Una pareja
camina por la
vereda, la luz
apenas alcanza para
ver a unos
metros. Son hermanos;
el chico pisa
los veinte y
su hermana los
diecisiete. Acaban de
comprar pizza, solo
les queda plata
suficiente para pagarse
el boleto hasta
casa. Él ve
a la jauría
en la lejanía,
automáticamente decide que,
la hermana entrara
al bar que,
esta a poco
metros; se lo
comunica y la
muy estúpida intenta
hablar, de una
cachetada seca, la
para y mordiendo
cada silaba le
ordena meterse en
el bar. No
hay manera de
que aprenda nada,
es la diferencia
entre vivir a
la sombra o
crecer a la
sombra; él, ha
crecido a la
sombra y aprendió
rápido, ella sigue
viviendo a la
sombra y no entiende nada.
Tiene una
mueca que, parece
sonrisa, evocando a
quien le diera
sombra; le enseño
cosas que, nadie
muestra, que, él,
se ha encargado
de potenciar, adaptándolas
a su estilo,
su personalidad. Los
estudia, diez, con
cinturones y cadenas,
basura en busca
de victimas fáciles,
ahora se ríe
abiertamente, porque seguro
lo confundirán, seguro,
creerán que será
una víctima fácil,
ja ja ja
ja, que risa.
Descuelga el bolso
con el equipo,
si pudieran ver
que contiene saldrían
corriendo: la tonfa
duerme hasta que,
sea requerida. La
tela negra del
equipo no les
diría nada, el
cinturón rojo tampoco;
las vendas y
demás cosas tampoco. Todas
tienen manchas de
sudor…..y de sangre
vieja.
Le rodean
regodeándose, elije el
orden de ataque,
el jefe primero,
y donde pegara.
Desconecta la mente,
deja de pensar
en nada mas
que no sea
ahí, ahora. Sera:
garganta, huevos, rodilla,
clavícula, costillas, nariz,
garganta, plexo, tobillo
e improvisara el
ultimo. De su
mente salen rayos
que marcan los
objetivos, visualiza los
pasos de baile
necesarios, cuantas respiraciones
le llevara, la
intensidad de cada
golpe, según peso
del destinatario, remarca
eso: nada de
matar, es innecesario
completamente.
Le piden
la pizza, se
las da y
la tiran al
suelo. Hay curiosos
fuera del bar,
algún transeúnte que
se queda mirando
la inmediata paliza
del pobre muchacho
que, está solo,
nadie acude en
su ayuda; la
solidaridad siempre es
de lejos, nunca
cuando la sangre
propia o ajena
puede salpicarte, eso
se lo enseño
su hermano que,
algo sabe de
sangre derramada. Ve
como se ponen
tensos, ve los
movimientos y adivina
el ataque, se
anticipa como un
rayo y parece
que, es él,
quien ataca, pega
donde marco y
sigue desatado; caen
como muñecos sorprendidos
por un huracán,
el ultimo se
lleva dos golpes
simultáneos: garganta y
plexo que, le
desmayan. Los teóricos
agresores gimen y
aúllan en el
piso bajo la
mirada de su
teórica victima, el
jefe, entre estertores,
le amenaza y
entonces es cuando
le rompe las
dos piernas; la
propina.
Los testigos
no se explican
que, paso, ni
como lo hizo,
solo vieron caer
a los diez,
como muñecos, les
parece increíble. El
muchacho levanta la
bolsa, no es
increíble, piensa, es
entrenar duro, por
si pasa; es
sangrar para que,
no te hagan
sangrar, hay una
diferencia, nada sutil
en esto. Su
hermana sigue erre
que erre, que
ella podría haber
ayudado, que le
pego sin razón,
que nunca la
toman en cuenta.
-Te habrían
pegado bastante, me
habrías molestado, no
vales para esto,
y haceme el
favor de hacer
caso o conmigo
no vas a
ningún lado, ¿entendiste?-
-Les habría
dado una paliza,
sola.-
-Seguro, una
verdadera paliza…..te habrían
violado y no
habrías podido ni
morderles. Nunca entrenas
en serio, nunca
escuchas nada de
lo que, se
te dice, crees
que sos peligrosa
y la verdad
es que, sos
un peligro para
vos misma. Ni
los viste venir,
no sabias cuantos
eran y encima
te pones a
complicarme la vida.
Para sobrevivir a
algo así, hay
que estar entrenado,
preparado, dispuesto a
derramar sangre, propia
y ajena, eso
solo lo aprendes
cuando te pegan
mucho, en ningún
lugar te lo
pueden enseñar. ¿Cuántas
veces sangraste por
una paliza?-
-Ninguna, soy
una mujer, no voy a
andar como ustedes
a las piñas
por ahí, no me hace
falta.-
-Claro que no,
estamos nosotros dos
para sangrar por
vos, cosa que
nunca te has
parado a considerar
ni valorar, siempre
pendiente de tus
pajaritos y tu
ego, jamás de
lo que hacen
los demás y
sus razones.-
Como era
inútil seguir hablándole,
ella vivía otra
realidad, arreglo un
combate en el
Dojo, diez compañeros
contra ella. Se
abstuvo de participar.
Ella no supo
distinguir al que hacía de jefe,
ni conseguir un
ataque efectivo; mucho
menos evitar ser
reducida y quedar
como una absoluta
incapaz. Eso no
supuso que, ella
entrenara mas, siguió
convencida de que,
estaba preparada para
defenderse tan bien
como sus hermanos.
Una noche
caminaba pensando en su novio,
distraída como siempre,
ajena a lo
que, la rodeaba.
Cuando la agarraron
era tarde para
todo, hasta para
respirar. Eran seis
tipos torvos, sus
caras no invitaban
a pensar nada
bueno. Supo que
la había cagado,
a base de
bien, como era
su sino.
-Es la
hermana de esos
dos, no quiero
tenerles buscándome.-
-¿Seguro que,
es la hermana?-
-Si, sin
duda, es ella,
dejémosla ir. En
serio, no quiero
a esos dos,
tras de nosotros.-
-Le robamos
lo que lleve
y que se vaya.-
-No, no
le robamos nada,
es más, suéltenla
ahora mismo.-
-¿Qué te
pasa?-
-Es la
hermana de dos
demonios hijos de
la gran puta,
no dejaran nada
sin remover hasta
dar con quien
la lastime, cuando
le encuentren, le mataran, con
esos dos no
se juega, y
lo sabes.-
-Ahora no
están, acá solo
estamos nosotros, lo
que pase, será
nuestro secreto.-
-Te buscaran,
te encontraran y te mataran,
yo me voy.-
-Nosotros también,
hace lo que
te parezca pero
en tu lugar
me cuidaría bien
de evitar que,
ella les diga
que, la tocaste,
le robaste o
estornudaste cerca, te
buscaran y no
va a gustarte
lo que harán contigo
cuando te encuentren.-
La sueltan
y le dicen
que, se vaya.
Camina lentamente, le
pesan la piernas,
le pesa el
alma, le pesa
ser la hermana
de dos hombres
que, han sabido
ganarse el respeto
hasta de los
malos, con golpes,
con sangre, si,
pero también haciendo
otras cosas, de estas, nadie
habla, ni siquiera
ellos. Lo ha
descubierto de casualidad,
una amiga nueva
que, no sabe quién es
ella, le ha
contado algunas cositas;
todas increíbles, peleas
defendiendo a chicas
solas o en
grupo, desconocidas por
completo pero que,
no dejan en
la estacada; acompañar
a casa por
sistema a cualquier
chica que, este
sola; prestar la
carpa y dormir
al raso, porque
le han robado
todo a dos
chicas que, no
tienen donde dormir;
no siempre son
peleas ni golpes,
también se trata
de comportarse, como
si, fueran caballeros,
como si los
movieran extraños códigos.
Cualquier chica que,
los conozca sabe
que, a su
lado está protegida,
no hay nadie
que, se anime
a faltarte el
respeto, siquiera, en
su presencia, eso
dijo la chica,
y ahora acaba
de comprobar que,
aun sin estar,
la salvan, solo
por ser su
hermana. ¿Cuánto respeto
o temor se
necesita para eso?
¿Cuánta sangre propia
o ajena, debe
derramarse, antes de
conseguirlo? ¿Por qué, ella
no ve nada
de eso? ¿Por qué,
cualquier chica camina
encantada al lado
de esos dos,
menos ella? Que
encima sin caminar
con ellos, es
protegida como si lo hiciera.
Las lagrimas se le escurren
por las mejillas
porque querría entenderles,
querría saber lo que, ellos
saben pero le
parece que, será
imposible; ellos hacen
sombra, no viven
a la sombra.