sábado, 7 de enero de 2012

Mi Abuelo.


Se poco de su Historia Vital. Nació en Gales, junto a su familia viajo a América y tras un periplo que cruzo varios Países recalo en Uruguay. Mi primer recuerdo a su lado, es en un "Fusca" blanco, manejando sentado en sus rodillas. Hay imágenes sueltas, borrosas, y  una clavada en la Memoria. El dia que mente a su madre, se saco el cinturón y me dio fuerte. Nunca más le falte el respeto a un mayor, dos guascazos muy Educativos

En el año 1975 viendo como se ponía el País emigro a Inglaterra, segunda vez que emigraba. Y al hacerlo se llevo a mi Abuela. Entonces no tuve abuelos; los paternos habían fallecido, antes de que yo naciera.

Cartas, regalos, ropa que llegaban de lejos, más o menos desde donde el Diablo perdió el Poncho, justito a la derecha de ese lugar vivo yo ahora.

En 1990 afectado por un cáncer de próstata y problemas en los ojos que le impedían Leer y escribir; sintiendo que se terminaba su tiempo, vuelve a morir en la que considera su tierra: El Rio de la Plata. En un rinconcito que le robo el corazón: Uruguay. Tercera vez que emigraba.

Vivió una década mas, supongo, que más que nada para poder disfrutar, antes de irse, de todos nosotros y los amigos que nunca le olvidaron.

Regreso y mientras decidía, donde establecerse, pude disfrutarle.

En esa época tenía una Yegua que había criado a Mamadera, de unos tres años. Era inquieta y poco obediente, muy dada a jugar y sacarme de quicio. Estaba con ella, trabajábamos en un arenal, en medio de un Parque llenos de Pinos. Quería enseñarle a estarse quieta, infructuosamente.

Apareció el Abuelo, con su bastón, peleando con el arenal, estiro la mano, agarro el Bozal, me dio el bastón y con esa mano acaricio la cabeza, que por algún motivo que no alcanzaba a comprender, fue bajando. ¡No solo estaba quieta, parecía dormida! Le susurraba, le soplo en la nariz, le masajeo las orejas, la tabla del cuello, incluso le levanto las manos, con solo un toquecito sutil. Era mi Abuelo, pero esa no era mi yegua. La dejamos y agarrándose de mí, dimos una caminata.

"Fui Domador, de Crudos (Un caballos que nunca fue tocado por el hombre hasta que se va a Domar).Así me ganaba la vida cuando tenía trece años. Un dia se escaparon todos los caballos a campo abierto, yo estaba domando uno que corría en el lote, le silbe y paro. Ese Redomón era para el patrón, buen Pingo; monte en pelo y sin riendas, tal y como estaba, fuimos a buscar a la tropilla y la encerramos. Ensillamos y salimos a recorrer, cuando volvimos el Redomón estaba muerto. El patrón  había visto como paro al escuchar el silbido y se dejo agarrar y montar así que quiso montarlo el; peleo como un demonio y se desnuco."Por un rato caminamos en silencio, paro a descansar, miro a la yegua que pastaba y mirándome acoto:"Pedí la cuenta y me fui."

Desde ese dia entendí mi Amor por los Caballos. La yegua nunca me hizo caso, fue ella misma, hasta que me la robaron, excepto un par de veces más, que el Abuelo soltó el bastón y por un ratito, fue Domador.

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