El camping
es enorme, nosotros
estamos a un
costado, bastante aislados,
no molestamos ni
nos molestan. Tenemos
leña de sobra,
la traemos desde
el otro lado
del alambrado, agua
en abundancia y
no nos importa
caminar hasta los
baños y el
almacén. Vinimos para
dos semanas, van
cinco días y
estamos disfrutando como
enanos, la cosa
promete.
Estoy sentado
mirando el fuego tomándome un
tecito cuando aparece
el Grillo.
-Cal, ¿vos
que edad le
das a la
minita que trajo
el Chino? Cal
viene de Caldera
de Lata, era muy
largo y se
quedo Cal, soy
un poco calentón.
Pensé en la
rubiecita del Chino,
dieciséis para diecisiete,
menos de dieciocho
seguro.
-Dieciséis o
diecisiete.- Conteste al
Grillo.
-No cumplió
quince.- Suelta el
misil el Grillito
lindo.
-¿Queee? Decime
que estas jodiendo,
por favor decime
que es joda.-
Le digo ya
enojándome.
-No es
joda, acabo de
saberlo y vine
a decírtelo, hay
que hacer algo,
vamos en cana
loco, vamos en
cana.- Grillo tiene
razón, menor que
quince te manda
en cana la
madre, el padre
o cualquiera, no
importa que, diga
la chica. Creo
que solo zafas casándote, sería
el Chino quien
zafaría, nosotros a
la cárcel. Esta
es la ultima
que le banco
al Chino, bueno,
no, ya ni
esta le paso,
se acabo.
-¿Dónde está
el Chino?- Pregunto
ya muy enojado.
Hace tiempo que
debí alejarme del Chino, parece
idiota o lo es, siempre
busca chiquilinas, siempre
son bastante más
chicas que él,
esto ya se
veía venir,
-Andaban por
las piscina, hace
un rato, ahora
no se.- Dice
Grillo.
-Separémonos, a
todos los que
veamos les decimos
que le busquen
y vengan al
campamento. ¿Sabes de
alguien que pueda
llevarla hoy a
su casa?- Sabia
que era casi
imposible que, alguien
la llevara.
-¿Esta noche?
Nadie, mañana en el autobús,
si hay lugar,
eso o ir
a la comisaria
del pueblo, ellos
la llevarían.- Grillo
no piensa si
no, no diría
eso.
-A la
policía dejémosla fuera
de esto por
ahora. Mañana tiene
que ir a
su casa, que
el Chino la
lleve.- Yo tampoco
pensaba con claridad.
Nos separamos
y buscamos al
Chino. No doy
con él, si, con
alguno de los
muchachos, entre todos
buscamos por todo
el camping, vuelvo
solo y me
lo encuentro en
el campamento, están
todos. Miro a
la rubiecita y
parece más grande
la condenada, ni
sabiéndolo le das
catorce. Eso no
disculpa al Chino,
seguro que sabe
que no cumplió
quince. Paso de
discutir y le
pregunto a la
rubia donde creen
sus padres que
esta.
-No saben
dónde estoy, me
escape.- Dice la
rubia y mi
alma cae al
suelo. Ya habrán
denunciado la desaparición,
estarán buscándola como
locos y la
policía ya estaba
en el ajo.
Hasta las manos,
estábamos hasta las
manos si llegaban
hasta acá.
-¿Le dijiste
a alguna amiga
que venias con
el Chino y
adonde?- Vamos rubia,
dame una sorpresa,
decime que no, nada
a nadie.
-Si, a
mi amiga Gaby.-
No hubo suerte,
la amiga ya
habría piado o
estaba por hacerlo.
Si tenía que,
apostar, mañana teníamos
a la policía
buscándola en el
campamento, éramos de
sobra conocidos.
-Mañana madrugan
y arrancan a
dedo, no te
dejes nada que
nos incrimine. Chino,
deberías llevártela ahora pero
de noche es
mas jodido que
te paren. Asegúrate
de que, llega
a casa, no
la dejes a
veinte cuadras, asegúrate.-
Solo faltaba que
la rubia no
fuera a su
casa y la
siguieran buscando. Ya
habría sufrido bastante
la familia.
-Yo no
la llevo.- Chino
nunca se destaco
por su sentido
de la oportunidad
o hacerse responsable
de sus malditas
cagadas.
-Bien, te
vas conmigo rubia.
Deja todo preparado
esta noche. Otra
cosa, dormís sola
y hablo en
serio, la carpa
es toda para
vos, que el
Chino duerma donde
pueda.- El tarado
era capaz de
convencerla de escapar.
Y ella no
tenía ni idea
de que era
capaz.
-No podes
hacer eso, ¿Quién
sos, el padre?-
Chino estaba ofendido,
bien, que se
jodiera.
-Si fuera
el padre te
daba una paliza,
les daba una
paliza a los
dos, por descerebrados.- Ganas
tenia, unas ganas
locas.
-¿Dónde voy
a dormir? Pregunto
el Chino.
-Me importa
un carajo y
Chino: no me
hagas buscarlos, no
te cueles en la carpa.-
Si le pescaba
que, no se
quejara, quien avisa
no es traidor.
Me acosté,
la mayoría se
quedo cerca del
fuego, Chino despotricaba
pero no se
acercaba a la carpa donde
estaba la rubia.
Me había jodido
las vacaciones. Una
vez más su
conducta nos ponía
a todos al
borde del desastre,
era un egoísta
irresponsable, solo pensaba
en sí mismo.
Dormí mal y
madrugue. Reavive el
fuego, calenté agua
y cuando la
rubia asomo la
carita ya había
comido tres galletas
de campaña con
dulce de membrillo.
-Come algo
que tenemos un dia difícil,
anda al baño
y nos vamos.-
Obedeció sin rechistar,
resignada. Prepare varias
galletas y algo
de dulce con
unas bananas para
que no nos
faltara comida. Mi
mochila pesaba bastante,
pero no quise
dejar nada. El
padre de Raúl
iría con la
camioneta a buscar
las carpas, la
mesa y las sillas como
habíamos quedado cuando
nos las trajo.
Dejamos el
camping atrás y la sombra,
era temprano y
el sol todavía
no apretaba ,
igual le hice
ponerse un gorro
a la rubia.
-Pareces mi
viejo o mi
vieja.- Soltó. Ni la
mire, si tiraba
mucho de la
piola le daba
una paliza y
listo.
-¿No vas
a hablarme en
todo el camino?
¿Por qué te caigo
mal, porque tengo
catorce años? ¿Por qué
se te han
arruinado las vacaciones?
Habla.- La rubia no pensaba
parar. Que dia de mierda
me esperaba, seguro
que le daba
dos palizas y
la amordazaba.
-¿Usaron forro?-
Le pregunte a
bocajarro.
-¿Perdón?- Dijo
la rubia.
-¿Si usaron
forro, condón, gomita?
¿Tu vieja no
te hablo todavía
de eso? ¿Sabes
que existen los
embarazos, las venéreas
y el sida,
no? Que acabar
afuera no evita
ninguna de esas
cosas. Una mujer
con experiencia lo sabría, una
guacha con dos dedos de
frente lo sabría,
una niña de
catorce con algo
de cerebro también
lo sabría. Igual
no estás en
ninguna de esas
categorías. ¿Sabes porque
tenes que saberlo?
Porque hay muchos
Chinos en el mundo,
porque somos muchos
los irresponsables y
no queda más
remedio que las
mujeres pongan un
poco de coto
a todo esto.
Para que si
el tipo que
te chifla no
te cuida, vos
te cuides.- Yo
hablaba sin verla,
ella caminaba atrás,
no la veía,
solo sentía sus
championes sobre el
pedregullo.
-Vos no
pareces irresponsable. Me
llevas a casa.
Tomo pastillas, no
voy a quedarme
embarazada.- La rubia
tomaba anticonceptivos, no
quise preguntar desde
cuándo.
-Bueno, te queda el
sida, la gonorrea,
la sífilis, el
herpes y todas
las demás porquerías
de trasmisión sexual,
pero has evitado
el embarazo. Enhorabuena.
Te voy a
poner en la
categoría de guacha
con dos dedos
de frente.- Igual
estaba siendo muy
duro con la
niña. Tenía catorce
pero quemaba etapas
a todo trapo,
igual su familia
no lo veía
y ella se
veía sola haciéndose
mujer, sin nadie
que la orientara
mas allá de
explicarle como evitar
quedarse embarazada. Nadie
que le dijera
lo hijos de
puta que éramos.
Nadie que, le
hiciera el aguante,
igual las amigas
estaban verdes todavía.
Pare de golpe
y se choco
contra mí.
-Me llamo
Leonardo, me dicen
Cal. ¿Cómo te llamas?
-Valentina.- Contesto
seria, dándome la
mano, mirándome, preguntándose
qué, mosca me
había picado ahora.
-De acuerdo
Val, perdóname la
brusquedad pero son
cosas que tenes
que saber. ¿Hablas
con tu vieja
de estas cosas?
-No, no
sabe que, no
soy virgen ni que, tomo
pastillas, mi papa
me mataría, si
se lo digo a ella,
se lo cuenta
a mi papa
y me da
una paliza y
me encierra. Estoy
sola en esto,
mis amigas todavía
juegan con muñecas.-
Val caminaba a
mi lado ahora,
podía verle la
cara, su expresión,
parecía mayor.
-Es complicado,
siempre es complicado,
no te preocupes
que, no habrá
paliza.- Nunca prometas
lo que no
estés seguro de
poder cumplir, nunca.
En la
ruta hicimos dedo
con bastante suerte,
nos paro un
matrimonio que nos
dejo casi en
su casa, caminamos
lo que quedaba
y cuando quedaban
cincuenta metros Val
me dijo que,
mejor me fuera.
-Ándate antes
de que te
vean Cal, papá
estará como loco.-
Val tenía miedo
a la reacción
de su padre
y buscaba protegerme.
-Voy contigo,
hablamos con tus
viejos y me
voy.- Termine de
decirlo y puso
una cara de
asombro descomunal. Había empezado el
show, Val no
dejaría de asombrarse
en un buen
rato.
La madre
la vio y
arranco a llorar,
el padre solo
tenía ojos para
mí. Pedí permiso
para entrar en
la casa, solté
la mochila y
les dije que,
mejor nos sentábamos.
La policía podía
esperar un poco,
lo que tenía
que, decir era
importante. Y arranque,
hable mirando a
Val. Ya no
es una niña,
pueden atarla a
la cama o
pegarle palizas o
meterla en una
urna, eso no
cambiara el hecho
de que, la
niña despliega las
alas, todavía les
necesita y mucho,
pero ya no
se trata de
protegerla, sino de
cuidarla, asesorarla, guiarla,
apoyarla. Lo que
no aprenda acá
se lo enseñaran
en otro lado,
no sabemos la
calidad de esos
conocimientos. Si la encierran
se escapara, mentira
y engañara, háganle
sentir que puede
confiar en ustedes,
que por descabellada
que sea la
idea, la escucharan
y que, algunas
de esas ideas
deberá ponerlas en práctica. Que
sienta que ustedes
no se asustan
fácilmente. Exíjanle criterio,
exíjanle responsabilidad, exíjanle
compromiso no le
pidan que, no
sea una jovencita
asomada al mundo,
descubriéndolo. Acompáñenla parte
del camino, déjenla
volar cuando ella
se sienta preparada.
Es mejor que,
esté en su
cuarto con un
chico que, en
un coche en
medio de la
nada o en
la playa. Es
menos peligroso y
si el chico
se animo a
venir, tocar el
timbre y ser
recibido por el
padre, sabrán que
no es un
hijo de puta,
estos no dan
la cara con
los padres. Ya
pueden llamar a
la policía.
El padre
agarra el teléfono
y le dice
al policía que
le atiende que,
un primo encontró
a Valentina y
la ha traído
sana y salva,
después se pasa
para levantar la
denuncia.
-Vos no
te la llevaste,
pero la trajiste.
En estos minutos
has demostrado mas
sabiduría que yo,
y que, estaba
errando el camino
con mi hija.
Hablaremos los tres,
aprenderé lo necesario
y asumiré que
mi niña ha
dejado de serlo.
Esta casa siempre
será tu casa,
me gustaría que,
nos visitaras.- El
padre de Val
estaba emocionado.
-Nos gustaría
que vinieras.- Val
tenia húmedos los
ojos.
-¿Vivís lejos?-
Pregunta el padre.
-Un poco.-
Le digo.
-Vamos que,
te llevo.-
-¿Puedo ir?-
Pregunta Val.
-Claro.-
Llegamos a
casa, el padre
me da un
apretón de manos
y las gracias,
se sube al
coche. Val me
pregunta cómo me
paga. –Muy fácil. Siendo
una buena hija,
no escapándote mas,
pidiendo permiso, haciendo
caso, usando goma,
convirtiéndote en una
mujer con cabeza,
esas hacen locuras
pero siempre controlando,
nunca pierden la
cabeza. Trata de
mantenerte con chicos
de menos de
veinte un par
de años o
tres, después sin
límites. Y una
cosa más: El Chino
fue.-
-¿Y para
vos no hay
nada?- Pregunta.
-Ayudarte es
mi premio. Quién
sabe si no
nos veremos por
ahí dentro de
unos años, bien
crecidita, con criterio,
con cancha, mucha
experiencia tratando con
hijos de puta, una
mujer hecha y
derecha, quien te
dice….si pasa te aceptare un
café. Podrás elegir
entre correr o
quedarte. Te recomiendo
que, huyas, y
te lo diré
solo una vez
más, después si
todavía estas, serás
devorada.-
-Soy muy
chica, ¿verdad?- Es una pregunta
retorica.
-Sos una
niña, serás una
hermosa mujer, tenes
que vivir algunas
cosas junto a
chicos jóvenes, soy
un abuelo ahora
para vos, no sería justo
para vos aprender
a mi lado,
tenes que equivocarte,
aprender con gente
joven, mi experiencia
sería demasiado para
vos, no te
haría bien, a
la larga no.
Te saco casi
diez años, a
tu edad eso
es mil años,
dentro de cinco
o seis no
parecerá nada, ahora
es mucho, búscame
dentro de cinco,
haceme un planteo
que no pueda
rechazar o nunca
me busques, quédate
con este dia.-
Cal la besa
en la frente,
Valentina siente que
quema, es un
beso a una niña, de
un padre o
un tío a
una nena que se lastimo
una rodilla. Y
se promete que
lo buscara, que
en cinco años
no le da
un besito en
la frente, no
señor. Camina hacia
el coche de
su padre y
al subir mira
a Cal que
también los mira
con la mochila
tirada a sus
pies. Cal sabe
que ha hecho lo correcto,
es linda, pero
es una niña
todavía, no siempre
se trata de
lo que queremos
o deseamos, también
va de lo
que debemos hacer,
hoy tocaba dejarla
ir y crecer.
Se hace la
cena, mira la
mochila y la
deja para mañana,
ni se ducha,
se mete en
la cama mugriento
como esta y
se duerme en
nada, estuvo muy
cerca de ser
todo un desastre.
Valentina va
muda, no se
anima a hablar
con el padre,
este no sabe qué decir,
lleva seis días
horribles, la nena,
perdón, Valentina, parece
estar bien, quemada
por el sol
y distinta, además
ese chico, Cal, se la
trajo a casa,
dio la cara,
asumió cualquier responsabilidad y
encima les hizo
ver que estaban equivocados,
sería bueno que
Valentina tuviera amigos
como ese, aunque
es grande, amigos
así enseñan verdades.
Se fijo en
como ella se
despedía de él, le atrae
mucho, bueno, si
sale con el
no se escapara
ni hará demasiadas
tonterías, que difícil
es educar y
criar a una
niña, ¡qué difícil! En casa
hablan los tres,
los padres quieren
que estudie si
las notas son
buenas puede llegar
más tarde e
incluso quedarse en
casa de alguna
amiga o que
estas vengan a
quedarse en casa.
Valentina disfruta
el fin del
verano con todo,
se prepara para
dedicarle horas a
estudiar, cuando empieza
esta tan decidida
a ganarse el
llegar tarde que
es una alumna
modelo, fuera del
Liceo es otra
cosa, pero cruza
la puerta y
es una jovencita
modelo. Algún sábado
organiza fiestas un
poco salvajes, las
prefiere a las
discotecas. Evita a
los chicos mayores,
le hace caso
a Cal, de
veinte máximo, se
salta la regla
con Maxi: 22,
modelo y guapo
de morirse. Apenas
tres meses, hasta
que él, se
va con una
modelo con la
que es del
todo imposible competir,
encima es lista
la condenada. Termina el
año sin esfuerzo
y convence a
las amigas para
ir de acampada
adonde conoció a
Cal, pero no
están en el Camping,
igual se lo
pasan de miedo,
Valentina cumple una
fantasía: mete a
dos chicos en
su carpa. Tarda
dos días en
recuperarse, las amigas
la quieren matar,
eso es de
muy puta, que
sabrán estas taradas
piensa Valentina tostándose
al sol mientras
le echa el
ojo a un
salvavidas lleno de
músculos. Es su
última conquista antes
de volver, le
cuesta separarse de él.
Cal pasa
a visitarla, toda
una tarde con
ella, no sabe
porque le cuenta
todo y verle
reír es como
un premio, no
le asusta nada
de lo que
ella le dice,
nada, se ríe,
disfruta, cuando comenta
que no cree
que los papas
sepan todos eso
rompen a reír
los dos, cómplices.
Cal promete venir
para su cumpleaños,
ese dia Valentina
se levanta nerviosa
y no deja
de estarlo hasta
que lo ve
en el portón,
corre a abrazarlo
y se quiere
morir cuando él le acaricia
la espalda y
le regala una
flor que acaba
de arrancar tres
jardines mas allá,
una flor para
una flor dice
el mirándola. Valentina
no baja los
ojos, le sostiene
la mirada; el
embrujo lo rompe
la madre, la llaman
por teléfono, se
sueltan y entran
a la casa.
Los años
pasan, Cal desaparece,
Valentina cumple años: veinte.
Ha estado todo
el dia al
borde del histerismo,
hace tres años
que no sabe
nada de él,
cero, quiere verle,
quiere que aparezca
hoy, quiere irse
con el por
ahí, ya arreglara
como deshacerse del
novio. Pero Cal
no aparece, se
va apagando conforme
pasa la noche,
termina discutiendo con
su novio, con
las amigas, con
los padres, un
desastre absoluto. Acostada
llora con el
corazón roto, ningún
hombre le sirve,
ninguno es el,
ninguno la trata
como él, ni
la hace sentir
como él; un
dia, un maldito
dia le alcanzo
para dejarme totalmente
enamorada, han pasado
casi seis años
y no baja
la intensidad de
lo que siento.
Y me ha
acariciado la espalda
y dado cuatro
abrazos, ¿qué será
de mi si
me desnuda y se dedica
a volverme loca?
Se duerme imaginándoselo.
Valentina solo
sabe que le
dicen Cal, nada más, hace
tiempo que se
mudo y no
tiene como ubicarlo.
Piensa y piensa,
algo en su
memoria lucha por
salir a la
superficie, le lleva
una semana, está
sentada con unas
amigas y ve
clarito el parche
en la mochila,
¡lo tiene!, palmea
alegre y las
amigas creen que
se volvió loca
del todo. Lleva
un tiempo muy
alterada y no
saben cómo ayudarla.
Valentina les da
un beso a
todas y se
va, un taxi
la deja frente
al gimnasio, entra
y pregunta por
Cal, le indican
al fondo, recto.
El corazón es
un pistón enloquecido,
desaforado. Se para
en la puerta
y lo ve
rodeado de niños,
Cal la ve
y le hace
señas de que espere.
Cuando puede se
acerca, tiene para
media hora, si
quiere puede quedarse
o esperar en
la cafetería, arriba,
tercer piso. Valentina
se queda, verle
con los niños
es un espectáculo,
le hacen caso,
se esfuerzan, hasta
jugando ponen ganas,
le parece que
él, es el
más niño de
todos, por eso
es que los
chiquitos le hacen
tanto caso.
Enterarse en la
cafetería que está
casado, una hija
y otro en camino es
como un golpe
en el pecho,
cree que se
muere, que no
es justo. Lucha
por contener las
lagrimas, se siente
vacía, sigue sin
parecerle justo. No
quiere llorar y
que él, la vea
pero no puede
evitarlo, querría irse
corriendo pero se
queda sentada. Cal
le dice que
debe irse, le
esperan, si quiere
la acerca. Valentina
acepta que la
lleve, antes de
bajarse le recuerda
que él, le
dijo que creciera
y le buscara
pero nunca le
dijo que estaría
casado, con hijos,
igual de inalcanzable
que hace seis
años. Sigue perdiendo
ella, perdió la
niña pierde la
mujer, siempre perder. Que
tenga buena noche
dice bajándose. En
su cama llora
de frustración.
Valentina se
viene abajo, casi
no come, duerme
poco, se resienten
sus estudios, no
sale y no
quiere ver a
nadie. Sigue yendo
a la Facultad
pues le ha
costado mucho esfuerzo
llegar hasta ahí,
es el último
año, ¿por qué no
terminarlo? Ganas no
tiene, la verdad.
Una noche sale
abrazando los apuntes
y lo ve
recostado en su
coche. Intuye que la espera,
¿qué otra cosa
podría estar haciendo
ahí? Se para
frente a él,
sin saber muy
bien que esperar,
expectante.
-Soy casado
y no voy
a divorciarme ni
voy a destrozarte
la vida. Por un tiempo
podemos tener una
historia, ser amantes,
después solo amigos
o nada. Pero
no podes quedarte
esperando que yo
llame o aparezca,
tenes que vivir,
disfrutar y hasta
conseguirte un novio,
uno que te
quiera; tenes que
usarme, vos a
mí y no
al revés. Tenes
que evitar en
el futuro la
tentación de hablar
con mi mujer,
pase lo que
pase, te sientas
como te sientas,
porque si ahora
estas mal igual
dentro de un
tiempo te sentís
peor, mucho peor.
Cuando sientas que se termino,
o me lo
decís o desapareces,
pero no apuestes
a que dure
años, pensa en
meses, viví esta
historia robada como
lo que es:
un pedazo de
vida que arrebatas
al destino, sabiendo
que no podía
ser pero como
queres, conseguís un
poquito. Seria genial
que te llevaras
un recuerdo agradable,
buenos recuerdos, será
difícil: no podremos
ir al cine,
ni al teatro,
ni a muchos
lugares. Sera algo
clandestino y te
pesara, será difícil.-
-No me
importa Cal, quiero
tenerte, lo demás
no me importa.-
-De acuerdo,
anótate mis teléfonos,
vos no me
llames, te llamo
yo. Y Val,
todavía estas a
tiempo de salir
corriendo, te llevo
a casa, un
besito en la
frente y acá
no paso nada.-
-El beso
en la boca
y a casa
nada, demos una
vuelta por ahí.-
Valentina se
sorprende mucho con lo fácil que
el descubre como
desarmarla, que le
gusta, que le
da más placer,
es un malvado
y la hace
sufrir cuando está
por llegar un
orgasmo, demorándolo, multiplicándole el
placer. Nunca tienen
mucho tiempo, siempre
es a las
corridas pero le
da igual, hasta
ahora ningún hombre
la puso tan
en órbita, si
hasta consigue que
se moje solo
tocándola, es demasiado,
le encanta. Para
completar es encantador,
siempre le pregunta
que quiere hacer
y la deja
elegir posturas, ha
llegado a solo
abrazarla alguna vez
que la nota
desanimada y que
este menstruando para
Cal no es
impedimento. Pasa medio
año volando, consigue
trabajo y tiene
un jefe mono
que le invita
a salir repetidamente
e insistentemente a raíz de
sus negativas. En
la fiesta de
fin de año
termina bailando con
él y se
van juntos. Sin
querer se ve
ennoviada con un
jefe y no
se anima a
decírselo a Cal,
pero este lo descubre,
la mira y
sabe y el
muy payaso la
abraza y la
felicita. Ella se
siente tan mal,
una traidora y
se lo dice
pero el sostiene
que solo hay
un traidor, el,
y solo un
mentiroso, el también.
Cal se alegra
por ella, la
extrañara si se
puede un helado
seria bárbaro, si
no, le quedan
seis meses y
un dia de
recuerdos. Lindos recuerdos
dice. El abrazo
es diferente, de
amigos y no
de amantes.
Val va
en su coche
por el centro
de la ciudad
y le parece
ver a Cal,
se manda un
giro prohibido, le
tocan bocina y
para arriba de
la vereda, se
baja con dificultad
debido a su
embarazo de casi
seis meses y
es Cal que
la mira. La
abraza con cuidado,
le toca la
barriga, una nena
le dice ella.
No te he
llamado porque he
estado muy ocupada,
y pasa el tiempo
sin darnos cuenta.
-¿Cómo estas
Cal?-
-Muy bien,
gracias.-
-¿Tu familia,
tus niños?-
-Bien, con
la madre, me
separe, poco tiempo
después de que
te fueras. Fuiste
demasiado y quedo
un vacio enorme,
me dedique a
ir de putas,
quería llenar ese
vacío, no pude,
mi mujer se
canso de mí
y mis infidelidades
y nos separamos.
Sigo buscándote, me
preocupe tanto de ti que
no me cuide
yo. No me
ocupe de mí. Y no
me llores que
se arruga la
beba.-
-No es
justo, ¡por Dios!,
no es para
nada justo. Culpa
mía, maldita sea,
perdóname, perdóname por favor, perdón…..
-Ssssssssssssssssss, nada
que perdonar, podría
haberme separado y
haberte tenido conmigo,
haberme animado, podría
haberte rechazado, podría
haberte degustado cuando
eras una niña.
Ahora subís a
tu coche y
seguís con tu
vida, sin culpa,
para mi fueron
seis meses mágicos,
con todo lo
que no pudimos
hacer, tus caricias,
tus besos, tu
entrega, esa pasión
desenfrenada, tanta ternura,
esa risa tan
especial; todo eso
me regalaste y
siempre lo recuerdo,
me diste seis
meses que no
eran para mi,
te lo agradeceré
siempre aunque me
pase el resto
de mis días
añorándote. Dale anda.-
Y la besa
en la frente,
Val quiere morirse
Val sube
al coche en
una nube, llega
a casa en
una tormenta, menos
mal que Carlos
lo achaca al
embarazo, está destrozada,
no es justo,
no lo es;
ahora él, es
libre y ella
no, consigue sentarse
en la cama
antes de romper
a llorar sin
freno, no es
justo, no lo es.