lunes, 13 de febrero de 2012

Cristian, el desenlace.


¡Si, lo ha conseguido, aprobó el curso! Verle orgulloso es suficiente, enterarme de que todos los cachorros lo consiguieron fue maravilloso, todo el curso lo consiguió menos uno. No está nada mal, nada mal.

Había detalles en Cristian que mostraban que sería fácil enseñarle cualquier cosa, como que asumía la responsabilidad que le tocaba sobre todo cuando las cosas se torcían, que al no ver levantase la pantalla y se quemase lo ojos por primera vez, ese tipo de detalles.  Pero era evidente que no se sentía capaz o preparado, aun así le ponía empeño, otro detalle interesante.                                 Según cuenta un mutante de nivel diez, el empezó igual: quemándose los ojos intentando ver mejor lo que soldaba.

Lo que es sorprendente es que haya conseguido aprender la teoría también sin mayores dificultades, porque entre que no veía la pizarra y le parecía chino, al principio no parecía que fuera a ser posible. Se esforzó y con la ayuda de la Profesora consiguió desentrañar los misterios de eso que para él era chino.  Tuvo que estudiar en casa mucho, sentarse y pasar largas horas aprendiéndose la teoría. También tuvo que perderse descansos en los que se ponía en manos de la Profesora para repasar y despejar dudas. Tuvo que trabajar y esforzarse mucho, cosa que hizo porque quería aprobar el curso.

Porque en la parte practica iba más suelto, no le resultaba tan difícil, aunque también conto con el apoyo del Profesor y algún compañero que siempre estaba dispuesto a ayudar. Los problemas en el aula de prácticas eran menos complicados de resolver y si encima aplicaba la teoría las cosas se ponían más fáciles. Lo más difícil era cuando una maquina decidía trabajar por su cuenta, para configurarla otra vez correctamente se pasaban unos buenos tres cuartos de hora.    

Es joven y puede seguir formándose en el mundo de la Soldadura. Como ya sabe que puede, lo tendrá más fácil que hasta ahora.

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