No importa
su nombre le llamaremos así. Era amiga de mi hermana y por lo tanto unos cinco
años menor que yo, andaba ella por los diecisiete.
Morocha,
linda, con unos pechos preciosos y unos ojazos marrones llenos de vida y
misterio. No pegaban mucho con mi hermana o eso me parecía a mí, algo que se
confirmo con el paso del tiempo, eran muy distintas.
No
hablábamos nunca excepto para saludarnos y nada más, yo la veía llegar en su
bicicleta azul o llegaba a casa y me la
encontraba pero no teníamos relación alguna. Me rehuía claramente. No sé
durante cuánto tiempo se mantuvo la situación así de verdad no lo recuerdo, sí
que me acuerdo que fue probablemente un año o más.
Por aquella
época en mi casa había mucho trajín de personas, un constante ir y venir, que
le daba un colorido especial, y nos daba a todos como un sentimiento de
hermandad y libertad muy difícil de definir. Yo leía mucho y a todas horas; una
tarde estaba tirado leyendo en la cama de mi hermano, Leonardo y ella, la Maga,
se confundió y pensó que era él quien estaba y se acerco alegre a saludar, a
mitad de camino se dio cuenta de su error y paró en seco y dio la vuelta hasta
la puerta, digamos unos buenos diez metros de seguridad. Desde el dintel me
escruto atenta, y le ayude a decidirse.
-Mi hermana
estaba por ahí afuera hace nada-
-Lo sé-
Respondió. Pero se quedo mirándome sin moverse, lo que me llevo a levantar la
vista y mirarla. Estaba un poco lejos para verle los ojos pero todo en su
postura denotaba miedo. Para mi sorpresa empezó a acercarse lentamente hasta
que se sentó en la puntita de la cama medio encarada hacia la puerta lista para
pegar un salto y huir.
-¿Qué lees?
-Primera
Fundación, Isaac Asimov-
-No sé quien
es ni conozco el libro-
-Es un
científico que hace novelas de Ciencia Ficción con algo de divulgación como le
gusta decir a el mismo-
Eso nos
llevo a hablar de los libros que ella estaba leyendo o en proyecto de leer, la
música que le gustaba y un montón de cosas más. Mi hermana apareció a buscarle,
pero ella, para gran disgusto de aquella prefirió quedarse hablando conmigo.
Fue a partir de ese dia que empezamos a hablar seguido, muchas veces venia a
casa aunque supiera que mi hermana no iba a estar. Puestas así las cosas la
bandida se las ingenio para quedarse a solas conmigo viendo que yo no tomaba
iniciativa alguna y de ningún tipo, una tarde que mi hermana no estaba y en
casa había poco movimiento y que vio que yo llevaba a la yegua a la laguna, se
apunto para acompañarme, y lo hizo con una naturalidad que hasta el dia de hoy
me deja asombrado, recordemos que tenia diecisiete años apenas. Cuando quise
acordar no sabía dónde meter las manos y la estaba penetrando, ella daba
vueltas los ojos y gemía muy despacito. Fue súper tierno pero dure poco, la
llene rápido porque ni preservativo habíamos usado. Encima me reconfortaba
diciéndome que no pasaba nada que natural, y me da un pellizcó en las
costillas. Las cosas siguieron mas o menos igual con la salvedad de que en cada
encuentro ella me enseñaba a controlarme, a ser más tierno, a acariciarla, a
esperar o intentarlo que ella tuviera un orgasmo antes de llegar yo al mío.
Intentamos
ser novios pero no funciono, si estábamos mucho rato juntos nos daba como urticaria
y sentíamos la necesidad de alejarnos, cosa que hacíamos por un tiempo.
Los dos nos
ennoviamos y los dos nos escapábamos para disfrutarnos mutuamente. Nos hicimos
expertos en meternos en el bosque cerca de casa y en el poco rato que teníamos
hacer diabluras, siempre bajo su batuta, era la jefa. No teníamos grandes crisis ni nada puesto que
solo nos veíamos para mimarnos y con poco tiempo así que había que aprovecharlo
al máximo y discutir no era una opción. Así y todo teníamos momentos tensos,
como cuando estando en un telo a mi no se me paraba y no había manera, así que
la Maga se calienta mal y encara a vestirse, yo que la miro y le pregunto-¿Qué
haces?-Irme boludo-Contesta enojada.
Fue verla
así e inmovilizarla, no me pregunten como la cosa empezó a funcionar y me
aplique tanto que conseguí que chillara cuando llego al orgasmo, el primero que
le saque o arranque en este caso. Pero era por mi ineptitud, porque después de
eso fue rara la vez en la que no disfruto.
En otra ocasión
estábamos en la playa con el otoño ya terminando y el frio se hacía sentir,
cada vez que la tocaba se quejaba del frio de mis manos, terminamos revolcándonos
de risas en la arena como dos locos.
O la vez que
apareció en casa con esa mirada y me dijo que quería hacer el amor y nos
metimos en mi cama y en casa había tráfico intenso que no hacía más que darnos
sobresaltos cada tres minutos de reloj.
El tiempo se
consumió rápido como suele ser habitual, dejamos de vernos por bastante tiempo
y pasaron dos o tres años en que no nos veíamos para nada. Hasta que una mañana
nos reencontramos ella yendo a trabajar y yo trabajando, fue como si el tiempo
no hubiera pasado, coordinamos para vernos más tarde y así retomamos nuestra relación.
A ella le había llegado el momento de sentar cabeza y tener una familia y así
me lo hizo saber pero yo no estaba todavía pensando en esas cosas y dude, antes
de decirle que mi momento no había llegado todavía. Así fue como la perdí, se despidió
con un beso, nunca más le vi.