Hola Gaby,
te tengo abandonado
porque como escuchaste
algunas cositas de
primera mano contadas
por mi hermano
ahora la cosa
es más complicada,
no me vas a creer
si te digo
que son exageraciones, muy
exageradas ni que,
mucha cosa es
puro cuento, entonces
no se qué,
escribir que, puedas
leer con tu
edad, después de
que mamá haya
leído y releído
bien, mis letras
amontonadas, antes de
dejarte que, vos
lo hagas.
Sigo escribiendo
pero esas cosas
tendrás que, crecer
antes de leerlas,
bastante, jajajajajaj, tampoco
son especialmente inadecuadas
aunque son lo
bastante inadecuadas como
para que, tengas
que esperar unos
años. Te escribo
a vos porque
sé que, me lees,
se que, tenes
trece años y
puede darse que,
preguntes a tu
vieja si escribí
y ella te
diga que no,
o que, si
lo hice, pero
vos no podes
leerlo, todavía no. Si hay
mas jovencitos o
jovencitas en la
misma situación dense
por enterados e
informados y consideren
que, esta carta
lleva sus nombres.
¿Cómo vamos
en los estudios?
¿En casa? ¿En
Judo o cualquier
otro deporte que
hagan? Las dos
primeras preguntas son
las importantes, si
van mal: hay
que mejorar; si
van bien, prueben
a mejorar. Jajajajajjajjajajja, lo
sé, lo sé,
siempre mejorar. Siempre
buscar más calidad,
superarse, buscar el
limite, hacia arriba.
He regresado
a entrenar, soy
viejo para cambiar
a estas alturas
de actividad física
y por lo
tanto sigo en
Judo. Cerca de
casa, voy caminando,
y por ahora
en la clase
más suave porque
entre los kilos
que, me sobran
y la falta
de estado físico
me muero con
poquita cosa. La
clase la da
una muchacha, una
Maestra digamos, que
me conocía pero
nunca había coincidido
conmigo en un
tatami; lo primero
que observo es
que soy zurdo
y trabajo por
la derecha también,
tuve que explicarle
que, era exactamente
al revés, me
dijo que era
mucho más técnico
por la zurda.
¿Entendes bien lo
que eso significa?
Conseguí hacer mejor
Judo por mi
lado malo, si
yo pude, cualquiera
puede. ¿Estás trabajando
tu lado malo?
¿No? Que vago.
Los lados
malos también existen
fuera del tatami,
ser vago es
un ejemplo, cómo
llegar tarde, no
cumplir lo prometido
o mentirle a
los viejos. También
hay que trabajarlos,
mejorarlos, pero hay
que hacerlo de
verdad, queriendo pulirlos
en serio. Si
pensas que vos
no tenes lados
malos, anímate y
pregúntale a la
vieja, ponete a
trabajar en arreglar
lo que ella
te acaba de
decir. ¿Por qué en el tatami
no mentimos, no
llegamos tarde y
somos aseados y
fuera no? ¿Por qué
respetamos al Sensei
y no a
las demás personas
mayores? ¿Vos que
decís?
Quedamos en que, no
te olvide, ni
a nadie, sigo
escribiendo pero no
siempre es apto para
guachitos y guachitas.
Lo que no
cambia es que,
ustedes, tienen trabajo
que hacer: estudiar,
portarse bien en
casa, entrenar y
crecer sanos. Seguro que
alguien, como describe
mi hermano, se
ocupo de sus
lados malos para
llegar a ser
esa persona que
todos quieren y
recuerdan, con cariño,
perdonándole sus defectos.
Se equivocaría mucho,
nunca a propósito,
asumiría sus errores
con responsabilidad y
trataría de hacer
siempre lo correcto,
lo que, está
bien. Siempre buscando
el límite, sus límites,
tratando de mejorar
como persona, cada
día.
Si algún
día le ves,
trata de que
él, sepa que
has trabajado tus
lados malos, todos,
porque no tengas
ninguna duda, sabrá
si lo hiciste
o no, ya
sabes que es
medio brujo y
casi mago, por
lo menos eso
cuenta la leyenda
sobre él. Hacelo
por vos, en
primer lugar y
por tus viejos,
en segundo lugar.
Supérense chicos, chicas.