Sentado
a la mesa
acaricia el vaso
con café con
leche, observa la
calle , el
ir y venir
de personas, se
detiene mas en las mujeres,
le gusta mirarlas.
De frente y
de espaldas, escruta
las caras, juega
a adivinar cómo
se sienten, el
segundo juego que más le
gusta, el primero
es desnudarlas. Si
por él fuera
las desnudaría a
todas pero eso
no es viable,
no todas quieren,
en verdad, unas
pocas sucumben a
su falta de
encanto, un milagro.
Detecta
a Lucia, por
la vereda de
enfrente, es ella
sin duda y
lo sabe aunque
este todavía lejos.
Camina como siempre,
con energía, es
linda la condenada
y siempre lo ha sido
y ahora está
madura.
-Hola.
Saluda ella sacándose la
bufanda y la
chaqueta antes de
sentarse y pedirle
al mozo, que
se acerca, un té con limón. Su
perfume es riquísimo,
aunque él no
tiene la menor
idea de cuál
es.
-Hola
Lu, te veo
bien, te miraba
caminar y pensaba
que estas madura,
para comerte.
-¿Seré
afortunada y me comerás? Lo
pregunto enarcando las
cejas, como si la pregunta
fuera otra.
-Bueno…nunca
me has dejado
así que supongo
que no me
lo merezco pero si me
has dejado estar
en tu vida
y me has
regalado un par
de besos, soy
afortunado. Y lo
dice de verdad,
de corazón.
-Más de lo
que te mereces.
Todavía no me
explico cómo es
posible que seas
mi amigo, vayas
a mi casa,
intrigues con mi
mamá y charles
con mi papá
junto al asado. Por
no hablar de
que salgas con mis
amigas. No está
enojada, simplemente enumera
algunos hechos.
-Bueno,
yo he querido
estar en tu
vida, habría preferido
tener ciertos privilegios,
a estas alturas
no voy a
mentirte, pero no
eran determinantes. Tenemos
amigas en común,
eso también une.
-Vamos a dejar
ese tema, el
de mis amigas,
por favor te
lo pido. Nunca
me mentiste y
por eso soy
tu amiga. Decime
que está pasando,
me miras de
una manera rara,
que nunca te había visto,
¿qué pasa Ángel?
-Emigro,
me voy a
España. Ángel la
vio recostarse en
la silla mientras
le escuchaba decirlo,
con la sorpresa
reflejada en la
cara.
-¿Cuándo?
-El
cinco de julio,
a las dos
de la tarde.
-La
semana que viene.
Lucia lo mira
jugando con una
servilleta que tiene
entre las manos,
en sus ojos
hay unas lagrimas
reprimidas y están llenos
de ternura. –Te vas,
me abandonas finalmente,
te pierdo.
-Si. Me encantaría poder
decirte que no,
que estaré ahí para
un café, ver
tu panza el
dia que te
quedes embarazada, antes,
espero haberte reventado
el casamiento, podría hasta
meterme en la sacristía
con
alguna dama de
honor. Seguir insistiendo
haber si un
dia flojo entregas.
Esas cosas, pero
no van a
pasar. Ahora es Ángel quien
lagrimea.
Lucia le ve
llorar y no
aguanta más las
lagrimas que pugnan
por brotar descontroladas, curiosamente
no le importa
el espectáculo que están
dando,
ni las miradas
de los mozos,
ni nada, solo
siente en el
fondo del pecho
un vacio enorme.
Hace años que
siente que ama
a ese condenado
con toda su
alma, el mismo
tiempo que sabe
que nunca, bajo ningún
concepto
debería hacérselo saber,
es un mujeriego
empedernido, incapaz de
estar con una
sola mujer, y
ella eso no
lo soportaría. Aunque
también ha descubierto
que él lo
sabe, ¿cómo?, lo
ignora, pero lo
sabe. Y se
nota en como
la trata, con
una complicidad especial, eso querría ella
para siempre de él, sabe
que no es
posible. Y ahora
se va, se
va, piensa que
ya no hay
tiempo, ya no
hay una historia
, es el
epilogo y lo
va e escribir
bien. Digno colofón a
una rara historia
de amor, la
suya con Ángel,
porque es lo
que siempre ha
sido, una historia
de amor, descubrirlo
le hace bien,
saberlo, aceptarlo, la
libera. Con un
pañuelo se seca
las lagrimas viéndole llorar,
un hombre llorando
frente al público,
en público. Llorando porque
se va y
lo deja todo,
por sus amigos,
por sus amigas,
por la flaca,
por sus amantes
y por ella.
-Nunca
me dijiste porque
me habías mordido
la noche que
nos conocimos, creo
que ya podrías hacerlo,
crecí y supongo
que puedo escuchar
la respuesta. Además
te vas y
puede que ya
no tenga ocasión
de preguntarte. Quiero
saberlo.
-Estabas
con las demás guachas
dando vueltas por la pista,
llevabas un vestidito
muy favorecedor, que
te dejaba los
hombros al aire.
Se te acercaban
tipos como moscas
y vos los escupías, se
me ocurrió que
un mordisco bien
dado podía dar
resultado y acá
estamos así que
funciono.
-Fue
como si me
levantaras el vestido
con una mano
y con la
otra me acariciaras,
fue una caricia
intima pero lo
mejor fue que
te alejaste, te
fuiste dejándome perpleja.
La verdad es
que se había
quedado sorprendida e
indignada por
el atrevimiento de
ese guacho que
la había mordido
en un hombro.
-Lo
mejor de todo
es que solo
nosotros dos nos
dimos cuenta de
que había pasado,
ya éramos cómplices.
Después se alinearon
los planetas con
la pelea que
se armo y
el descontrol en
la parada, ahí coincidimos,
vos te tapaste
con las manos
los hombros al
verme, nos reímos
y estuvimos hablando
un buen rato.
-El
principio. Dijo Lucia.
-El
principio.
-Me
tengo que ir, ¿Qué
haces
mañana de nochecita?
-Nada,
la valija.
-Pasa a buscarme
a las siete.
Pero antes tenes
que hacer algo.
Dicho lo cual
se saco el suéter y empezó
a
desabotonar la camisa
dejando al descubierto
el mismo hombro
de entonces.- Mordeme,
como aquella noche.
Y ladeo un
poco el cuello.
Se
despidieron con un
beso hasta el
otro dia.
A las siete
de la tarde
el toca el
timbre, sale Lucia hermosa, se
suben al coche
y el pregunta
adonde van.
-Llévame adonde quieras
Ángel.
-¿Pero vos, adonde
queres ir?
-Llévame
a un telo
y no hagas
preguntas idiotas. Llevas
siete años queriendo
comerme, exactamente el
mismo tiempo que
llevo yo deseando
que lo hagas.
Te he visto
irte con otras
mujeres y sé que te coges a
dos amigas, he
sido buena, he
evitado quemarme y me he
perdido de comerte.
Cada vez que
me atacaste hice
un esfuerzo para
no caer, porque
yo también quería
pero no me
animaba, no sabia
como manejaría el después. Mi
mamá te dice:
Yerno, te deja
entrar a mi
cuarto, mi hermana
coquetea contigo, mis
amigas te cogen
y yo tratando
de no cagarla,
pero ahora vos
te vas, y
antes de que
lo hagas te
probare y después podrás
irte.
Lo único reseñable
de esa noche
es el final,
cuando Ángel la
deja en casa,
de madrugada. Lucia
lo abraza fuerte
y le muerde
el hombro, haciéndole sangrar,
acto seguido le
besa con la
boca llena de
sangre. Y le
murmura entre los
dientes:”Te amo hijo
de puta, te amo”.