Raúl se fue a las
literas con todo
esto dándole vueltas
en la cabeza,
bastante preocupado porque
si se estaban
preparando con antelación
era porque el
ataque que esperaban
sería terrible.
Llegaron sin ninguna
novedad ni la
hubo mientras se organizaba
el convoy que
les llevaría a
la instalación militar,
cosa que llevo
su tiempo dada
la cantidad de
soldados, pertrechos y
suministros que debían
transportarse. Si les
atacaban en viaje
podía ser un
golpe de mano
de los rebeldes
para evitarlo se
eligió la ruta más
segura posible, la
que bordeaba la
ciudad por fuera
lo que hacía
imposible un ataque
desde las azoteas
ni que el
convoy quedase encajonado
en calles estrechas.
Nuevamente encerrado en
un blindado, pero
ahora ninguna bala
golpeaba el blindaje,
era transportado junto
a todos los demás
a la instalación
militar que sería
su hogar. Todavía ignoraba
que tan grande
y espaciosa era,
nadie le había
dicho nada al
respecto, pero esperaba
que fuera lo
bastante grande para alojarlos a todos
con cierta comodidad.
No les ataco
nadie y llegaron
sin más novedad
a un fuerte bastante grande
ubicado a las afueras
de la ciudad,
dándole la espalda
a la misma.
Este hecho llamo la
atención de Raúl que se
preguntaba cual sería
el motivo de que
fuera así y
no de otra
manera. El convoy
entro al fuerte
para descargar y
se volvió a
crear cierto descontrol
entre tanta mercancía
y los soldados
que las descargaban
apilándolas a un
costado, cuando el
ultimo vehículo fue
descargado, el convoy regreso
a la terminal
en busca de
mas suministros que
se esperaban de un
momento a otro.
Los barracones resultaron
un tanto estrechos
pero no había
otra cosa así
que Raúl se acomodo
lo mejor que
pudo en una litera
e intento descansar
un poco. Fue
despertado por disparos
de fusil que
le hicieron levantarse
apurado y agarrando
su fusil salir
corriendo al patio.
Era el tan esperado
ataque rebelde pero
de momento no
mostraba la intensidad
que se le
había presupuesto, ni
era tan grande
el numero de
rebeldes que disparaba
tumbados en la
tierra aquí y
allá, fue relativamente
fácil matarles al
estar a descubierto.
Mantuvieron la alerta
por si venían
mas rebeldes pero
no lo hicieron. La
calma duro menos
de una semana,
esta vez el
ataque fue mejor
organizado y eran
más rebeldes pero
el resultado fue
el mismo: fueron aniquilados.
Se estaba demostrando
que el Mando había
tenido razón en que atacarían, una buena
tarea de Inteligencia,
pero parecía evidente
que creían que
lo harían con
más efectivos y
mejor armamento, dado los
medios dispuestos para
defender al fuerte.
Mientras no consiguieran
mejores armas los
rebeldes tenían pocas
posibilidades de ganarles
la partida a
los soldados que
defendían cómodamente el
fuerte sin pasar
grandes apuros. Un dia,
tal y como
empezaran, los ataques
cesaron. Los rebeldes
se esfumaron. Carecía
de sentido alguno,
pero así era,
no había rebeldes
que dispararan hacia
el fuerte. Lo más
probable era que
ante tantas bajas
desistieran de atacar
en descubierto y
hacerse matar sin
remedio. No era
una manera muy
inteligente de tratar
de tomar el fuerte
la verdad. Fuese cual
fuese la razón
que llevo a
los rebeldes a
dejar de atacar,
fue bienvenida, sobre
todo por los
soldados que tenían
cada dia que
arriesgar la vida enfrentándoles.
Raúl seguía sin
saber quiénes eran
los rebeldes y
que querían, por más
que preguntaba en
el fuerte no
le sabían decir
nada al respecto,
lo que no
dejaba de ser una
curiosidad. Como quería
saber la motivación
de esas personas
busco la manera
de contactar con
ellos y la
encontró en unos
niños que jugaban
en la calle.
Observo que jugaban
siempre en el
mismo lugar y
que poco antes
del anochecer se
iban, decidió hablar
con ellos o seguirlos
con seguridad le llevaban a
los rebeldes. Estaba
equivocado eran niños
de unas familias
que vivían en
las calles cercanas
al fuerte pero
los padres le
dieron las señas
para llegar a
una plaza donde
solían reunirse los rebeldes.
Confiado se mezclo
con la abundante
gente que abarrotaba
la plaza, llevaba
ropas civiles e
iba desarmado como
la mayoría de
esas personas por
lo que consiguió pasar
desapercibido. Se limito a escuchar lo
que se decía
y rápido quedo
claro que eran ciudadanos
que estaban desconformes de
como se llevaban
las cosas por
el gobierno, también
quedo claro que no estaban
bien organizados y
que se guiaban
por cabecillas locales totalmente descoordinados con
los demás grupos
rebeldes, esa era la causa
de su debilidad.
Raúl se identificaba
con esas personas
dado que el
mismo había sentido
en más de una
ocasión antes de
alistarse que las
cosas no se
hacían todo lo
bien que se
deberían por el gobierno.
No le dijo a nadie
que había estado
en la plaza,
ignoraba como se
lo podían tomar
sus compañeros y sus
jefes de saberlo.
Creía que no
seria del agrado
de nadie que
lo hubiera hecho.
No era cuestión
de enemistarse con
todo el personal
del fuerte, había
que evitar que
eso pasase.
Los días
y las semanas
se volvieron muy
aburridas al no
tener que defenderse
de los rebeldes, se
limpiaban las cosas
una y otra
vez, se hacían
inventarios que cuando
se terminaban se empezaban nuevamente
y así todo.
Algunos empezaron a
desear que volvieran
a producirse ataques rebeldes
para romper la
monotonía que se
había apoderado de
todo lo referente a sus vidas
pero estos no
se produjeron. Raúl se
presento voluntario para
conducir vehículos del
convoy que cada
dos días iba
y venía de
la terminal, fue
aceptado y así
consiguió un poco
de distracción al
salir del fuerte
seguido y no
estar permanentemente encerrado
en el mismo.
Como conductor se
lo pasaba de
lo más entretenido,
siempre atento por
si atacaban los
rebeldes pero estos
parecía que habían
desistido de atacar a
los soldados dentro
ni fuera del
fuerte.
La tranquilidad y
la monotonía se
instalaron en el
fuerte y por
ende en la
vida de Raúl,
que al haberse
ofrecido voluntario, como
conductor, estaba eximido
de hacer guardias
lo que era
todo un lujo.
Fue conociendo la
ciudad y se
dejo caer por
la plaza de
los rebeldes de
cuando en cuando,
sin motivo alguno
solo por hacerlo.
No ignoraba los
riesgos que eso
suponía pero no
le importo y
siguió haciéndolo. Cuando
le arrestaron supo
sin que se
lo dijeran a
que se debía.
Mientras se lo
llevaban no pudo
dejar de pensar
lleno de amargura
que no era
muy justo todo
lo que le
venía pasando desde
que se alistara
empujado por la
crisis que ahogaba
a casi todos
los ciudadanos.
Tras diez años
preso le soltaron,
tenía prohibido volver
a su planeta
y ya no
existían los rebeldes;
puestas así las cosas
se dedico a
vagabundear por los
distintos planetas que
le dejaban entrar
que no eran todos
ni muchos. Ya
no se lamentaba
de su situación
ni la de
tantos, había aprendido
que era culpa
de todos por
no hacer nada
por cambiar las cosas,
que quejarse y
dejar que las
cosas pasaran no era
la solución ni
lo seria nunca.