Hola.
Siempre repito
que te esfuerces,
te voy a
poner un ejemplo
de porque esforzarse es
saludable, es de
mi y no
tiene porque pasarte
a ti, ¿de
acuerdo?. Si lo
haces, esforzarte, lo
que sea que
consigas haciéndolo, será solido. Aguantara
cualquier embate, sabrás
que, tus conocimientos
tienen respaldo. Confiaras
en ti, tendrás
seguridad y podrás
seguir aprendiendo y
creciendo fuerte y
saludable. Y lo
mejor: no tendrás
ni idea que,
sos capaz hasta
que sea necesario
que lo descubras.
Judo. Caídas.
Aburrido, un sopor,
y venga caer,
que pérdida de
tiempo. El profesor
venga insistir que
la mejores, que
las mejores. Deberes: ¿Cuantas caídas existen?
¿Las dominas todas?
Dominar no es
saber que existen,
es conocerlas, repetirlas
millones de veces,
por los dos
lados y hay
una que solo
tiene un lado y otra
que parece que
solo es por
un lado y
tiene una sutileza,
muy sutil, un
detalle bobo, nada
es irrelevante en
las caídas, ni
en el Judo. Entonces, Contame,
¿cuántas caídas haces
por clase? Espera,
espera, antes de
seguir, debes saber
que era Monitor,
pero ignoro si
lo sigo siendo,
Profesor o Sensei
seguro que no soy;
te hablo de
compañero a compañero,
de aspirante a
aspirante; no me hagas caso
a mí, solo
en eso de
estudiar, portarte bien,
y hacerle caso a la
vieja, bueno y
en que te esfuerces
en
todo lo que
hagas; Hacele caso
a tus viejos, a
tu Sensei, nunca
a mí. Léeme,
pensa, obedece a
tu Sensei, a
tu Profesor, a
tu Monitor y
si queres esforzate,
solo si mamá
y papá te dicen que sí, que
adelante, que te esfuerces, entonces vos
te esforzas. ¿Cuántas
caídas? Te voy
a contar dos
accidentes que tuve,
lo voy a
escribir sin poesía,
como los recuerdo,
tratando de no
inflar nada, cuando
termines de leer
pensa si estas cayendo
tanto como caía
yo, pensa si estás haciendo
todo lo posible
para estar preparado
para cuando te
toque caer. Atiendan
muy bien una
cosa: Tuve suerte, ¿entienden?
Corría como un
loco, no suele
salir bien pinchar
la moto, pinchar
es darle a
lo que de,
menos mal que
no era una Kawa Z1000
o una Yamaha
400 Daytona, la
dos tiempos. Pongo
las velocidades para
que imaginen los
impactos, como salí volando,
no para que
salgan a hacer
boludeses con la
moto. Y ojala
que nunca tengan
que caer fuera
del tatami, pero
si pasa chiquilines,
si pasa, ojala estén
tan
entrenados que sobrevivan.
Accidente 1-
Tenia una Honda
MB 100, un
fierro. No llegaba
a 110, yo
andaba a 109.
Trabajaba en ella,
volaba por Rivera,
80 o 90,
media mañana, un
sol lindazo, las
pibas de vestido,
voy dirección centro,
encaro la bajada
y el repecho
que hay justo
antes de Gallinal,
sin aflojarle subo a ciegas,
cuando puedo ver,
tengo el semáforo en
verde, por Rivera
hacia Carrasco viene
un Cutcsa, acelero
para ganarle al semáforo, voy
regalado mismo, cuando
estoy llegando al
bondi, por detrás,
totalmente escondido había
un taxi que gira
en U. No
hay tiempo para
frenar no hay
tiempo para rezar,
no hay tiempo
para ponerse a
pensar, es fundamental
esquivar el techo,
te matas seguro,
si el tarado
me ve y
frena y queda
espacio paso entre
la trompa y
el cordón. El
muy imbécil, acaba
de violar doble
raya, trabaja manejando,
imbécil es poco,
yo soy tan imbécil
como
el por correr
a esa velocidad
por Rivera; decía que
el muy imbécil no
me deja espacio,
le pego al
taxi bien de
frente, a la altura de
la rueda. Los
ojos abiertos, viendo
mi vida pasar
como un caleidoscopio, no
me aferro a la moto,
me relajo como
cuando galopando un
caballo pierde una
mano en una
tatucera o cualquier
pozo y rueda,
si no te
soltas te matas
enredado con el
caballo, hago lo
mismo, el manubrio
me golpea los muslos,
eso hace que mi cabeza
baje, el casco
besa el capó
del coche, ya
pase el taxi,
estoy en el
aire, di la
vuelta y ahora
la gravedad me
atrae, el asfalto
se acerca a
una velocidad aterradora
y no tengo
dudas, aprehensión, miedo,
queda lo más fácil, hice
lo jodido, falta
caer, de eso
se algo, caigo,
busco el asfalto,
me marco la caída
de
mi vida, la
que me salva
la vida, ruedo
absorbiendo el impacto, me
paro de un
salto y voy
a cazar al
idiota del taxi
del gañote. Indemne,
la gente agarrándome,
pensaban que estaba
roto, no lo podían
creer,
era increíble, era
un milagro. Fue
un milagro que esquivara el
techo, fue un
milagro que la
velocidad me elevara
para que mi
cabeza solo rozara
el capo, no fue ningún milagro
la caída. Eso
fue un boleto,
fácil para cualquier
Judoka……cualquiera que, entrene
las caídas de
verdad.
Accidente 2- Vendí la
Honda y compre
una Yamaha RX
125, esta caminaba
un poco más.
Salgo de la
casa de una
amiga, agarro Américo
Ricaldoni hacia Av.
Italia, cuando doblo
a la derecha
pisando ya Av.
Italia, la moto
patina, salvo la caída
y
me digo que
voy regalado pero
acto seguido, como
es tarde, de
noche, acelero para
no agarrar ningún semáforo en
rojo, el de
Centenario me obliga
a parar. El semáforo
abre
y acelero, meto
quinta y hasta el
Latu no pienso
parar. No hay
un alma, solo
yo y mis
demonios, a trescientos
metros de Propios
sé que no
me va a dar, exprimo
la Yamaha, creo
que daba 120,
no lo sé,
a lo que
daba, estoy en
el cruce, en
amarillo-rojo, que es
roja y veo
al patrullero que venía por
Propios hacia Av.
Italia, me van
a parar seguro
pensé, perfecto que
me corran. Veo
el carrito del
linyera, veo a
los perros sueltos,
pienso que no
pero es si,
un perro se
tira a cruzar,
los perros cuando
te ven dan la
vuelta, los gatos
disparan para adelante,
es perro voy
por delante, frenar
es imposible. Si,
ese perro era
gato, me vio
y se metió adelante
de la moto,
me la saco
y caí agarrado
a la moto,
afloje las piernas,
pegue el brazo
derecho al cuerpo
y
trasssssssssssssssssssssssssssss
costalada. Ahora tenía
una rueda asesina
y un escape
ardiendo buscándome la
cara, con las
piernas mantenía la
moto separada, el
asfalto se comió
los guantes, las
botas, la chaqueta,
se comía mi
rodilla, el semáforo en
verde soltó a los
coches que venían,
quema, quema, quema,
no paraba mas, cuando
deje de patinar,
estaba pasando la estación
de
servicio. El patrullero
me protegía del
trafico, salte al
cantero, era imperativo
un control de
daños: pecho, espalda, cabeza
y estomago sin
problemas, rodilla derecha
probablemente destrozada, cadera
derecha con un
golpe de campeonato,
codo derecho fisurado
o roto. Tirado
en el pasto
atravesado por el
dolor me dije
que yo tenía
que pararme sobre
la derecha, tenía
que saber si podía
seguir
haciendo Judo, me
pare, respire hondo
y afirme el
peso sobre la
derecha que dolía
pero aguanto, los
canas gritaban que
me acostara, una ambulancia
del Suat clavaba
los frenos, me
cargaba y llevaba
al Evangélico. Traumatismos
en cadera derecha,
rodilla y codo.
Una quemadura hermosa
en la rodilla
y las manos
chamuscadas. Vendí la
moto, se había
terminado cualquier suerte,
sabia caer pero
no era capaz
de usar la
cabeza y no
correr. Esa caída es
de emergencia, cuando
no tenes vuelo
suficiente para rodar,
nunca sacas un brazo,
lo pegas al
cuerpo y trassssssssssssssssssssssssssssssssss. Si
entrenas mucho las caídas
te
sale solo, como
a mí.
Ahora para
que te rías
un poco de
mi, en esta
que va de
yapa no violo
la ley, ni
nada, espero que
no te quedes
en lo que hacía
mal, espero que
estudies con la
misma locura que
yo vivo el
Judo, yo te
cuento las cosas que
hice mal, vos
te portas bien
en casa, estudias
como una poseída o poseído, te
esforzas en lo
que te guste,
yo te miento
y te digo
que era bueno,
no, no, te
canto la justa:
un desastre, era
un desastre.
Nieve y
caer.
Una amiga:
Estela, la Negra
o Negrita me
invita a ir a
la nieve, es
la segunda vez
que voy y
es increíble lo que me
divierto. Hago Snowboard
como ella, soy
de madera, ella
es una fiera,
el novio se
embola y se va
a las pistas
para locos integrales,
acantilados verticales que
hay que ser muy
valiente y saber
mucho para encarar.
Otra gente que
aparece por las
pistas, todos argentinos,
y amigos con
cuatro revolcones tienen
bastante y se
van a la cafetería. Yo
disfruto, caigo, me
lleno de nieve,
me salgo de
las pistas, en
mi línea vamos.
Como no se
frenar me tiro
de orto y así freno,
la montaña entera
se ríe de
mi, la gente
ya sabe que
soy el Urú
y no estoy
bien, porque nadie
se ríe así cayéndose
cada
dos metros. En
fin, para que
explicarles que, eso, ¿no son caídas? Casi
se muere la
Negrita cuando desaparezco
entre los pinos,
me clavo una
rama y ni
para putear tengo
nafta; llega preocupada
y quiere que descanse, le
digo que antes
muerto. Sigo bobeando
y disfrutando, caigo sobre hielo
y duele, le pego al
hielo: malo, malo,
muy duro. La Negra menea
la cabeza, consigo
pararme y arranco,
ignoro como quede
mirando a la
montaña, ¡no puedo
frenar! La velocidad
aumenta y me
voy de nuca
hacia atrás, hacia
la ladera, el
vacio, la nada.
Tengo que decidir
que hago y rápido, entonces llamo
a mi viejo,
le digo que
necesito ayuda ,
le explico la situación
y
él me dice
que mhijo, si
no lo sabes
no aprendiste Judo,
es un Arte
Marcial, resolvelo. Aaaaaaaaagggggggggg, no
me sirve. Llamo
a Estol y
ni me contesta,
el dictara veredicto
una vez vea
como salgo del
lio. Aaaaaaaaaaagggggggggg. Llamo
a Erlich, me
tengo que disculpar
antes no lo
trato como merece,
me dice que
mire adentro de
mi, todo está ahí. Aaaaaggggggggggg. Llamo
a Pacios y
solo se ríe,
disfruta.
Aaaaaaaaaaaaaaaaggggggggggggggg
Me voy a
matar, necesito ayuda,
ya se: Alfredo
Melera. Este contesta que
si todas las veces
que
me tiro no
sirvieron de nada,
yo no tengo arreglo.
¿Se imaginan,
llamándolos en una
emergencia como esa?
Te dirán que deberías
haber
entrenado más.
Me voy
de nuca, veo
a la Negra
que se asusta
y me marco
un Mae Ukemi
girando 180 grados,
impulsándome hacia el
vacio, levanto las
piernas para que
la tabla no
se enganche y
me rompa las
piernas y aterrizo
sobre la nieve,
trago nieve, no
veo nada y me deslizo
montaña abajo a una velocidad
increibleeeeeeeeeeeeeee,
paro lentamente girando,
toso tratando de
sacarme la nieve
de la garganta,
los enfermeros vienen
con las motos
pensando que fui,
la Negrita llega
llorando, cree que
me mate, toso,
escupo, suelto la
tabla de los
enganches me paro,
la levanto y
aulllloooooooooooooooo. Lo voy
a hacer otra vez solo
para volver a
vivir algo parecido,
si lo hago
me prohíben entrar
nunca más a
esas pistas, es más, por
hoy tienen bastante
de mi, a
casa ¡me echaron!
La Negrita lloraba y
hacia pucheros, los
trabajadores de las
pistas me miraban
torvos, yo solo
evite romperme el
alma y algún hueso.
Me fui riendo,
persiguiendo a la
Negrita que se sentía
ofendida. Solo
se me ocurrió darle
las gracias, ella
me había hecho
conocer la nieve.
Estuvo un tiempo
retobada, el novio
me vio desde
un telesilla, dijo
que ya estaba
para ir con él a
los acantilados.
Me esforcé
por aprender a
caer, nunca me arrepentí. Ni
cayendo de baguales(solo
volada, no se
domar ni jinetear)
ni rodando con
caballos a todo
galope, ni acá,
en la obra,
tuve algunas caídas bravas
y zafe. No
siempre con caídas ortodoxas,
eso es irrelevante.
Lo importante es
poder levantarse.
Si no
sabes caer no aprenderás Judo.
Cuanto mejor caigas
mas aprenderás. Personalmente
creo que es
mejor que estés
preparado de mas,
que llegado el
momento te quedes
corto. Si alguna
vez te ves
apurado con la bici, el
skate, el bidón vacio,
la rama que
se rompe y
te esforzaste, tranqui,
tranqui, zafas seguro.