martes, 13 de marzo de 2012

Escribir.


Juntar las letras primero y las palabras después. Que tengan un sentido y un significado, que digan algo, que trasmitan una idea, sabores, olores, sentimientos, que te hagan reír o llorar, traspirar y te hagan desbocar el corazón. Que te dejen pensando o simplemente te distraigan un rato. Esa es la dificultad y no otra.

Porque las ideas afloran, unas mejores que otras, pero lo difícil es plasmarlas, convertirlas en Literatura.

Y en eso estamos, intentándolo con ganas y superando los obstáculos a medida que aparecen.  Esto me ha hecho reconocerles a los escritores que he leído, el merito de haber conseguido un resultado redondo.

Entretener durante horas, conseguir que terceras personas busquen lo que escribís y lo compartan con sus amigos, que la gente espere ansiosa tu nueva creación. Darle vueltas a una idea hasta que toma forma y te parece que ya se puede plasmar en letras que conforman palabras, oraciones, un artículo, un libro.

Hacerlo como estoy comprobando no es nada fácil, lleva tiempo, da trabajo, cuesta bastante.