jueves, 15 de noviembre de 2012
Jigotai.
Para saber
que significa Fallas, hay
que estar en
Valencia, España, durante
las mismas y
vivirlas, sentirlas. Multitud
de personas en las calles,
monumentos de cartón
piedra que se
quemaran, carpas por
doquier, calles cortadas
y más gente,
además de los
petardos que estallan
a todas horas.
El ambiente es
fantástico. Luis trabajaba
en un Pub,
de la zona de Avenida
Aragón, uno de
los más chicos,
como Seguridad y
recoge vasos, sus
colegas que también
trabajaban de Seguridad
le dijeron que
pidiera más gente,
que no era
una buena época
para estar solo
trabajando en un Pub,
que habría mucha
gente, pero su jefe
se negó. Un
amigo venido de
Dinamarca disfrutaba de
la ciudad y
la fiesta y
por las noches
iban juntos al
Pub, donde Luis
trabajaba y Daniel,
su amigo, ligaba.
Una noche vino
un grupo grande
de chicos que
conocían a una
camarera, andarían por
los dieciocho y
alguno puede que
no los tuviera,
el Pub estaba
a reventar, entraba
y salía gente,
la noche recién
empezaba, y los
del grupo iban
y venían a
la calle a tirar petardos.
Conforme se iban
cargando de alcohol
los petardos caían
mas cerca de
la puerta del
Pub, hasta que
Luis les llamo
la atención al
respecto, pidiéndoles que
los tiraran más
lejos. Por un
rato se calmaron
pero al tiempo
empezaron otra vez
a tirar los
petardos cerca de
la puerta con
peligro de que
alguno explotara dentro,
donde no cabía
un alfiler. Ahora
Luis prefirió tenerles
fuera y les
negó la entrada,
arreciaron los insultos y
las amenazas, que
no cesaron hasta
la hora de
cerrar. Se habían
juntado unos doce,
contados a vuelo
de pájaro y
no le dejaban
cerrar la cortina,
le dijo al
dueño que llamase
a la Policía,
pero este no quería. Era
hora de salir,
en la calle
le esperaban y
no tenía ninguna
duda sobre las
intenciones que tenían.
Hablo con Daniel,
le dijo que
correría calle abajo,
Sánchez Tello, hasta
aburrirlos, que él
debía caminar por
esa misma calle
todo recto siempre,
en algún momento
se encontrarían; Daniel
no conocía la
ciudad y con
tanta gente era
complicado evitar que
se perdiera. Daniel
salió primero, Luis
espero unos minutos
y encaro la
puerta, solo vio
a cinco esperándole
y salió corriendo
pero en la
esquina de Sánchez
Tello y Antoni
Suarez, donde estaba
plantada una Falla,
estaban los otros
que al verle
le cortaron el
paso, Luis se
metió en un
Bar que hace chaflán pero
de ahí le
hicieron salir, amenazándole
con pegarle. Acorralado
salió a la
calle, viéndose rodeado
por los energúmenos.
Sabia dos cosas:
no debía caer
al suelo bajo
ningún concepto y no debía
dejar de moverse.
Lo primero porque
lo molerían a
patadas y lo
segundo para no
darles nunca un
punto de apoyo
firme ni un
blanco inmóvil. El
resto lo hizo
el entrenamiento de
tantos y tantos
años, tratar en
serio, de evitar que te derriben,
es una buena
manera de aprender
a bajar el
centro de gravedad,
lo que los
Judocas llaman: Jigotai.
Se movió sin cruzar
los pies, desplazándose
en círculos haciendo
que se molestaran
entre ellos, sintió
el castigo en
los riñones pero
siguió concentrado en
no caer y
en moverse. En
un momento que
vio la oportunidad
salió corriendo, arrastraba
a tres que
se fueron soltando
sorprendidos por la
acción, no lo
persiguieron y aflojo
la carrera, veía
a su amigo
adelante, lo que
le tranquilizo. Pararon
un taxi en
Cardenal Benlloch.