lunes, 12 de marzo de 2012

Se termina el juego.






El dia que nadie esperaba que llegase, llego. Durante muchos años, varias generaciones en verdad se trato por todos los medios de evitar el mal uso del recurso. Era una cuestión difícil que no tenía una solución estandarizada ni fácil porque cada lugar tenía una problemática propia. Y eso lo convertía en un asunto de Estado. Porque la producción industrial y agraria solía afectar a dicho recurso negativamente.

Se habían destinado montones de recursos a evitarlo, las inversiones en educación fueron enormes en la creencia de que el niño que hoy aprende a cuidar algo de adulto lo hará. Había varias agencias encargadas de fiscalizar su uso a nivel planetario, todas con sus respectivos programas. Con mayor o menor acierto cada uno de ellos. Pero nadie lo había previsto ni avisado de que pasaría un dia determinado, que al levantarse cada ser humano en la tierra viera que no había, se había acabado.

Desde el ciudadano más concienciado al menos, desde el que derrochaba al que la racionaba con mimo, todos se quedaron perplejos. No solo no esperaban que ocurriera sino que nadie les había prevenido y se quedaron pasmados, nos quedamos pasmados ante la gravedad de la situación.

Ninguna agencia asumía la responsabilidad y todas se culpaban entre sí del desastre, cuando en verdad eran todas  culpables. Se pedían explicaciones unas a otras, se exigían informes y se amenazaba con depurar responsabilidades. El griterío de siempre cuando algo se les iba de las manos pero en esta ocasión las cosas eran más complicadas y no se arreglaban de esa manera ni de ninguna otra.

Llovían las propuestas, a cual más pintoresca. Se implementaban planes de emergencia que se desechaban instantes después, salían distintos expertos a hablar y terminaban mudos frente a las cámaras sin saber que decir una vez se daban cuenta de la magnitud del asunto.

El pánico fue avanzando raudo aunque murió como nació: rápidamente. En cuanto se tomaba conciencia de la magnitud del desastre, de la futilidad de cualquier acción.

Lo más inesperado había pasado, ya no quedaba agua potable en el planeta.

Se había terminado el juego.