Van a hacer doce años ya desde aquella mañana en que me vendió
un bocadillo cuando nadie en el barrio me quiso hacer uno. Cansada de madrugar
y de lidiar con una normativa obsoleta en cuanto a horarios sumada a la
incertidumbre de que va a pasar con esa zona del barrio la han hecho decantarse
por traspasar e intentar una nueva aventura en otro ramo comercial.
Con el paso del tiempo me mude bastante lejos de su Bar pero
seguí acercándome siempre que podía, cuando era complicado entre semana me
dejaba ver los sábados. Siempre la encontraba con una sonrisa, con alegría, con
educación y paciencia.
Es como tantas otras cosas que van cambiando, y tenes que
alegrarte por los demás, porque es un cambio para mejorar, no solo la parte económica
sino tener mejor vida, madrugar bastante menos o dejar de hacerlo llanamente,
no tener que agarrar el coche, ni aparcarlo y tener libertad para elegir horarios
de apertura y cierre. Y dejar de estar a expensas de la administración pública,
que viene diciendo que va a reformar ese mercado desde hace añares y nunca se
termina de concretar. Tampoco está claro adonde los trasladarían mientras
durasen las obras, ni las posteriores condiciones para permanecer en el mercado
una vez remodelado.
Su sumo todo para decidirla a traspasar. En estos días me lo
dijo, la vi contenta entusiasmada, ilusionada con el nuevo proyecto y me alegre
mucho, es muy trabajadora y estará bien asesorada así que creo que no tendrá problemas
para sacar a su nuevo proyecto adelante.
El problema lo tengo yo que debo encontrar otro Bar donde
sentirme como en casa.
¡Gracias Pilar! Por aquel bocadillo, por todos estos años,
por tantas horas de charla o de compañía silenciosa. Ya te estoy extrañando.
Gracias.