-¿Siete? Contate
la del tablado
en aquel carnaval
de Paso Carrasco.
Déjate de callejones
y plasma aquel
enfrentamiento contra todo
el tablado, más
de medio barrio,
digamos cien tipos.-
-Ni en
pedo, no, eso no, paso,
te lo inventaste.-
-Rafa, lo
haces vos ateniéndote
a tus recuerdos
o lo hago
yo: trescientos tipos,
como colofón a
una semana de
mamporros, carreras y
dormir en la
comisaria.-
-Cincuenta, no
eran más.-
-Arriba de cien, hay
testigos.-
-Ninguno de
fiar.-
-Aarón no
me dejara mentir,
cien mínimo.-
-No use
el Judo.-
-Escribiste un
manual nuevo sobre
el uso del
Ju y el no Ju,
y diste cátedra
de como teniendo
Do se puede
evitar que te muelan a
palos y tener
que intentar defenderte,
usando técnicas que
pueden lastimar, total
para nada, era
un barrio entero
y te tenían
rodeado.-
-No puedo
contar ese episodio,
en serio, no
puedo.-
-Debes hacerlo.
No podes contar
la vuelta en
el liceo, diez
te patotean, desparramas
a dos no
supe cómo, hoy
lo sé, y
les dijiste que eligieran a
uno, entrabas con
ese al parque,
solo uno saldría.
El grandote se
adelanto decidido, entraron,
les perdimos de
vista, nosotros nos
cagabamos de risa.
Sale el grandote
llorando, dice que
le perdonaste la
vida y llora
todavía más, se
van. Esperaste varios
minutos para aparecer.
Venias serio pero
con esa cara
de Daniel el
travieso. Lo que
hiciste no lo
podes contar. Tampoco
podes contar nada
del bañado, las
dos pibas, los
gritos, tu explosión
de furia, la
odisea con un
solo caballo ya
medio reventado para
sacarlas, llevarlas a casa y
dejarlas con sus
familias, sanas. No
mencionare aquella vuelta
que nos miraste
a los cuatro
y nos amenazaste
con matarnos si
alguna vez hablábamos
de lo sucedido.
Sé porque no
queres, ahora lo sé, y
¿sabes qué?, tu
hermano tiene razón.
Tenias unos quince
años o así,
eras un payaso
de cuidado, éramos
unos payasos de
cuidado, pero vos
tenias algo, un
fuego te consumía.
Me dijiste que
para mi tenía
que ser Aikido,
que probara, ignore
tu sabiduría durante
años, hoy soy
Aikidoka. Tenías quince
años y ya
eras un problema.-
-Estás hablando
de alguien idealizado,
yo solo procuraba
encontrarme. Trataba de
ser justo y
proteger a mi
gente y a
la que no
lo era y
se metía en
líos. Nunca supe
desconectar: proteger al
débil, cuidar a
las mujeres, a
todas, valorar más la vida
ajena que, la
propia, como forma
de asegurarse de
que, de verdad
protegías la vida.-
-Contalo, disimula
todo lo que
quieras pero deja
lo importante. Que
quienes te lean
sepan, como se
yo, que sin
haber entrenado nunca
un enfrentamiento contra
todo un tablado,
no solo saliste
ileso, además, que
no diste un solo golpe.
Pura dialéctica, Psicología
y una confianza
en vos mismo
inhumana, en tus
posibilidades, seguro fuiste
tan animal de
visualizar que les
ganabas a todos
y eso se
percibía, se te
veía pálido pero
seguro. Aarón dijo
que los matarías
a todos, que
se jodieran por
provocarte y ¡se
fue! Ahora entiendo
que fue el
golpe maestro a
la confianza de
todos los que
te rodeaban, si
tu hermano se
iba tranquilamente cabía
la posibilidad de
que no fuera
buena idea obligarte
a pelear, vos
solo decías que
no querías pelear,
que no te
obligaran. Aarón tenia
trece años y
no te iba
a la zaga.-
-No.-
-Puedo obligarte,
amigo.-
-No podes.-
-Hace una
bocha de años,
unos veintiocho, en
el Paso Carrasco
era Carnaval. Se
levanto el tablado
de todos los
años y ahí
nos juntábamos por
las noches. Rafa,
Mosqui, Víbora y
Aarón llegaban de
otro barrio en
bici. Nosotros éramos
locatarios: Pelado, Cris,
Nati, Vero, Verónica,
Lucia, María Luisa,
Pedro, Oreja, mas
toda la gente
conocida que se
sumaba del barrio
y de otros,
éramos cerca de
veinte. Desde la
primer noche hubieron
roces, buscaban a
Rafa, había cuentas
pendientes. Rafa opto
por pedir a
la Policía que
le acompañara fuera,
termino detenido por
no decir quienes
le molestaban y
su madre tuvo
que venir a
sacarlo. No dejo
de venir, hacerlo
significaba no poder entrar más
al barrio y
lo sabía. Paso
la semana, llego
el ultimo dia
de actuaciones, bueno
noche, entramos temprano
y copamos las
dos filas del
medio, faltan lugares
y Cris y
Vero se sientan
en las rodillas
del Pelado y
Pedro. Unos borrachos
molestan desde un
costado, nos tiran
vasos y papeles.
En un intermedio
Rafa y alguno
más van al
baño, cuando vuelve
ve a un
tipo agarrando de
un brazo a
Cris que chilla.
Fue un paso
de baile, fue
un movimiento de Tai sabaki
perfecto, entrenado millones
de veces pensando
en una noche
usarlo para defender
a Cris, entonces
no sabía que
era, Cris giro
pegada a su
pecho y aterrizo
sobre el Pelado.
Un manotazo sentó
al tipo, golpe
seco en el
pecho, efectivo. Varios
tipos empezaron a
insultarle, medio de
lado dijo con
el tono que
usaba cuando solo cabía obedecerle:
las guachas a sus casas,
ahora. El no
era nuestro jefe,
ni el líder,
era el que
organizaba la seguridad
y cuando daba
una orden era
una cuestión de
seguridad, le hacíamos
caso nosotros y
las guachas, nadie
discutía nada. Salimos
del tablado dejándole
solo, no tenia
como escapar y
lo sabíamos. La
policía era su
única chance y esa noche
no aparecía. Dejamos
a Cris que
vivía muy cerca
y decidimos que
Aarón, yo y
el Mosqui volviéramos
al tablado. Los
demás acompañarían a las guachas
a casa. Llegamos y
vimos a un
montón de tipos
fuera del tablado,
junto a la
fábrica de cartón,
bajo la luz
de la farola.
Le rodeaban en
varios círculos, eran
unos ciento cincuenta
o más.-
-No llegaban
a ochenta.-
-Corrijo, serian
doscientos o más.
Fuimos metiéndonos entre
los tipos hasta
verle. Estaba entero,
pálido, tenía esa
mirada que se
le ponía cuando
la furia pugnaba
por tomar el
control, ninguno se
animaba a acercarse,
era como un
tigre, trasmitía peligro
y solo les
decía que no
le obligaran a
pelear, que por
favor no lo
hicieran. Uno reconoció
al hermano, Aarón
y señalo que
ahí estaba, le
preguntaron qué opinaba
y soltó la
frasecita: Los matara
a todos, jodanse
por provocarlo. Y
se fue pedaleando,
sin mirar atrás.
Años más tarde
seria quien cubriría
las espaldas de
Rafa, pero ya
leía la jugada
de su hermano
con facilidad, decir
eso e irse
sin mirar al
hermano fue un
mensaje claro, diáfano:
no me preocupa
él. Deberían estar
preocupados ustedes, más
o menos. Los
mas cobardes gritaban,
pero de lejos,
los más valientes
estaban a nada
y sospesaban que
hacer. Y ahí
ejecuto la jugada
definitiva: se puso a
llorar sin dejar
de repetir que
no quería pelear.
Temblaba y hoy
se que era
la adrenalina, la tención acumulada,
como no podía
evitar temblar lo
usaba a su
favor, apretó mas
los dientes y
masticaba como una letanía que
no lo obligaran.
Uno le recrimino
que le pegara
a un borracho
y salto a
la yugular: ¿tenes
mujer, hija, madre?
¿Dejarías que un
borracho la agarrase
diciendo que le
enseñaría a ser
mujer? Yo no.
Mis amigas se
tratan con respeto
y mejor si
todas las mujeres
son tratadas con
respeto, como si
fueran tu madre,
tu hermana, tu
mujer o tu
hija. Así nunca
te equivocaras, encima
vienen en patota,
todos juntos, vengan
de uno en
uno, esta noche
lloraran mujeres de
dolor por haber
perdido a un
padre, un hijo,
un hermano, un
novio…….y todo porque
yo defendí a
una amiga. Cris
tiene quince años,
es hija única,
una vida por
delante, no merece
que un borracho
de mierda le
ponga una mano
encima, no merece
que este barrio,
sus vecinos, ustedes
molesten a su
defensor, antes bien,
deberían plantearse que
sus hijas y
hermanas sean mis
amigas. ¿A quién
preferirías a su
lado al tarado
que defendes o
a mi? Ver
como la mayoría
de los tipos
bajaban la cabeza
y empezaban a
irse fue constatar
que Rafa tenia
técnica, mucha y muy trabajada, entrenada. Cuando
él decía que
practicaba para no
tener que usar
las técnicas para
defenderse, eran más
que palabras, eran
su objetivo, eran
la medalla que
perseguía, era su
Olimpiada, era su
desafío, el desafío:
no más peleas.
Repetía que Isaac
Asimov le había
enseñando que la
violencia es el
último recurso del
incompetente. Para pelear
estaban los campeonatos,
si te sentías
valiente el open,
ahí te esperaba
Willy Bouzas y te devolvía
a la realidad.
No sé quién
es Willy Bouzas,
pero debe estar
grande.
Se empezaron a
meter al tablado,
quedaban cuatro cuando
cayó la Policía
que arresto a
Rafa, le esposaron
aun siendo menor
y pudo gritarme
que fuera a
buscar a su
vieja, antes de
que se lo
llevaran a rastras,
se negaba a
decir que había
pasado.
-La mitad
o más es
fabula.-
-Estaría bien
que le preguntáramos
a Cris, siempre
me pregunta si
se algo de
vos. Aarón se
lo que opina.-
-Era chico,
le parecería una
gesta, lo habrá
deformado como vos.-
-¿Era o
no era un
barrio?-
-Una parte,
unos pocos, veinte
o alguno más.-
-Rafa, eran
más de cien,
déjate de joder.-
-No parecían
tantos, capas que en mi
inconsciencia pensé que
eran menos y
por eso guapee.-
-¿Cuándo y
dónde practicaste el
baile con Cris,
aparentar esa tranquilidad,
esa seguridad?-
-Tres veces
por semana, dos
horas cada dia,
hasta quedar reventado.-
-¿Judo?-
-Si, pero
en el Paso
aquella noche no
se puede decir
que fuera Judo.-
-¿Y que
era para vos?-
-Judo. Pero
nadie dirá que lo sea,
excepto, el movimiento
para rescatar a
Cris.-
-¿Importa?-
-A mi
no, se que
era Judo.-
-Te extraño
loco, todos te
extrañamos. Hare que
Cris lea esto,
le gustara.-
-Dale, yo
también les extraño.
Mándale saludos a
los que veas.-
-Rafa….-
-¿Qué?-
-Nunca pude
pagarte, ya sabes.-
-No me
debes nada, nada
y no me
rompas las pelotas.-
-Pero no
quiero olvidarme y
quiero hacer como
que te pago,
nunca podre hacerlo.-
-¿Aikidoka dijiste,
verdad? Aprende tanto
como para poder
enseñar, forma Aikidokas,
pero si todavía
crees que me
debes, forma dos
profesores y si
todavía crees que
me debes algo,
forma un Maestro,
habrás saldado tu
deuda.-
-Pero no
será Judo, hago
Aikido.-
-¿Pero, no
es lo mismo?-
-No.-
-¿No? Bueno,
no importa, enseña
Aikido.-
-Gracias loco.-
-De nada,
cuídate, un abrazo
y saludos a
la fila.-