Tuve, tengo
amigos. Siempre hablo
de ellas, las
nenas, mis nenas.
Eso hace que
parezca que no
tengo amigos, nenes;
bueno, tengo. Ellas son
demonias y ellos
son demonios, como
no podía ser de otra
manera. Marce o
Chelo, le conocí
en quinto de
la escuela. Vivimos
mil cosas, algunas
no las puedo
contar ni hoy
casi treinta años
mas tarde o
veinte; no fueron
crímenes pero pegaba
en el palo
y lo mejor
es que sigan
durmiendo en el
olvido. Jugamos una
cantidad de partidos
de futbol, muchos,
hoy evocare uno
en el que
me reventaron la
nariz, casi muelo
a patadas al
que me pego,
todo el barrio
salto a la
cancha y encare
al barrio entero,
me llene de
sangre las manos
y les invite
a hacerme sangrar
mas. Se quedaron
en el molde,
fui a la canilla a
lavarme y Marce
levanto bien alto
de una buena
patada al que
me había pegado,
por pura solidaridad,
para vengarme. Antes
ya me había
protegido miles de
veces y vengado
alguna.
Fuimos compañeros
de liceo también.
Ese año un
compañero: La Liebre, se
dedicaba a hacernos
parecer tortugas preñadas
en gimnasia, entre
Marce, yo, Carlitos
y alguno más
le agarrábamos, los
demás corrían y
nosotros forcejeábamos para
que La Liebre
no nos sacara
kilómetros de ventaja,
jamás se quejo,
aguanto como un
campeón. Estudiábamos juntos, pobre,
sufría conmigo. Me
invitaba a comer
en su casa
sabiendo que igual
si no, no
comía. Soporto que yo
le hiciera la
vida imposible a
sus novias, como
todos, el mas.
Siempre me decía
que me cortara
el pelo y
no usara esos
pantalones tan rotos.
Una novia
rompe a llorar
mal, la tengo
hasta la coronilla,
no me aguanta
más, se quiere
ir, llévame a
casa le dice
al novio, este
me ubica en
la cocina: arréglalo,
me importa un
carajo que haces,
cálmala y que
se quede. Estarás
contento pelotudo. Respiro
hondo varias veces,
como cuando competía,
asumo el tortazo,
asumo los descalificativos y
que es probable
que deba arrodillarme
y suplicarle que
deje de llorar
y se quede;
y ofrecerle mi
alma para que
se haga un
pareo. Cuando llego a
donde
están las mujeres,
Marce le está
diciendo que no
se preocupe, Rafa
te molesta mas
cuanto más te
quiere, es bruto,
desalmado, boludo, payaso
y nada de
eso, le cuesta
mostrarse tal cual
es, te aseguro
que le encantas,
sos a la
que más molesta.
Había dos ahí
calladitas, mensaje a
navegantes, te deja
quieta: pasa olímpicamente
de vos, entonces
nena, es que
no le gustas.
Le pido a
la muchacha que
me perdone, le
ofrezco mi alma
para que la
use de pañuelo,
no tengo otra
cosa que darle.
Acepta, se queda.
El viejo
de Marce cae
muy enfermo, necesita
sangre, vamos en
banda hasta La
Española, hasta uno
quebrado llevamos, que
por supuesto no
dejan donar. Seriamos
quince o así.
Yo me propongo
distendir el ambiente,
estamos tensos, él
y sus hermanos
muy preocupados, no
cuento con el
destino, que colabora
y como: mi
novia viene de
frente a nosotros.
Solo Marce sabe
quién es, cuando
nos abrazamos y
damos un beso,
el esta normal,
todos los demás
ponen cara de
susto: le va
a pegar, ¿cómo
se le ocurre
a este tarado
agarrar a una
piba así? Nos
damos otro beso
y se va,
llega tarde, después
nos vemos, pórtate
bien, se bueno.
¡¿Tiene novia, esa
es la novia?!
Llevan años apunta
Marce.
¡Pero qué hijo de puta!
¿Por qué no la
lleva nunca? ¿Viste
como lo maneja?,
esa tiene que
venir siempre. Además
esta buena, y
seguro usa bikini,
por ahí alguno
de nosotros le
parece más hombre
y sueltan mas
barbaridades. La venganza es
dulce, hace mucho
que buscaban desquite.
¡Tiene novia! Rafa
tiene novia, tiene
novia, tiene novia, ¿Cómo
puede ser? Flor
de mina, ¿le
viste el culo?
Vi, vi. Tetas
casi no tiene.
Da igual, con
ese hongo y
esa boquita sobra
y así hasta
que llegamos a
donde nos extraerán
sangre. Me dicen
que o me calmo o
no me sacan
sangre, uno de
nosotros se desmaya,
blam, al suelo,
la enfermera esta
para comérsela cruda,
encima debe tener
un par de
años más que
nosotros, es una
guacha; me toca
y me acuesto
en la camilla,
la enfermera linda
esta con mi
amigo en la
otra camilla, le
miro la cola y suelto:
quien fuera elástico
para acariciar esa
colita. Explotan las
risas, la enfermera
me mira y
leo en sus ojos: ¿Queres
que agarre un
bisturí y te
corte la malformación
cachito a cachito?
No, no, tregua
y me hundo
en la camilla.
Dolió mucho, esa
aguja era para
caballo, ella nunca
había clavado una
aguja, practico conmigo,
sin mirar donde
clavaba, mirándome a
los ojitos: hay
que ser muy
boludo para molestar
a la enfermera
que te tiene
que pinchar. ¿Duele
corazón? Perdóname cielo,
el elástico me
roza. Salgo y
me hago el valiente, encaro
las escaleras y por poco
el mundo desaparece,
juuuuuuuaaaaaaaaaaaaaassssssssssssss
que mareo; ascensor
agarrado a la
barra, cafetería y
varios jugos; no
soy persona, pero casi. La
enfermera tiene un
descanso y trato
de esconderme, es
imposible, pasa a
mi lado y
suelta bajito: inmaduro
y seguro, retrasado.
Ni la miro,
la acaba de
clavar. Pero monte
un circo y
hubieron risas.
Marce se
ennovia y a
la semana es
su cumpleaños. Hace
el intento, le
explica la existencia
del amigo difícil,
de pintas raras, no
le hagas caso,
es jodon. Me
dice a mí
que trate de
no provocar una
guerra, ¿yo? Llego,
ya hay gente,
saludo, evoluciono y nos topamos,
fue odio y repulsión a
primera vista. Treinta
segundos y ¿pregunta
quién era ese
negro? ¿Y vos
quien sos, concheta
de mierda? ¡La
novia de Marce!
Yo el hermano.
Y me fui
a la cocina,
a saludar a
la mamá de
Marce que es
como una madre
para mí. Atrás corría la
sangre. Échalo. ¿Que lo eche?
No, se queda.
Hubo una Paz
armada hasta los
dientes, no nos
bancábamos, ni nos
soportábamos, era la
novia, era el
amigo. Se pudrió
mal la noche
que supo que
acababa de salvar
sexto, con notas,
ella luchaba con
quinto, un negrito
no podía ganarle,
no, eso no
podía ser. Deje
de ir a casa de
Marce, sobraba uno,
era la novia,
sobraba yo.
Nueve meses
más tarde cayó
por casa. Lo
deje con mi
novia. Me aleje
de todos, me alejo, me
aleje. Sos el
único que no
me ríe las
gracias, el único
que me dice
la verdad a
la cara, sos
mi único cable
a tierra. Nos
fuimos a dar
una vuelta en
bici, toda la
tarde.
El me
llevo a conocer
Punta del Este,
hace una mochila,
paso en media
hora, todo el
finde fuera dijo.
Ni pregunte a
donde iba. Es
otro planeta, algo
tan alejado de
mi realidad que no lo
interpreto. Vamos a
danzar, me quedo
en el coche,
como siempre, ellos
danzan y corretean
Ángeles, miro ese
mundo tan alejado
del mío sin
entender nada.
Cuando la
Flaca se mando
a mudar con
otro, pasaba por
casa, vamos, no
voy nada, dale
que si no
te obligo, báñate,
mira si alguna
amiga tuya te
ve así o
la Flaca, hecho
una mierda. En
una de esas
conoció a una mujer, a
la semana estaba
en casa, vamos
al cine, dale.
Toda la película
llorando sentado entre
ellos dos, tomando
el helado, en
el coche, y
esa mujer bancándoselo:
es mi amigo,
me necesita. La
primera salida con
la mujer que
acaba de conocer
y la trae
a verme, me
lleva al cine
y se banca
que llore todo
el rato; eso
solo lo hace
un hermano, o
Marce.
Fiesta en
su casa, dejo
el busca en
la cocina. Hay
varias pibas que
no conozco, hay
una rubia tarada,
aburrida que me
pregunta que hago,
soy el casero
le digo. No
estoy de humor,
no debí venir,
estoy embolado y
sé que tiene
mal arreglo. El busca vibra,
tres mensajes: ¿Venís? Hay
recompensa. La rubia
me ve con el aparatito
y Marce le
dice: Rafa es
médico, ¿no sabias?
Que cara de
pasmo. Me siguió
hasta la moto,
quería que me
quedara, se paro
adelante, una pierna
a cada lado
de la rueda,
quédate, quédate. Me
está esperando una
mujer que sabe
que no soy
médico, que nunca
le importo mi
pinta, déjame irme.
Todos mirándonos a
sus espaldas y
uno, un genio,
agarraba el aire
con las manos y
acercaba las manos
al cuerpo y
adelantaba las caderas,
si, si, si, si, si,
siiiiiiiiiii gritaba.
Marce me
dijo que no
podía ser así
y fui así.
Dejamos de vernos
muchos tiempo, le
pidieron que intercediera
y vino a casa, hablamos,
entendió mi negativa.
Le parecía bien,
era coherente, era
yo, como siempre.
Un grande pensé
viéndolo irse, y
es mi amigo
y le costó
venir, se trago
el orgullo, muy
grande.
Tuve que
aprender a vivir
sin Marce en
mi vida, estaba,
esta, pero de
otra manera. Emigro,
pierdo a todos
los demás y
a mis calles,
mis arboles, mi
playa, el lago,
los lugares donde
era alguien, pierdo
mi identidad, pierdo
a mis queridas
y amadas Demonias,
esos angelitos llenos
de dulzura que
tanta contención me
daban. Algunas solo
necesitan mirarme para
que deje de
joder, solo mirarme,
pórtate bien hace
el favor, piden,
obedezco. Solo, sin
amigos ni amigas,
mustio, sigo actuando
igual, voy de
frente. La Vida
quita y da,
quita y da:
Peque, Gato, Pato,
Patrick y el
Brazuka, en nenes.
La Negra en
nenas. Un Sensei
nuevo, un Dojo,
un montón de
compañeros y compañeras,
hoy amigos la
mayoría y los
demás: Javi Pelado,
Rafa Ma, Eduardo,
Los Nachos, Ramón,
Víctor, José Luis,
Raúl, Pablo, George,
José V, José
G, Rodrigo P, Antonio V
A, Quique, El
Canario en Madrid,
Oscar, Vicente M
y me dejo
alguno. Las Demonias
son muchas, solo
voy a nombrar
una: Mariela. Una hija
que será dos
demonias y me
llevara por la
calle de la
amargura.
Y Marce
llama: estoy en Valencia.
Voy a buscarlo,
cenamos en casa,
conoce a mi
señora, alucina con
la nena y
conmigo en fase
papá. El tiempo
parece no haber
pasado.
Varios años más tarde: estoy
en Valencia con
la vieja. Voy
con Luna, parece
la abuela, comemos,
reto a Luna
y el muy traidor le
dice a la
nena que no
me haga caso,
que yo no
hacía caso, veni
te cuento. Luna
vuelve al rato
largo: Papá, eras muy
malo. Se pone
a jugar, se
distrae y aleja,
le chiflo como
tenemos arreglado y
ensayado, viene corriendo. Marce
opina que parezco
un buen padre.
Guárdame el secreto,
total, uno más
poco importa.
Hora de irnos,
abrazos, lagrimas, nos
vemos hermano, dale,
nos vemos.
Yo siempre
fui rico, tengo
amigos y amigas.
Y a Marce,
un hermano.