El dia que
nadie esperaba que llegase, llego. Durante muchos años, varias generaciones en
verdad se trato por todos los medios de evitar el mal uso del recurso. Era una
cuestión difícil que no tenía una solución estandarizada ni fácil porque cada
lugar tenía una problemática propia. Y eso lo convertía en un asunto de Estado.
Porque la producción industrial y agraria solía afectar a dicho recurso
negativamente.
Se habían
destinado montones de recursos a evitarlo, las inversiones en educación fueron
enormes en la creencia de que el niño que hoy aprende a cuidar algo de adulto
lo hará. Había varias agencias encargadas de fiscalizar su uso a nivel
planetario, todas con sus respectivos programas. Con mayor o menor acierto cada
uno de ellos. Pero nadie lo había previsto ni avisado de que pasaría un dia
determinado, que al levantarse cada ser humano en la tierra viera que no había,
se había acabado.
Desde el
ciudadano más concienciado al menos, desde el que derrochaba al que la
racionaba con mimo, todos se quedaron perplejos. No solo no esperaban que
ocurriera sino que nadie les había prevenido y se quedaron pasmados, nos
quedamos pasmados ante la gravedad de la situación.
Ninguna
agencia asumía la responsabilidad y todas se culpaban entre sí del desastre,
cuando en verdad eran todas culpables.
Se pedían explicaciones unas a otras, se exigían informes y se amenazaba con
depurar responsabilidades. El griterío de siempre cuando algo se les iba de las
manos pero en esta ocasión las cosas eran más complicadas y no se arreglaban de
esa manera ni de ninguna otra.
Llovían las
propuestas, a cual más pintoresca. Se implementaban planes de emergencia que se
desechaban instantes después, salían distintos expertos a hablar y terminaban
mudos frente a las cámaras sin saber que decir una vez se daban cuenta de la
magnitud del asunto.
El pánico
fue avanzando raudo aunque murió como nació: rápidamente. En cuanto se tomaba
conciencia de la magnitud del desastre, de la futilidad de cualquier acción.
Lo más inesperado
había pasado, ya no quedaba agua potable en el planeta.
Se había
terminado el juego.