Cumpleaños de
Estela, soy de los primeros
en caer, ya
están: Cristina, Ana,
Paula e Inés.
Hace dos semanas
anduvieron por Brasil
de vacaciones y
Paula tiene el
álbum de fotos
pero no quiere
que yo lo
mire. Lo abraza
contra su pecho
como si fuese
un bebe y
no parece dispuesta
a soltarlo. Es
raro porque no
creo que hayan
sacado ninguna foto
comprometedora, ni con
las tetas al
aire ni totalmente
en cueros, vaya
uno a saber
porque Paula se
pone así.
Se supone
que vendremos todos,
seremos un montón,
pero es temprano
todavía. Picoteo distraído,
pregunto qué tal
les fue por
el país vecino,
que tal lo
pasaron. Muy bien,
todo genial, me
dicen, tenes que
ir, no sabes
qué lindo. Paula
habla con Inés
un poco apartadas,
niega con la
cabeza enfáticamente, pregunto
qué ocurre pero
me dicen que
nada, no pasa
nada. Hablamos sobre
qué haremos para
el cumpleaños de
Joaquín, pero no
sabemos qué quiere
hacer el, así
que habrá que
esperar que se
decida y en
base a eso
ver. Comentamos la
ruptura del noviazgo
entre Richard y
Liliana, se veía
venir, ella está
muy afectada y
nadie espera que hoy
aparezca, el probablemente
si lo haga.
Paula discute
acaloradamente con Inés,
así que las
demás van a
ver qué pasa,
me quedo donde
estoy y las
miro, es evidente
que algo preocupa
y afecta a
Paula y no
a las demás; también es
evidente que tiene
que ver con
el álbum y con que
yo vea las
fotos. ¿Qué puede
ser lo que no quiere
que vea? Se
me despierta la
curiosidad, claro que
será difícil sacárselo
a Paula. Discuten
todas ahora acaloradamente y
Ana le pide
el álbum, Paula
se lo entrega
cabizbaja. No entiendo
nada, alguien debería
hacer un curso
que le ayudara
a los hombres
a interpretar a
las mujeres, tipo:
De quince años
a veinte, seis
meses; de veinte
a treinta, seis
meses; de treinta
a cuarenta, seis
meses más de
curso, así capaz
que seriamos capases
de entenderlas, no
lo sé. Las
miro y veo
que algo cambio,
Ana me ofrece
el álbum y
se aleja con las demás.
Todas están expectantes,
Paula sufre claramente.
Abro el
álbum y las
veo en la
playa, riendo. Varias
fotos donde las
niñas están en
primer plano y
la playa o
la ciudad están
detrás. A la
decima foto hay
cuatro pibes intercalados
entre ellas, Brasileros,
chupados, requemados, con
onda surfera. Aguanto
la risa y
no levanto la
vista, serán guachas
y bandidas, menudas,
menudas; con razón
Paula no quería
que las viera,
ella sabía que
me daría cuenta.
Esa mano sobre
la cadera de
Cristina, es posesiva,
para ser inocente
debería estar varios
centímetros más arriba,
cae muy baja,
y adelantada. Esa
mano ya acaricio
a Cris íntimamente.
Sigo con las fotos. Estela
esta reclinada sobre
su Brasilero, solo
le he visto
hacerlo con algún
novio. Paula, hay
Paulita, la tienen
agarrada, sujeta, con
firmeza y se
ríe feliz, satisfecha.
El abrazo rodeándole
el cuello a
Ana también delata
posesión y entrega.
Falta un muchacho
para Inés, pero
ella tiene el
pelo suelto, solo
se suelta el
pelo después de
una noche de
sexo salvaje. ¡Qué
guachas! Que lindas.
Son tan especiales
que todos las
creen bobas, y
de bobas tienen
lo que yo
de galán. Mantengo
la seriedad, Federico
novio de Paula
haría bien en
plantearse si es
tan vivo como
cree, yo no
lo voy a
avivar, no le
cuento a Paula
que él se
va de putas,
no le diré
nada del Brasilero.
Ni al resto
de vivos, alguno
es amigo, pero
ellas también lo
son, a ellos
los cubro por
sistema, deberé cubrirlas
a ellas también
ahora que empiezo
a descubrirles algunos
asuntitos.
-¿Te gustan
las fotos?- Pregunta
Ana.
-Están lindas,
parece un lindo
lugar.-
-Conocimos a
esos chicos, unos
genios, nos mostraron
la ciudad y
las mejores playas.-
Explica Estela.
-Paula estaba
preocupada, por si te pensabas
algo que no
era, viste como
son ustedes, los
hombres.- Esa es
la linda de
Cristina.
-Decinos lo
que las fotos
te dijeron, antes
de que lleguen
los chicos, Paula
intuye de que
sos capaz, las
demás no tienen
idea, somos tus
amigas, que sepan
de una vez
con quien se
juegan los cuartos.
Les he dicho
que sos capaz
de darte cuenta
de cuando menstruamos,
no me creen,
les he dicho
que sos muy
observador y nos
tenes estudiadas, creo
que es justo que
sepan que tanto
nos lees.- Inés
es así, se
juega con todo,
cerebral analiza hasta
el hartazgo pros
y contras, cuando
toma una decisión,
no la para
nada.
-Se divirtieron
el primer dia en la
playa, salieron por
la noche y
se levantaron a unos Brasileros
y se fueron
al hotel e
hicieron chanchadas repetidamente. Inés
se corto sola,
consiguió también lo
suyo, pero su
Brasilero trabajaba o
era casado porque
no podía acompañarla
a la playa.
Las manos agarran
bajo como acariciando,
esa manera de
agarrar el cuello
solo te lo
permite una novia
o una amante;
Paula esta agarrada
como si estuviera
en la cama
y Estela se
reclina con indolencia.
Inés lleva el
pelo suelto, solo
se lo suelta
después de una
noche salvaje donde
no puede faltar
el sexo.-
Todas menos
Inés exclaman y se quejan,
preguntan cómo puede
ser, que no
es justo y que me
van a dejar
de hablar y
de ver, menudo
monstruo soy, así no se
puede, una mujer
necesita que los
tipos sean nabos,
no que lean
en ella como
un libro abierto.
Paula se pone
a llorar. Inés le
dice que se
quede tranquila, que
yo no diré
nada a Federico
ni a los
demás. Paula tiene
sus dudas, hombre
al fin y
al cabo, soy
poco fiable. Inés
suelta el misil
definitivo: “¿Cómo creen
que sabe lo
de mi pelo?”
Las caras de
asombro son totales,
¿vos y él?
¿Desde cuándo? ¿Cómo
es posible? Estela
me pide que
salga, necesitan hablar
sin un hombre
delante.
Las dejo
discutiendo acaloradamente, Inés
quería decírselo hace
tiempo, le frenaba
que ellas lo
vieran como una
traición. Ella no lo busco,
ni yo, coincidimos
en un boliche,
ella de caza
yo bobeando sin
conseguir que una
mujer me escuchara
cinco minutos; hablamos
un poco y
me pregunto si
sabia guardar secretos,
bien guardados, le
dije que si,
pregunto que haría
con ella si
me dejara hacer
algo, se lo
detalle, le gusto
y haya nos
fuimos. Cada tanto
llamaba y nos
dedicábamos a darnos
placer. Que tuviera
novio me parecía
un detalle nimio,
además era un
pedante muy pagado
de sí mismo,
hacer gemir a
Inés era una
venganza triple, por
aguantarle cuando no
había más remedio.
Sentadito en
el jardín espere,
no me llamaban
para que entrara, por
fin fueron cayendo
los guachos. Federico
venia entusiasmado con
una puta que
según él era
un volcán, los
demás opinaban que
debería andarse con
cuidado, cualquier dia
Paula se avivaba
y lo mandaba
a cagar. El
novio de Inés
apareció, en coche
nuevo, monotemático, insufrible.
Nos llamaron las
chicas y entramos.
Fue una noche
tranquila, el álbum
de fotos daba
vueltas pasando de
mano en mano,
todos comentaban que
lindas las playas,
que bien que
conocieron a unos
Brasileros, así no
estaban solas. Deberían
ir todos los
años chicas, no
es tan caro.
El álbum
cae en mis
manos y lo
ojeo distraído, Federico
opina que Paula
es terrible mina,
porque otra, igual
le habría puesto
los cuernos y él sabe que
ella es incapaz.
Todas son terribles
minas, unas mujeres
barbarás que no
merecemos ni como
amigas, lástima que
sean tan inocentes,
¿verdad? Si Fede,
una lástima, deberían
ser más despiertitas.
Bueno, estamos nosotros
para avivarlas, suavecito
para no asustarlas,
yo con Paula
voy con tacto.
Casi me atraganto
con un sándwich,
algunas veces creo
que somos rematadamente
idiotas, me incluyo,
aunque sepa leer
un álbum de
fotos