Situación:
Campeonato Nacional. Lugar
Club de Remeros
de Mercedes. Año
1987. Edad del
que desvela la
historia 17.
¿Hace falta
decir que era de Judo?
De Judo. Llegamos
tarde el viernes,
nos dieron alojamiento
y me tire a dormir.
Me costo y
casi no dormí
nada: nervios, susto, excitación
y ruido de
los que iban
y venían. Saber
que recibiría varias
palizas no ayudaba
nada a dormir.
No será tanto,
exagera, andaaaaaaaaaaaa; si,
si, palizas físicas
y morales: Juanjo
Gorriz, lo tienen
verdad? Yo le
duraba siete segundos,
durante diez años,
Yoko Tomoe o
Tai Otoshi con
Juji Gatame. Saberlo
no ayudaba en
nada, saber de
qué me iba
a ganar. Había
otros nenes, le
nombre a el
porque sé que
no le molestara. Me
cuido en cada
combate, moralmente eso
te destroza, siempre
me dejaba sacar
una mano para
rendirme, yo me
olvidaba que tenia
piernas. Nunca una
burla, nada. Ignoro
porque me trataba
así, supongo que
era la convicción
de que yo
seguiría intentándolo, eso él lo
veía como valentía,
a los valientes
se les respeta.
¿Entienden? Sean valientes,
serán respetados.
Por la
mañana dimos una vuelta
y llegando al
Remeros, casi en
la puerta veo
a una piba
en moto, rubia,
linda, linda, linda,
linda con cara
de bancarse pocas
bobadas y no
aguante y me tire adelante
de la moto:
písame linda. Dije.
Y la divina
acelero la moto
a fondo y
busco hacerme carozo.
Rodee por el
piso y zafe
por los pelos,
mis amigos se reían mal-mal,
uno me decía
que un dia
una guacha me mataría, que
dejara de hacer
esas boludeses. Me pare
y la mire,
ella me miraba,
acelerador preparado, si
amago a ir
sale zumbando, me reí porque
era linda, era
valiente y yo
me lo merecía
por nabo. Jamás
espere que ella
me tirara la
moto, de lo
contrario, soy nabo
pero no tanto,
le digo algo
y listo, me
mantengo alejado de las ruedas.
La saludo con
la mano y
arranco como para
la puerta, en
medio del camino
siento el motor
de la moto
y pienso en
dar un salto,
me quedo quieto,
ni miro. Para
a mi lado
y me suelta: ¿Hay
Judokas tan nabos?
Hay uno le
digo y se va con
la moto. Durante
años se burlaron
de mí mis
compañeros. Juan Tolosa:
Negro, un día
una guacha como
esta te va
a matar, estuvo
cerca. Si veo
a Juan mañana
me lo recordara,
seguro. De mis
payasadas esta es
la que más
recuerda, se rio
horrores.
Hora de
competir. Resumo: me matan.
No gano un
combate. Eso de
ganar por Ippon
era complicado, los
otros no se
dejaban. Confundir al árbitro es
una tentación, si
sabe Judo, si
fue competidor te va a
joder bien jodido:
te cazara al
vuelo. Si es uno que
no sabe estar
trenzado con otro
que le quiere
masticar el cuello, si
no lo vivió,
te puede salir
bien, yo te
diría que igual
no lo hagas.
Encima si me
arbitra mi viejo
no ganare por
Han tei. Además
si consigo el
Ippon, el dará
Wazari, deberán ser
las puntas que
marquen Ippon. Así
nadie tendrá dudas
de que no
solo no me
beneficia si no
que me pone más difícil
la victoria. Es
justo, no se
equivoquen, es terriblemente
justo para todos
los demás y
para mí. Y él se
animaba a arbitrarme
y a sus
alumnos, alguno mas
también lo hacía,
y a ningún
alumno le parecía
mal: lo hace
con Rafa que
es el hijo,
¿no va a
hacerlo conmigo?
Fíjate bien,
perdía y seguía
y no buscaba
ganar si no
era por Ippon.
Alguno conseguí a
través de los
años, cuando ocurrió
paso algo increíble:
aplauso cerrado, ovación
sostenida. ¿Qué aplaudían?
¿Lo sabes? El
esfuerzo sostenido en
el tiempo. Esforzarse
es duro, es
en soledad muchas
veces, hace falta
convicción, determinación, ganas,
constancia y más
cosas, todas te
darán una vida
mejor, donde conocerás fracasos
y derrotas, alegría,
tristeza, desazón; si,
todo eso. Papá
y Mamá no estarán siempre
para decirte que
tenes que hacer
o como hacerlo
o cuando, empezar ahora
a buscar un
aplauso cerrado, no
solo en un Pabellón con
el Judo, en
el Dojo de
la Vida, el
tatami más duro
de todos, el
mejor, el único
que dirá quien
eres, que eres,
lo dirán quienes
te aplaudan de
pie, entre esas
personas habrá algunas
que contribuyeron a
convertirte en lo
que sos, recordalos,
evócalos y asegúrate
de que se
sientan orgullosos.
Cae la
noche y consigo
que una locataria
acepte dar una
vuelta. Como sabes
tengo 17 años
y soy virgen,
un Payaso, un
Nabo y alguna
cosita mas, lo
que no quita
que mañana arbitro,
eso quiere decir
que debo acostarme
temprano. Se lo
digo a la
chica, me tengo
que acostar como
tarde y a
reventar a la una. No
le gusta mucho,
cree que la
apuro para llevarla
a alguna zona
llena de yuyos,
y al final
vamos a una
zona más oscura
que el carbón
y ella dice:
No. Cuando una
chica te diga
que no, es que no. No, es
no, punto. Más
adelante aprenderse alguna
sutilezas, pero eso
es un juego
de grandes, muy
grandes, por ahora
vos si la
chica dice que
no, vos te
quedas quieto. Y
haceme un favor:
seguí tratándola como
hasta ese momento,
con respeto. Acompáñala
a su casa, sácala del
bosque. Te sorprenderás
como ese no
cambia, igual no
esa noche, otra.
Chicas: procuren evitar
meterse en una
zona como boca
de lobo. Si
entran pueden pasarlo
mal y no,
no es justo,
ni está bien, eso no
quita un gramo
de peligro. Cuídense
ustedes las primeras. Entonces la
acompaño hasta donde
me pide y
vuelvo al Remeros.
Llego, voy entrando,
y por la
escalera baja una
parejita. Ella quince,
el dieciséis. Ella
es una guaranga
de cuidado, el
cree que es
vivo. Puedo hacer
que vuelvan a
entrar fácilmente, a
él se lo
ordeno y despierto
a la vieja
de ella y
listo. Tengo 17,
no soy mucho
mejor que él,
nunca lo seré,
nadie me ha
dado ninguna autoridad,
ni me animo
a asumirla. Decido
que ya que
ella se está
escapando, eso es
seguro, su madre
cree que es
una niña con
alas, un angelito
y no solo
no es nada de eso,
ya quiere crecer,
se siente muy
madura, es mentirosa,
manipuladora y poco
fiable y le
miente a la
madre y a
quien se le
ponga a tiro;
y ya que él no
quiere escucharme y
me tiene harto,
decido que no les veo.
Un regalo chicos,
no les veo,
ojala sean tan
vivos como presumen
y usen forro,
lo dudo, pero
no voy a
ir a ponérselo a
él, ni a preguntarle
si llevan, nada.
Maduren dándose cabezazos
contra la pared.
Duermo, he
perdido compitiendo todos
los combates, sigo
virgen, conmigo solo
están los renacuajos,
los demás andan
quemando la noche
por ahí. Me
siento bien nada
mas pensar en
la rubia de
la moto, una
linda fiera. Duermo
como un tronco,
me despiertan los renacuajos, ayudo
a los más
chicos a ir
al baño, atamos
con el cinturón
al mas jodon,
bueno ato, agarro
de la oreja
a dos que
se metían en
el vestuario de
chicas, estos no
eran tan chicos.
Uno llora, le
van a pegar,
no pasa nada
a mi me pegan siempre,
¿no viste ayer?.
Subí al tatami,
divertirte, saluda, bájate,
no pienses en
nada más. Desayuno
con mi viejo,
le contaron de
una rubia en
moto, no se
traga la pipa
riéndose por que se
le
cae, así nunca
vas a tener
novia sentencia. Si
llega a saber
que todavía soy
virgen se la
come la pipa.
Empezamos. Arbitro
en el tatami
A. Primer descanso
y voy a
la grada, esta
la mamá de
la que se
escapo anoche. Me
da vuelta la
cara, no quiere
saber nada de mí, soy
despreciable. Tenía 17
años, estaba mas
verde que las
lechugas y lo sabía, ahora
no soy mucho
mejor, pasaran mas
años, aprendí a
intentar salvar hasta
los que no
quieren ser salvados,
ahora a esa
guacha yo le pego dos
tortazos y la
hago subir a pedirle permiso
a la madre
y el sube
a puro boleos
en el culo
o vienen y me dicen
lo que pasa:
colaboro, fabrico coartadas,
ayudo, exijo a
cambio que estudien,
que en casa
mejoren. De acuerdo,
está bien pero
el problema no
soy yo, es
usted y su
hija. A su
hija yo no
la cuido mas,
en adelante que
otro se haga
cargo, es mentirosa,
se escapa, no
avisa y ya
que estamos no
es virgen. ¿Contenta?
Anoche les vi,
pero esta a
su cargo, si
se le escapa
no es mi
problema y encima
cuando usted la
pesca me quiere
usar como corta
fuegos. Yo estoy
tranquilo y ahora
si me disculpan
voy a seguir
arbitrando.
Qué fin
de semana más
asqueroso, pienso mientras
espero que suban
los competidores. Los combates
van bien, me
olvido de todo.
En un momento
escucho:” Para ser un nabo
lo hace bastante
bien.” Yo rogué
por que no
fuera la rubia
de la moto, era. Sentadita
en la grada
con unas amigas,
mas linda si
cabe, más peleadora.
Es la estrella,
todos saben que
casi me pisa,
mis compañeros disfrutan,
alguno que no
lo es, también .
Un gracioso trae
a mi viejo
y se lo
presenta. Yo me
abstraigo y arbitro.
Imposible no escucharla.
“Si fuera menos
payaso igual me
tomaba un helado
con el” “Para
ser Montevideano no
está nada mal,
lindo no es,
feo del todo,
tampoco.” Y así
toda la tarde,
una tortura.
El ómnibus
está cargando equipajes,
salimos en nada
y veo a la rubia
de la moto
que viene, sola,
no lo dudo
me meto en
la bodega, paso
para el otro
lado y me quedo mirando
adonde me escondo,
¡no hay adonde!.
Ella bordea el
ómnibus y aparece
con una sonrisa
burlona de oreja
a oreja.
Y me
remata chicos, me
degüella. “Mi amiga
no supo ver
más allá del
nabo, yo no
te habría dicho
que no” Besito
dulce, perfume embriagador
que te deja
chueco y ha
desaparecido. Me arreglo
el fin de
semana justo hasta
que uno cuenta
como intente huir
de la rubia
metiéndome en la
bodega. Las carcajadas
atronan el ómnibus.