viernes, 5 de octubre de 2012

Maga.


 

No importa su nombre le llamaremos así. Era amiga de mi hermana y por lo tanto unos cinco años menor que yo, andaba ella por los diecisiete.

Morocha, linda, con unos pechos preciosos y unos ojazos marrones llenos de vida y misterio. No pegaban mucho con mi hermana o eso me parecía a mí, algo que se confirmo con el paso del tiempo, eran muy distintas.

No hablábamos nunca excepto para saludarnos y nada más, yo la veía llegar en su bicicleta azul o  llegaba a casa y me la encontraba pero no teníamos relación alguna. Me rehuía claramente. No sé durante cuánto tiempo se mantuvo la situación así de verdad no lo recuerdo, sí que me acuerdo que fue probablemente un año o más.

Por aquella época en mi casa había mucho trajín de personas, un constante ir y venir, que le daba un colorido especial, y nos daba a todos como un sentimiento de hermandad y libertad muy difícil de definir. Yo leía mucho y a todas horas; una tarde estaba tirado leyendo en la cama de mi hermano, Leonardo y ella, la Maga, se confundió y pensó que era él quien estaba y se acerco alegre a saludar, a mitad de camino se dio cuenta de su error y paró en seco y dio la vuelta hasta la puerta, digamos unos buenos diez metros de seguridad. Desde el dintel me escruto atenta, y le ayude a decidirse.

-Mi hermana estaba por ahí afuera hace nada-

-Lo sé- Respondió. Pero se quedo mirándome sin moverse, lo que me llevo a levantar la vista y mirarla. Estaba un poco lejos para verle los ojos pero todo en su postura denotaba miedo. Para mi sorpresa empezó a acercarse lentamente hasta que se sentó en la puntita de la cama medio encarada hacia la puerta lista para pegar un salto y huir.

-¿Qué lees?

-Primera Fundación, Isaac Asimov-

-No sé quien es ni conozco el libro-

-Es un científico que hace novelas de Ciencia Ficción con algo de divulgación como le gusta decir a el mismo-

Eso nos llevo a hablar de los libros que ella estaba leyendo o en proyecto de leer, la música que le gustaba y un montón de cosas más. Mi hermana apareció a buscarle, pero ella, para gran disgusto de aquella prefirió quedarse hablando conmigo. Fue a partir de ese dia que empezamos a hablar seguido, muchas veces venia a casa aunque supiera que mi hermana no iba a estar. Puestas así las cosas la bandida se las ingenio para quedarse a solas conmigo viendo que yo no tomaba iniciativa alguna y de ningún tipo, una tarde que mi hermana no estaba y en casa había poco movimiento y que vio que yo llevaba a la yegua a la laguna, se apunto para acompañarme, y lo hizo con una naturalidad que hasta el dia de hoy me deja asombrado, recordemos que tenia diecisiete años apenas. Cuando quise acordar no sabía dónde meter las manos y la estaba penetrando, ella daba vueltas los ojos y gemía muy despacito. Fue súper tierno pero dure poco, la llene rápido porque ni preservativo habíamos usado. Encima me reconfortaba diciéndome que no pasaba nada que natural, y me da un pellizcó en las costillas. Las cosas siguieron mas o menos igual con la salvedad de que en cada encuentro ella me enseñaba a controlarme, a ser más tierno, a acariciarla, a esperar o intentarlo que ella tuviera un orgasmo antes de llegar yo al mío.

Intentamos ser novios pero no funciono, si estábamos mucho rato juntos nos daba como urticaria y sentíamos la necesidad de alejarnos, cosa que hacíamos por un tiempo.

Los dos nos ennoviamos y los dos nos escapábamos para disfrutarnos mutuamente. Nos hicimos expertos en meternos en el bosque cerca de casa y en el poco rato que teníamos hacer diabluras, siempre bajo su batuta, era la jefa.  No teníamos grandes crisis ni nada puesto que solo nos veíamos para mimarnos y con poco tiempo así que había que aprovecharlo al máximo y discutir no era una opción. Así y todo teníamos momentos tensos, como cuando estando en un telo a mi no se me paraba y no había manera, así que la Maga se calienta mal y encara a vestirse, yo que la miro y le pregunto-¿Qué haces?-Irme boludo-Contesta enojada.

Fue verla así e inmovilizarla, no me pregunten como la cosa empezó a funcionar y me aplique tanto que conseguí que chillara cuando llego al orgasmo, el primero que le saque o arranque en este caso. Pero era por mi ineptitud, porque después de eso fue rara la vez en la que no disfruto.

En otra ocasión estábamos en la playa con el otoño ya terminando y el frio se hacía sentir, cada vez que la tocaba se quejaba del frio de mis manos, terminamos revolcándonos de risas en la arena como dos locos.

O la vez que apareció en casa con esa mirada y me dijo que quería hacer el amor y nos metimos en mi cama y en casa había tráfico intenso que no hacía más que darnos sobresaltos cada tres minutos de reloj.

El tiempo se consumió rápido como suele ser habitual, dejamos de vernos por bastante tiempo y pasaron dos o tres años en que no nos veíamos para nada. Hasta que una mañana nos reencontramos ella yendo a trabajar y yo trabajando, fue como si el tiempo no hubiera pasado, coordinamos para vernos más tarde y así retomamos nuestra relación. A ella le había llegado el momento de sentar cabeza y tener una familia y así me lo hizo saber pero yo no estaba todavía pensando en esas cosas y dude, antes de decirle que mi momento no había llegado todavía. Así fue como la perdí, se despidió con un beso, nunca más le vi.