Tres mujeres,
tres, se ven
obligadas a emigrar
a un país con
un idioma diferente.
De golpe están solas,
solo se tienen
a sí mismas
y a las
otras dos. No
se eligieron, no
se buscaron, paso así, se
dio, ahora en
los confines del
universo, de su
universo conviven y
pelean por un
trabajo, por conseguir
una vida posible,
viable; pelean por
un sueño, su
sueño: trabajar exactamente
de lo que
han estudiado. Ninguna
de las tres
sabia que tan
valiente es, ni
que les sobra
coraje, empuje, ganas;
hasta ahora nunca
necesitaron descubrirlo.
Marta tiene
22 años, atrás dejo
a Luis, su
novio de siete
años. Lo miro agarrándolo y
le prometió que
lo mandaría buscar,
que sería apenas
nada, te amo mi
amor.
Con todo ríe,
es risueña, un
poquito vaga y
parece algo niña,
solo parece, es
su escudo.
Meri tiene
29 años, es
la mayor, atrás dejo
a su novio,
llevan nueve meses;
no sabe como
soportara la relación la
distancia. Hace poco perdió
a
su papi, todavía es
muy reciente y
dejar a la
madre sola le
duele profundamente. Es más reservada,
la vida le
ha pegado y
le cuesta mostrarse.
Es graciosa y
alegre.
Lara tiene
23 años, atrás dejo
un amante y
un ex novio
con quien rompió antes
de saltar al vacío, llevaban
cuatro años y solo estuvo
sola un mes
entre este y
el anterior. Es
despistada y un huracán
que
todo lo mueve.
Su risa compra,
vive a todo
trapo, parece que
no piensa pero
solo lo parece.
En su
nuevo hogar las
cosas no salen
como esperaban o les dijeron,
se demora todo,
aparecen los nervios,
convivir no es fácil, la
soledad no ayuda,
extrañar tampoco, la
incertidumbre te carcome
lentamente. Hay malentendidos, bobadas
que se hacen
un mundo. Te
comunicas con los
tuyos y sentís que
falta algo, hablan
con los novios
o amantes y no
alcanza para nada,
se quedan muertas,
cuestionándose si hicieron
bien, llenándose de
dudas.
No se
conocen, se han
juntado y de
golpe tienen que
aprender a manejarse
con otras dos
mujeres que igual
no habrían sido
nunca amigas ni
confidentes ni compañeras
de piso, pero
ahora lo son.
Las tres se
mantienen firmes, fingen
que no pasa nada,
esconden a su
gente lo mal que lo
pasan a veces,
un dia malo,
o ese abrazo
tan necesario hoy
que no puede
ser o meterse
en la cama
con su chico
y solo dedicarse
a dar y
robar placer. El
remedio es el
chocolate, nunca han
comido tanto, y
eso que es caro, no
importa, paladean chocolate
y siguen aguantando.
De golpe
un dia Lara
se descentra, ya había dejado
unas papas, en
la olla, al
fuego y se había dormido;
dando como resultado
papas carbonizadas, humo,
olor a quemado,
olla hecha unos
zorros y bronca
para Lara. Esas
cosas son medio
aceptables, pero cuando
se consigue un
novio que tiene
novia, esto es
un amante; Meri
y Marta medio
colapsan, se les
hace cuesta arriba,
dejo un amante,
rompió con un novio,
llega acá y
se consigue un
recambio; no están asustadas,
no entienden, eso
les preocupa, quieren
y tienen que entender, están solas,
necesitan saber qué
pasa con Lara. Además lleva
una semana viviendo
en Babia, parece
de 15 años, están
asustadas.
Las tres
lo dejan correr,
haber si esto
se arregla solo,
pero bajo la
patina de tranquilidad
existen tenciones que
deterioran el diario
convivir. Ninguna sabe cómo arreglarlo,
quieren, necesitan, pero
no saben, nadie
les hablo de
emigrar nunca, de
estar solas, no
hay ninguna materia
en la carrera
que te prepare
para esto, no
hay nada que
te prepare.
Lara se
encierra enojada en su cuarto,
no sabe ni
porque o si
lo sabe, no
quiere reconocerlo. Esta
frustrada, siente que Meri y Marta
se distancian, está
pasando, lo nota,
siente la tentación de
dejarlo correr, que
explote, da igual,
ella es dura
puede sola. Y
es pensar eso
y escuchar a
Salino preguntándole: ¿Podes
Orca nadar en
aguas abiertas y/o
profundas, sola? ¿Sin
un buen equipo
y sin compañeros?
Nadie puede, gana
el océano. Salino
le inunda, le
llena la cabeza
y el corazón; fue
alguien increíble o
lo es, y
pensando en él,
sabe como lo arreglaría, como conseguiría
que
sus compañeros confiaran
en él. Salta
de la cama
y tal y
como esta, medio
en bolas invita
a Mari y
a Marta a
dar una vuelta
y tomar un café.
Meri y
Marta le ven
brillar la mirada
y no saben
que pensar, esperan
con toda el
alma que no esté drogándose,
ni se haya
vuelto loca de
remate. Ni por
un instante se
imaginan lo que
va a pasar,
ni en mil
años, ignoran que
van a entrar
al mundo de
Lara, pocos lo
conocen, poquitos y
amigas, amigos: ¡qué historia!
Lara espera
que lleguen los cafés antes
de empezar, por
el principio. Les
cuenta que de
niña, doce años,
se mudan a una zona
costera donde su
padre tiene más
trabajo. Ella sabía
nadar, pero no
bucear, todos sabían y
se pasaban en
el agua intentando
encontrar alguna perla.
Bajaba cada dia,
su bikini era
floreado, todas iban
de verde o
azul ese año.
A la semana
se le acerca
un hombre, quemado
de sol, uno
de los buceadores
veteranos de los
que se metían hasta
el segundo arrecife
y le da
unas aletas viejas,
y le dice
que lo siga.
Le enseña a
bucear, le explica
con paciencia al
principio y con
dureza después como
hacerlo; como sentir
al mar, como
jugar con su
fuerza. La obliga
a nadar mas
cada dia, le
pone pesos en
los tobillos, la
hace usar aletas
chicas, la vuelve
loca exigiéndole cosas.
Le dicen Salino
y ella le
odia pero quiere
entrar hasta la
segunda barrera y
solo el parece
dispuesto a adiestrarla.
Sus padres no
saben nada, creen
que se tuesta
al sol y
bobea con chicos,
si supieran a
que juega se
mueren. Cuando la
primer ola grande
la aplasta al
fondo y hace
exactamente lo que
Salino le ha
dicho y consigue
emerger entera, empieza
a admirarlo; dijo
que pasaría, paso,
es mago o
brujo. Igual se
rebela y se
hace la loca,
justo hasta que
Salino esta por
darle una paliza. Durante el
curso baja antes
de ir a
estudiar, no hay
nadie, solo Salino
que se mete
con ella y le enseña
a manejarse si se
rompen las aletas,
la máscara, el snorkel, tiene
un calambre o pasa cualquier
cosa no prevista.
Un dia la
mete en el
segundo arrecife, el
agua tiene más
fuerza, son palabras
mayores, se adapta
rápido, el entrenamiento
da sus frutos.
Siente los músculos
duros, las piernas
son columnas de
acero, sus pulmones
parecen más grandes,
su cabeza es fría
como
un tempano ahí dentro.
Es la
primer chica foránea en
entrar a la
segunda rompiente, los chicos la
descubren, le ha crecido el
pecho, ¡por fin
Dios! Y Salino decreta que deberá
usar
malla entera, si
no quedara con
las tetas al
aire todos los días. Se
la compra roja,
a juego con
el pelo y
para que todo
el mundo vea
que ella está ahí: en
la segunda rompiente.
Consigue alguna perla
que le permite
juntar algo de
dinero. Salino me
trata igual que
cuando era una
niña, han pasado
tres años, y yo ha
crecido, pero es
que me trataba
así de bien
desde que era
niña, como si
ya me tratase
como si
fuera una mujer
antes de yo
serlo. Le encanta,
ahora Salino es
un genio, un
entrenador duro, despiadado,
exigente pero genial. Alguna mañana
lluviosa se quedan
bajo un techo
y él le
habla de otros
mares, otras circunstancias. Insiste
en que haberte
preparado es fundamental,
el equipo debe
ser bueno y
los compañeros escogidos,
pero si no
podes hacerlo, si
te tocan, deberás
hacerles saber que
sos dura, resuelta,
te sobra coraje,
desconoces el miedo,
confiable, que sos
confiable. Deberán saber
que sos rebelde
e independiente; inteligente,
que usas el
cerebro. Y que
vos para florecer
y darlo todo
necesitas ser aceptada
como sos, ahí tu
fuerza es enorme,
te creces, porque
es tu anhelo
máximo: ser reconocida
y aceptada por
los tuyos.
Sabía que tenía novio,
se lo comente,
me pareció que
le molestaba pero
no sé, mi
mama andaba preocupada
y fuimos juntas
a verlo. Me defendió
como
si fuera su
hija, déjenla, estudia,
hace todo bien,
el novio no
la descentrara. Mis
padres sabían que
pasaba muchas horas
con él, alguien
les dijo que si
estaba con Salino
se despreocuparan, eran
las mejores manos.
A esas alturas
no se que sentía
por
él, no lo sé chicas,
de verdad, todavía busco
un hombre que
me trate así
y nunca me
toco, ese respeto,
esa igualdad, ese
reconocimiento, cosas que entendí
la
última vez que
le vi.
Nos mudábamos,
nos íbamos, así
que baje a
despedirme del mar,
muy temprano, más
temprano de lo
habitual, quería meterme
en aguas abiertas,
pasar la segunda
barrera de coral.
Llegue a la
playa y el
estaba ahí, esperándome.
¿Cómo demonios lo
supo? Pensé y
el fue certero:”Casi
cuatro años, de
niña a mujer,
cada dia viéndote,
analizándote, buscando tu
esencia, hace un año
que se
que pasarías la
segunda barrera, mañana
te vas, llevo
seis meses madrugando,
toma, ponete este
equipo, pase lo
que pase ha
sido un honor
y un placer.
Si lo conseguimos,
ándate sin mirar atrás, si
solo salís vos
podes despedirte de este mar.” ¿Qué
pasa
si no lo
consigo Salino? Los
dos morimos respondió.
Fue increíble,
el agua bate
con fuerza, a
la isla de
las perlas negras
hay casi mil setecientos metros,
solo vimos Orcas
Enanas, el apodo
que él, me
puso: Orca. Casi no
lo consigo, las
olas eran enormes,
te hundían, te
arrastraban, el se
mantuvo a mi
lado, cuando supe
que era verdad,
que o salía yo
o nadie, deje
de pensar y
solo deje que
tantas horas en
el agua nadando
dieran sus frutos;
llegamos a la
playa, me quede
mirando a la ciudad,
a mi espalda
Salino menciono que
si te esforzas
y luchas por algo es
mas factible conseguirlo,
que cualquier mar es solo
agua. Nadie cruza
la segunda barrera
a nado y
lo cuenta, nadie
te creerá nunca,
pero vos sabes
ahora de que
pasta estas hecha,
ahora sabes que
sos dura de
verdad, acordarte siempre
del equipo y
de los compañeros,
primero ellos, después vos,
genera lealtad, explícales
por que Orca
desde el primer
dia y no
Foca. Cuídate linda.
Marta y Meri han reído y
llorado escuchándola, se
han abrazado las
tres, eran cuatro
cruzando la segunda
barrera, cuatro salieron
del desafío enteros,
son cuatro en esa
mesa
de ese país extraño,
Salino está ahí,
les adiestro a
la compañera para
que fuera una
mujer decidida, llena
de confianza en sí misma,
pero Orca necesita
que la acepten
tal y como
es. En verdad
la adiestro para
cualquier mar, cualquier
desafío, le dio
un enfoque distinto,
en un desierto
seria igual, funcionaria.
Le enseño a
prepararse para sobrevivir.
Queda el
tema del amante
chicas y como
nadie escucha y
ustedes son tumbas,
les cuento. Necesito
piel, que me
aplasten, para desenredar
mis ovarios, puedo
usar el duchero
o comprarme un
consolador, pero no
funcionaria. No se
asusten, tiene novia
para que no
moleste mucho; yo
le uso no él a mí, o
nos usamos, mientras
consigo a un
hombre que me
trate como Salino
sumándole el sexo,
claro. Necesito que
me acepten tal
y como soy,
yo las acepto
tal cual son, díganme
las
cosas, no se
las callen, estamos
solas en esto,
nos necesitamos, cuidémonos.
Marta y
Meri empiezan a
entender a Lara,
no es tan rara ni
tan diferente a
ellas y encima
han escuchado una
historia llena de
vida, de lucha,
dolor, desesperanza, desamor,
amor desenfrenado, renuncia,
superación y de
perseguir sueños. Vuelven a
casa caminando alegres,
las dos le
preguntan cosas referentes
a los novios,
a Salino, algún detalle
que se les
escapo, van las
tres relajadas, crisis
superada.
Lara se
tira en su
cama, hablar de
Salino le ha
producido muchas cosas,
le recuerda nítidamente,
le viene a
la cabeza cuando
ella sintió que
no podía y
le miro, el
no saldría sin
ella le dijeron
sus ojos, descartado.
Tenes en tus
aletas dos vidas,
manéjate o entrenaste
o aprendiste o
es el final,
yo confió en
vos, sos mi
equipo, un equipo
se salva entero
o se pierde
entre las olas,
que ella creyera
que si quería
el podía sacarla
no le ayudo,
él quería ver
si ella era
dura como pregonaba
o como pretendía.
Lo supo en
las entrañas, el quería ver
la medida exacta
de su capacidad,
el muy mal
nacido quería ver
que había creado.
Mañana será otra
cosa, cualquier cosa,
¿entrenaste lo bastante?
Si lo hiciste
no tendrás ningún problema,
tendrás éxito. Lara
se duerme en
ese punto, exhausta,
cree que Salino
estuvo ahí y
eso es imposible,
no ve que,
ella es, Salino.