miércoles, 14 de marzo de 2012

Rey Pato.




Éramos cuatro hermanos y en casa siempre hubieron mascotas, una primavera nos compararon un patito en la feria que vino a sumarse a los perros, el caballo y la oveja que por aquel entonces teníamos. Le pusimos de nombre Rey Pato.

Vivíamos cerca de una laguna muy grande a la que íbamos a pescar para que Rey Pato comiera pescado fresco, al principio a el no lo llevábamos pero al final terminamos llevándolo. Entraba al agua entusiasmado, se notaba que era su elemento, nadando ganaba elegancia. Fuimos varias veces y siempre salió para volver a casa sin ningún problema, hasta que un dia no quiso salir.

Le gritábamos y llamábamos pero sin conseguir que regresara así que fuimos a buscar  a nuestra madre llorando  los cuatro porque Rey Pato no quería volver. La primavera estaba avanzada pero no lo bastante como para calentar el agua de la laguna, antes bien estaba bastante fría. Mamá se puso el traje de baño, fue hasta la laguna y se zambullo en el agua helada.

Persiguió a Rey Pato más de media hora hasta que consiguió traerlo a la orilla. Tuvo que emplearse a fondo durante mucho rato para mantenerse a la altura del pato que menos mal que era chico y todavía no dominaba el arte de escapar ni de nadar bajo el agua. No cejo en sus esfuerzos y estos dieron fruto cuando Rey Pato rumbeo para la orilla y salió del agua.

Cuando lo tuvimos otra vez con nosotros nos calmamos. La que empezó a estornudar fue nuestra madre que se tiro quince días con un resfrió de época.