigos y entendiendo que eso significa muchas cosas,no siempre adecuadas.Los puños cerrados,preparados para pelearse, incluso.Lo dicho:locos.
Dos hermanos y un amigo.El mayor no quiere que crucen,conoce los riesgos,pero tampoco quiere que vaya solo el hermano,sabe que no puede impedirlo,también que su amigo no lo haría nunca,que lo hará porque no dejara al amigo,su hermano, hacerlo sin compañía.También sabe que su amigo cuidara mejor que el mismo, a su hermano,así que cede resignado.
Los locos se meten en la arrocera.Uno quiere pegar la vuelta justo a la mitad,se queda parado indeciso y mira atrás,apenas se ve como el compañero vuelve a buscarlo y juntos alcanzan el terraplén ,la lluvia se convierte en diluvio y ambos se pierden entre los arbustos que han invadido las vías.
Avanzan entre la espesura cada ves mas cerrada,vuelven sobre sus pasos cuando se convierte en muro impenetrable,no cuentan con ninguna herramienta mas que sus manos,el cerebro,quedo en la ruta.
Cuando ya casi estaban sobre el rió, uno se quedo enganchado,abrazado por las espinas.Sus movimientos para zafarse solo empeoraron su precaria situación.Sin opciones,parado sobre la madera resbaladiza del durmiente,ni considero llamar al amigo,veía su espalda alejarse,mudo.
Solo,empapado,sintiendo la mordida del frió que subía por los pies descalzos mantenía a raya al miedo,mas bien pánico, que amenazaba con tomar el control.Y rezaba a los Dioses:que no vuelva,que no vuelva,que no vuelva.Pero ningún Dios atendió la plegaria y entre la lluvia, vio venir a su amigo.
Le soltó y con una palmada en la espalda estaban ya en camino.El cielo dio una tregua y dejo de llover pero nadie saco el jabón de los durmientes,los pies fríos tampoco colaboraban a tener mas agarre.
No resbalarse era fundamental pero nadie dijo nada de evitar mirar a las aguas embravecidas;uno cometió el error de hacerlo y se quedo parado,balanceandose sobre el durmiente.Congelado.
Sin contar con el recurso de agarrarlo, para romper el  hechizo,solo quedaba la palabra;los gritos e insultos no darían resultado,pero eran amigos, así que, sabia que era valiente,con vos firme le fue enumerando las cosas que habitualmente hacia,algunas por pura necesidad y otras de puro coraje.
Dos locos empapados por la lluvia,en un puente que no es tal,solos, negociando con la Vida,cuando sus miradas se encontraron se reconocieron en el otro y supieron porque eran amigos.



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