Bueno, supongo
que saben que
tengo una enfermedad
que debo controlar
periódicamente. Fui a
la doctora ayer
y me ha
dicho que tengo
que hacer deporte,
he engordado y
el colesterol se
ha vuelto a
disparar, el deporte
que sea, pero
que haga. Doctora: Judo, los
demás no me
gustan. Pues, haga
Judo. Pero es que yo
no pensaba volver,
¿sabe? Entonces otro
deporte hay muchos,
¿que tiene ese
Judo que no
tengan los demás?
Uy Doctora es
largo y complicado,
no sabría decirle,
hay gente más
preparada que yo
para explicárselo. Es
diferente, te hace
sentir distinto, no
sé. Bueno, usted
me hace deporte,
el que quiera,
pero hace. Si
señora. Parece mentira
que siempre los
Dioses me hagan
zancadillas, debo volver
por orden medica,
para matarse, ahora a buscar
un lugar adonde
ir. Igual pruebo
correr o andar
en bici, o
caminar. O me
animo a nadar;
o me anoto
en estas cosas
nuevas donde te
convierten en una
maquina asesina en
seis meses; para
gimnasia artística estoy
recontra pasado, el
futbol de me
da mal, el
básquet es enigmático
e indescifrable, por
algo Jordán no
es humano. Para
jugar al pato
no tengo caballos,
un amigo Fernando
sabe jugar y
seguro me enseñaba,
pero sin cuadrúpedos
no se puede.
Karate me da
miedo que me
peguen, igual que
Taekwondo, Aikido requiere
Paz y armonía,
carezco de ambas;
el boxeo es
para hombres bien
machos, el rugby
es violento igual
que el futbol
americano, el base
ball me parece
para retrasados. Sipalkido,
Hapkido y Ninjitsu
se me hace
que no son
para mí. Lucha
libre o greco
romana aburridas, comparadas
con Judo.
Qué buena
pregunta esa de que tiene
el Judo que
no tengan los
demás, formidable, no sé ni
por dónde empezar
a responderla. Es
evidente que me he saltado
muchas clases y
no preste suficiente
atención, de lo
contrario sabría que
responder, sin dudar
diría: te enseñan
a ser sutil
como el viento.
Persistente como el
sol. Profundo como
el océano. A
ser agua horadando
la roca, a
ser roca soportando
el embate del
viento. A ponerte
en el lugar
del otro, a
proteger al débil,
al anciano, a
las mujeres; a
buscar siempre adversarios
fuertes, grandes o
numerosos, verdaderos desafíos
que midan fielmente
la calidad de
tus conocimientos. A
ser educado, amable,
tolerante y responsable.
Te enseña a
levantarte cada vez
que la vida
te clava de
cabeza, sin importar
la violencia del
golpe, el dolor
que te llena,
sin excusas. También cuenta
que la gente
que te rodea
en Judo suele
ser buena gente,
eso hace que
te contagies y
a la larga
también seas una
buena persona. Una
persona que entrena
tres veces por
semana, dos horas,
no tiene problemas
con el ego,
ni la soberbia
le puede ni
pierde la humildad.
Hay otras
cosas como ir
a campeonatos, como
enfrentarte a un
machete que da
pavor, como soportar
el ataque de
un perro, trabajar
de seguridad por
ahí o entrar
a tanques de
lastre y que
los inunden contigo
dentro o que
diez tarados te
persigan y debas
refugiarte en un
sótano, a oscuras;
o que te
caigas en una
zona recién llenada
con hormigón, te
hundas hasta la
cabeza, todos crean
que morís y
vos tengas la
frialdad de conseguir
salir; que te
ataquen sin aviso
previo en la
calle, el cuchillo
te acaricie el
cuello y conserves
la sangre fría
para reducir al
atacante sin matarlo,
solo un poquito
de dolor. Que
una amiga este
en medio de
una batalla campal
y vos te
metas a sacarla
porque cualquier otra
cosa no te
sirve. O emigrar,
irte lejos, no
saber donde hay
calles peligrosas, que
barrio esquivar y
cual no; verte
solo, solito con
tus demonios y
ojala tengas el
suficiente Judo en
tu corazón como
para conseguir sobrevivir.
O que una
amiga te diga
que quiere cruzar
el barrio chino
y lo cruses
de punta a punta con
ella aferrada a
tu costado porque
lo que ve le taladra
el cerebro, podría
no haberlo hecho,
ella quería ver
un poco de
ese mundo que
solo intuye que
existe, le hice
el regalo. Y
todo lo que
nunca escribiré, porque
no le importa
a nadie que
hice o porque,
pero era Judo
y era un
Judoka.
Jamás deje
de darle una
mano a quien
me pedía ayuda:
Amiga, Amigo, Padres,
Compañeros o Vecinos.
Ayudándoles cruce la
línea legal muchas
veces y sabiéndolo
bien, consciente de
las posibles consecuencias, asumiendo
que no siempre
resulta fácil ser un Judoka
y que los
demás, generalmente los
que no lo
son, te pidan
una mano implica
responder como si lo fueran.
He pensado mucho desde
que la doctora
me mando a
entrenar, pregunto que
tenía el Judo
que no tuvieran
los demás; es
simple y fácil:
el Judo quiere
que sea mejor
persona cada dia
y no se plantea si
es posible o
no, va a
lograrlo, va lográndolo.
De paso haces
ejercicio, bajas el
colesterol, quemas toxinas
y tenciones, te
distraes y te
reis. Y si sos
un jovencito bueno
estudias mas y
te portas mejor
en casa. Si sos un
veterano aburrido escribís,
otros trabajan e
incluso hay quien
enseña Judo.