Luis tiene un tío que
vive en otra
ciudad, le ve
poco y nada,
pero eso no
es óbice para
que se sienta
cercano, unido a él. Siempre
que viene de
visita llena la
casa de alegría,
y hace reír
a la hermana,
a su madre,
con sus payasadas
y cuentos, de
tiempos idos.
Luis va creciendo,
siempre espera entusiasmado
que lleguen las
fiestas, en esas
fechas su tío
siempre les visita.
Empiezan un juego
que perdurara para
siempre, Luis se
refiere a su
madre como: tu
hermana y el tío se
refiere a ella
como: tu madre.
No se ponen
de acuerdo, un día empiezan
y ya no
pararan de hacerlo,
disfrutan como dos
niños haciéndolo. En
el año alguna
que otra vez
el tío aparece
por sorpresa, siempre
que, el motivo
del viaje, a
la capital, se
lo permita. Por
cuestiones deportivas, Luis
viaja a la
ciudad donde vive
el tío; el
entrenador le descarta
dejándole en la
grada, no jugara
y Luis se
manda mudar, se
sabe el nombre
de la calle
donde tiene la
casa el tío
y se propone
visitarle.
Tiene trece años,
desconoce la ciudad,
no tiene mapa
y le sobra
coraje e inteligencia.
Pregunta a un
Taxista por la
calle y este
lo orienta, cada
tanto pregunta a
otro Taxista o
a un quiosquero,
llega sin problemas
a la casa.
Toca timbre y
le abren, sube
las escaleras provisorias,
están en obras
y todo esta
patas arriba; su tío estaba
por comer : un plato
de arroz y
un huevo frito.
No queda nada
mas, es fin
de mes y todavía
no
cobro, agarra un
plato y divide
su comida en dos; comen
en silencio, conscientes
los dos, de que, no
es suficiente para
saciar a ambos,
de que aun
con dos trabajos,
si te divorcias,
poco te queda,
mas aun si
estas terminando la
casa donde te
refugiaste después de
dejar la que
tenias para tu
ex mujer y tus hijos.
De que, si
te visita tu
sobrino solo podes
darle medio plato
de arroz y
agua de la
canilla. El sobrino
se siente mal
por comerse parte
de la comida
del tío, igual
no fue una
buena idea venir
a verlo.
Luis se queda
unas horas, apura
el tiempo sabiendo
que el entrenador
estará que trina
y asustado, le
ha perdido y tendrá
miedo
de que le
pase algo estando
bajo su responsabilidad. Se
despide del tío
con un abrazo
y camina desandando
el camino. El
entrenador se pone
a gritarle frente
a todo el
mundo y Luis
con toda la flema del
mundo le dice
que es un
hijo de re mil putas
que, se vaya
a la concha
de la madre
consiguiendo que se
calle.
Compartir ese plato
de arroz y
el huevo frito
y la conversación que
mantuvieron esa tarde,
les unió a
un nivel difícil de
entender hasta para
la familia. El tío paso
a tratar a
Luis como a
un adulto, como a un
hombre y con
los años escuchaba
al sobrino con atención, valoraba
sus opiniones mucho.
Cuando la prima
de Luis empezó a
dar mucho trabajo
y meterse en líos constantemente, su tío le pidió
que
hablara con ella.
Luis se sentó
con su prima
en la escollera,
primero escucho lo
que ella, tenía
que decir y después
hablo
él. Negocio, la
apoyo en ciertas
cosas, conta conmigo,
pero la paró
en seco en
otras: no me
obligues a darte
una paliza. Pórtate
bien, sos una
mujer no una
nena, y a mí no
me jodas, que
nos conocemos bien.
Terminaron caminando abrazados
rumbo a la
casa de ella
que, antes de
entrar, se colgó del
cuello de ese
primo divino y
le estampo un
mega beso en
la mejilla. El
cambio fue tan
brutal para bien
que, el tío asumió
que
su sobrino se movía en
otra dimensión; brutal,
otra hija, una
mujer joven que
se comportaba y
no daba trabajo
ninguno.
La prima se sentía
feliz,
por primera vez: plena.
Saber que tenes
a un primo
tan increíble, que
no se asusta
de que tengas
un amante casado,
que solo te
pide discreción y además te
dice que si
te portas adecuadamente, nadie
hinchara las pelotas,
entonces si no
fuera su primo,
tendría que cazarlo
para ella. Saberse
protegida por un
primo así, cuidada,
la llena de
ternura. Su primito
es un tierno
bárbaro.
En una reunión familiar
no hay bastantes
camas ni lugar
para todos, los
dos primos terminan
en una carpa
en un camping
alejado que, rebosa
de gente joven,
se divierten de
lo lindo, más
que encerrados en
la casa con
toda la familia.
Duermen en cualquier
carpa, menos en la
de ellos. La
familia esta asombrada
de lo bien
que se llevan
y de que
ella aguante en
un camping con
lo complicada que es en
todo lo referente
a baños y estética. Luis descubre que,
con la prima al lado,
levanta mas minas,
ella se levanta
a quien quiere,
en el momento justo
que, decide hacerlo.
Cuando toca volver
a casa se
abrazan frente al cadáver
deshinchado de
la carpa y
se dan las
gracias por una
semana de sexo
y diversión desenfrenados, cualquiera
diría que es una
parejita
despidiéndose hasta dentro
de un año,
nadie imaginaria que
son primos.
El abuelo está
muy enfermo, tiene
una crisis y
alguien llama al
hijo que, vuela
en el coche
por la ruta
hasta deshacer el
auto contra una
vaca. A lo
largo de los años sucede
dos veces más
lo de la
llamadita diciendo que
el abuelo se
muere y el
accidente del hijo
corriendo más de
la cuenta. Como
en la familia
hay demasiados idiotas,
Luis habla con
su tío y
le dice que
correr y matarse
significara enterrar al
abuelo y al tío, un
mal negocio para
todos. Ante otra
llamada el tío
va rápido pero
sin jugársela, llega diez
minutos
tarde, su padre
muere preguntando por él, y
se lo dicen,
la familia está
llena de idiotas,
lo hunden en
la tristeza.
Luis recibe el
encargo de su
madre de ayudar
al tío, no
digiere bien la
muerte del padre.
Luis se planta
en la ciudad
donde vive su tío, en
su casa y
toca timbre. No
aviso que venía
y se nota en
la cara de
sorpresa de su tío, tras
un abrazo entran. Hablan
de bueyes perdidos,
el tío estaba
con un motor,
seguí, yo cocino,
le dice Luis.
El tío sube
ante el grito,
por la ventana,
del sobrino, de que, estaba
la comida, se
encuentra en la
mesa un plato
de arroz con
un huevo frito;
en la heladera
hay carne, hay
pasta, hay de
todo, papas, boniatos,
fiambre, lechuga, tomate,
cebollas; pero su
sobrino ha cocinado
un solo plato
de arroz con
un solo huevo
frito. En la
jarra agua, ni
cerveza ni vino
ni coca cola.
Se sienta y
reparte el arroz,
corta el huevo
frito poniendo la
mitad en cada
plato, come mirando
a ese sobrino
suyo, es diferente,
actúa de una
manera sesgada y
siente que cuando
hable será sorprendentemente adecuado.
Recuerda que se moría al
nacer, dio guerra
nada más empezar
a respirar, fue
un niño complicado,
difícil, ya era
diferente; con su
hija obro un
milagro, es otra
mujer desde que
Luis hablara con
ella; ahora es
un hombre que
camina extraños caminos,
tengo un sobrino
que rompe los
moldes con facilidad,
piensa mirándolo comer.
-El abuelo se
fue, murió. La
vida es un
camino a la
muerte, para él,
termino el camino,
ahora descansa y
nosotros sufrimos, pero
él, ya no
siente dolor. Peleo
durante más de
una década contra
el cáncer, perdió solo
cuando ya no
quiso seguir, cuando
sintió que, había
llegado el momento.
Yo me quedo
con recuerdos de
cosas hechas juntos
y él vivirá mientras
vos vivas, mientras
yo viva, vos vivirás mientras
yo te recuerde.
Vos nunca serás
un plato de
arroz con un huevo
frito, si acaso serás, haberlo
compartido. Recordare la
mesa austera, solo
agua de la canilla
y un plato
escaso de arroz
con un solitario
huevo partido a
la mitad, generosamente, desprendidamente. Y serás tu
hija mimándome, queriéndome,
y el monte
caminado juntos, y
tus caramelos cuando
era niño y
las risas de tu hermana
cuando aparecías. Era
su tiempo de
irse, déjale hacerlo
como yo te
dejare irte, cuando,
te llegue el
momento.-
Pasan el resto
de la tarde hablando en
el taller, sobre
la nochecita el tío ríe,
primera vez desde
que, muriera su
viejo; se miran
y estallan en
carcajadas. La cena
la hace Luis,
cuando el tío
sube, solo hay un
plato de
arroz con un
solo huevo frito,
rompen a reír, juraría
que
olía a carne
asada, pensaba el tío y
si, había, en
el horno, pero
primero partieron el
arroz y el
huevo, como si
se tratase de
un ritual, comieron
acompañado de agua
de la canilla,
después fue carne
y vino y coca cola,
pero eso fue después.