Trabaje un
tiempo en un Discopub de
un pueblo. Llegue
ahí recomendado por
el novio de
Sandra una de
las camareras, que,
me conoció trabajando
en una Disco
donde él, era
mi jefe. En
el Discopub había
tres barras, una
la llevaban Sandra
y Lola, dos
bellezas infartantes, Sandra
rubia, Lola morocha.
Una Maestra de
preescolares, la otra
estudiante de Químicas.
Hasta conocer a
estas dos demonias,
los refuercitos los hacía yo,
ellas me agarraban
y yo era
el fiambre, desde
la primer noche,
menos mal que
el Colombiano que haría
yunta
conmigo se lo
tomo con flema:
sos casado, esas
dos para vos,
las demás para mí. Sergio,
el novio de
Sandra le había
dicho al dueño
que me dejara
trabajar, que se quedaría
asombrado y
a la novia,
según ella me
dijo: es lo mas legal
que, vas a
conocer nunca, más
que yo, podes
confiar en él, más que
en mi. También
de entada me dijeron que
al final había
un rato de descontrol, solo
trabajadores, si sos
tan legal, mi
Sergio lindo, nunca sabrá lo
que pasa. Trabajar
en un pueblo
si sos de
afuera es complicado,
lo solucionamos con
un control férreo
de la puerta
que, a Colombia
no le gustaba
y lo hacía
yo, la sala
era para él.
Era un deporte
local colarse en
un baño en
pareja heterosexual y
hacer chanchadas, el
dueño no quería
que lo permitiéramos; era
un deporte local
romperle la cara
a los de Seguridad, a
nosotros no nos
interesaba y era
un deporte local
sacar de quicio
a las dos
demonias, debíamos evitarlo.
Teníamos un montón
de inmigrantes súper problemáticos y
Gitanos que te
armaban una guerra
por cualquier cosa. Éramos dos,
contra mil y
pico, todos conocidos
entre sí. Colombia
era Psicólogo recibido,
se manejaba bárbaro
con todos, nunca
se iba solo
a casa, se
lo rifaban las
pibas y no
tan pibas.
Establezco unas
normas. Nada de
bermudas y si
pido identificación y si no
tienen no entran,
para las pibas
especialmente, hay guachas
de catorce que
parecen de casi dieciocho y
a los Gitanos
les pido que
escondan las cadenas
de oro bajo
las camisas. Alguno
intenta saltarse las
normas, no entra
por un mes,
si hace algo más grave
no entra en
tres meses y
si me pone
en plan Mad
Max, no entra
mas. Se corre
la vos y
se portan bien,
es el mejor
boliche de la
zona, quieren venir.
Al quinto
sábado Sandra quiere
saber porque al
terminar la sesión me
quedo en la
puerta, que ya está
cerrada y no
intervengo en la
juerga; le explico
que no fumo,
no tomo alcohol
ni drogas, no
pinto nada ahí,
me refuta que
puedo mirar y
que mirar mi
mujer debe dejarme,
¿o no? Qué
remedio observo la
juerga. Sandra y
Lola se suelen
subir a la
barra y caldear
el ambiente retorciéndose, pero
ahora derretirían el
polo. Ni las
que son profesionales
y cobran una
fortuna por subir
la temperatura de
una sala compiten
con esas dos.
Me mando mudar
cuando esas dos
inclasificables mujeres se
dan un beso
mas lésbico y
mas tórrido que
el averno. Chau
loco, a la
puerta y de
espaldas a esas
dos, si, si,
vienen y me hacen un
refuerzo. Colombia dictamina
que me van
a violar juntas
primero y por
separado después, que
cuanto más trate
de evitarlas más
calientes se van
a poner. Sé
que no es eso, juegan
porque el gato
no tiene garras,
se besan porque
les da la
gana. Uruguayo te
van a hacer
carne picada. Tranquilo,
yo le digo
a tu señora
que peleaste como
un león, pero
nadie te va
a decir nada
por dejar de
pelear, nadie. Esas
dos juntas o
separadas tienen que
ser un manjar.
Tenemos algún conato
de pelea pero anecdótico, eliminamos
a los deportistas
del sexo en
el baño, menos
a una pareja
que encima le
gusta que la
miren, lo arreglamos
sacándolos casi en
bolas, yo a
ella con la
tanga en los
tobillos, Colombia al
pibe con los pantalones en
los tobillos, nunca más volvieron.
Una noche cae Héctor Barbera,
piloto de motos, vive
cerca y las
mas jóvenes se
descontrolan, es un
circo. Héctor es
tan crack que
va al coche
y me trae
una camisa de
las que regalan
en el mundial,
pienso que buen
pibe, que detalle,
resulta que no,
me ha reconocido,
sabe mi nombre
mi apellido y
donde entreno, le
di una clase
hace años, nunca
la olvido, usa
lo que dije para
correr, me da
las gracias y
se va. A
mi lado tres
pibas necesitan aire,
las tres comentan
lo que le harían al
pobre Héctor, una
se lamenta de la
edad, les pido
la identificación y
me la dan,
mansas. Parecen de dieciocho, dos
tienen quince recién cumplidos
una catorce, le
falta un mes;
menores no pueden
entrar, ellas son más maduras
que muchas taradas
con diez años
mas que cada sábado
rompen
los quinotos; hemos
pasado una inspección hace
nada, ni se
fijaron en ellas.
Les devuelvo las
identificaciones, no digo
nada. Me miran
agradecidas y prometen
portarse bien.
Cerramos y bajo
la cortina. Aparece
Colombia desenfrenado, tengo
que ver algo,
le sigo, es
Lola bailando, danzando
o convocando al
demonio. La mano derecha
en la cabeza,
la izquierda agarrando
la pollera, no
he vuelto a
ver nada igual,
se movía con
una sensualidad admirable,
cuando la otra
se sumo, yo me fui
a la puerta
y apoye la
frente en el
frio metal. ¿Cuándo sos
un criminal? ¿Cuando
pensas cometer un
crimen o cuando
lo ejecutas? Pensarlo
ya lo pensé.
Vienen las dos
a las risas
y se paran,
resulta que a
las dos las
venia a buscar
el novio de
Lola, que no
puede venir, necesitan
que las lleve
a casa. Las
llevo y resultan
ser una Maestra y una
estudiante, el final
es una descarga,
los besos se
los dan desde
que se dieron
uno que dejo
bien empalmado al
auditorio, contigo jugamos
un poquito, de
malas.
La policía viene
a investigar cómo
hacemos para tener
tanta tranquilidad, les
explicamos el método,
las reglas y el trabajo
de la puerta
con Colombia. Mucha anticipación, estar
pendiente, prevenir y
anticipar. No hay
secreto, hay que
trabajar mucho y
bien para que
no haya problemas.
Un pibe me
dice que en
el baño hay
uno molestando, vamos
con Colombia y es
un amigo del dueño, le
digo que salga
un rato y
me escupe en la cara.
Es amigo del
amo, no sale.
Lo saco a
boleos en el
culo, con Colombia
tratando de frenarme,
llego a la
puerta y lo empujo fuera.
El dueño llega
y me dice
que lo deje
entrar, bien, búscate
otro que te
haga la seguridad,
yo no vengo
mas. El tarado
entra y a los diez
minutos me saca
una navaja, chiquita,
nada; no es
el arma, es la actitud.
Lo desarmo tan fácil
que
me da hasta
pena, lo caso
de los pelos
y del fondillo
y lo tiro
a la calle,
le tiro la
navaja por la
cabeza. Estoy cansado,
trabajo en la construcción, los
viernes me levanto
a las siete
de la mañana,
trabajo todo el
día, voy un
rato a entrenar,
duermo dos horas
y al Discopub,
muchas madrugadas no
llego a casa,
paro el auto
y duermo hasta
que mi mujer
me despierta preocupada
porque no llegue.
Necesitamos el dinero,
está embarazada, y
voy a perder
otro trabajo por
querer hacer las
cosas bien, estoy
harto de tanta hipocresía, de
tanto nabo que
solo sabe mandar
sin ideas ni
criterio. Estoy harto
de ser un
pobre desgraciado, estoy
harto de malvivir
de rodillas.
Las demonias
se han enterado
que, es mi última noche,
no hay fiesta,
me dicen de
salir afuera, nos
sentamos en el cordón y
esas dos mujeres
estuvieron media hora enumerándome
algunas
cosas que yo había hecho
en otras Discos,
la noche es
un coto cerrado,
se conoce todo
el mundo, a vos te
conocen y hablan
maravillas muchas personas,
algunas chicas te
consideran de lo
mejor, como persona
y como seguridad.
En Nácar salvaste
a una camarera,
la tenían desnuda,
eran cuatro, les
dijiste que porque
no te follaban
a vos, salieron
disparados, la ayudaste
a vestirse y nadie se
entero nunca de
nada, Pili es
amiga mía, te
manda un beso.
Con Sergio, en
Mandarinas, protegiste a
cuatro camareras en
una barra, vos,
un fierro y
nadie más, contra
todos los que,
intentaron acercarse. A
Chimo Baio le
pediste la entrada,
esa la sabe
todo el mundo
y el dice
que nunca vio
un control de
acceso mejor llevado.
Puedo seguir y
seguir. Acá era
una balsa de
aceite, junto con
Colombia hacían un
trabajo estupendo. Eres
de los mejores
trabajando de seguridad.
Vas a conseguir
trabajo en otra,
entre tanto disfruta
de tu mujer
y del nacimiento de
tu nena, ella
debe estar orgullosa
del marido que
tiene. Más le
vale niñas, más
le vale porque
me lo han
puesto difícil de
verdad. Si me
llega a decir
que no lo está las
busco y haber
si se animan
a hacerme refuercito
o darse un
beso. Con las
dos no puedo
pero me iba
a divertir cosa
mala. Gracias chicas.
Mira que también sabemos
de cuando no
estabas casado, no
nos tientes, ¡tenemos
novio! ¿Eso desde cuándo fue
un impedimento? Reímos
los tres, distendidos.
¿Desde cuándo saben quién soy?
Desde que Sergio
me comento que
venias, el ya me dijo
algo, me sonaba
Nácar y Pili,
la llame y confirmo todo. La Rusa
aporto lo suyo,
la Negra te
considera un amigo,
el novio de
Lara también sabe
quien sos, el
dueño de Sueños,
Begonia novia del
jefe de sala
de Neto y Ricardo,
jefe
de sala de
Brumas. Sabíamos que podíamos
jugar
contigo sin riesgos,
desde que te
casaste sos un
eunuco. Qué manera
de reír, que
bandidas mas malas.
Nos despedimos con
un beso y
me fui.