Sábado bien
temprano, arranco para
el lago, si
tengo suerte será
solo mío, un
par de horas
como mínimo; anoche
salieron todos de
joda y se
levantaran tarde. Va
a ser un
dia muy caluroso,
no corre ni
una gota de
aire y no
hay nubes viajando
por el cielo.
Camino entre los
pinos despacio, no
tengo ningún apuro
y disfruto de
la caminata, menos
de diez minutos.
En la playita
hay dos cuerpos,
una pareja, ella
esta boca abajo
y juraría que
es Solé, en
bombachita y sujetador;
a su lado
y boca arriba
un tipo, en
calzoncillos, a un
costado un amasijo
de ropa. Parado
considero mis opciones:
1-Dar media vuelta
e irme a
la playa. 2-Convertirme
en invisible y
apostar a que
no me vean.
3- Quedarme en la otra
punta de la
playita, unos veinte
metros, y hacer
de cuenta que
solo veo pasto.
Gana la opción
tres así que,
camino hasta el
lugar elegido, me
saco la camiseta
y me zambullo.
Nado un poco
con el estilo
perrito, único que dómino, decido
volver y tirarme
en la arena;
ignoro todo lo
que no sea
mi pedacito de
arena. Inútilmente, mi
campo de visión
se llena con
un cuerpo de mujer, no
va desnuda pero
le falta nada
y efectivamente, la
cola vislumbrada es
la de Solé
y la que
me espera en
la orilla es
Solé. Salgo del
agua y la
miro desde los
deditos de los
pies a la
punta del pelito
de la cabeza,
antes pase por
otros pelitos y
dos montañas; termino
recalando en los
ojos.
-Deja de
mirarme así, ¿Qué
haces acá?-
-Vas en
bolas, así que
te miro, tapate,
igual te miro
vestida. Yo vine
a nadar, tomar
el sol y
admirar el paisaje,
lindo paisaje.-
-¿Queres dejar
de mirarme? A los ojos
mírame a los
ojos.-
-¿Vos a
que viniste? ¿A
mirar el paisaje?
¿Saben tus viejos
que estas acá,
acompañada de un
tipo que rebaso
los veinte años?
Lo digo más
que nada porque
estamos a menos
de ochenta metros
de tu casa,
desde las ventanas de
arriba se ve
quien entra y
quién sale del
lago, a estas
horas ya se
levantaron, debiste irte
antes de que
amaneciera y en
un rato empieza
a caer gente,
les va a
encantar el paisaje
a los chicos.
Pedro quedara alucinado,
por tanta curva,
por esos pelitos y
porque te acompaña
un veterano, no
sé que le
gustara mas.-
-A que
vine no te
importa y no,
mis viejos no
tienen ni idea.
Ahora vas a
hacerme el favor
de acercarte a
casa y pedirle
a mis hermanas
que te den
un bikini, una
toalla, chancletas, crema
protectora, un gorro
y lentes de
sol. Por supuesto
que mis viejos
no deben saber
que te lo
dan.-
-¿Y qué
te hace creer
que voy a
hacer eso?-
-Porque yo
te lo estoy
pidiendo.-
Porque ella
me lo pide,
porque ella me
lo pide, porque
ella me lo
pide. Grachi, su
hermana, me da
todo lo que
pidió la hermana,
sostiene que la
mata, que nada
salva a la
hermana chica, nada,
le digo que
yo también quiero
matarla, pero es
mentira, solo veo
su cuerpo destapado
por una bombachita
y un sujetador,
trasparentes, inútiles para
ocultar nada. Con
amigas tan atractivas
uno no puede
tener ideas castas,
menos si las
encuentra prácticamente en
cueros, a plena
luz del dia,
así no hay
quien pueda verlas
solo como amigas,
es imposible. Regreso
con todo lo
demandado, la muy guacha se
saca la bombacha
y el sujetador
y se pone
el bikini delante
de mí, podría
haberse metido en el agua,
¿no? Pone su
toalla junto a
mi camiseta, ordena
todo y después
despierta al tipo
que, se viste
y desaparece raudamente.
-Bueno, ahora
podre tomar sol
tranquila, sin nada
que, me perturbe
la tranquilidad. Gracias,
sos un buen
amigo.-
-De nada.-
-Vi como
me mirabas.-
-¿Si?-
-Si.-
-No pienso
disculparme, para nada.
Te desbolaste a
propósito, para que
te mirara, podía
haberte tapado con
la toalla, podías
haberme pedido que
no mirara, o
cambiarte en el
agua, pero no,
pelaste delante mío,
querías que te
viera bien, pues,
lo hice: te mire
atentamente.-
-Un regalito
de amiga.-
-Seguro, seguro.-
-Nos queda
el temita de
Pedro, se que
son amigos así
que, espero que,
seas discreto y
no le digas
ni una palabra
de todo esto.-
-¿Ni una
palabra a mi
amigo? Tranquila, no
le diré nada,
no me creería
y vos sabes
que es así,
nadie me creería
si cuento esto,
quedaría como un
nabo. Por otra
parte yo tampoco
pienso hablarte de él, a
vos; si salís
con él ya
sabes que no
voy a decirte
ni mu sobre
él. Arréglense ustedes.-
-Perfecto, así
da gusto, necesito
mas amigos así
de comprensivos.-
Solé y
Pedro salen unas
semanas y lo
dejan. Yo no puedo
sacarme
de la cabeza
a Solé en
cueros así que,
la esquivo siempre
que puedo, eso
parece encantarle porque
de golpe me
la encuentro en
todos lados, siempre
con una sonrisa
de oreja a
oreja, disfruta la
muy ladina, seguro
sabe que no
puedo dejar de
evocarla. Me estoy
enfermando, no sé
qué mierda me
pasa, me paso
tres días en
la cama y
nada, ella sigue
llenándome la cabeza.
En el cumpleaños
de Irene me
siento en un
rincón, Solé lleva
un vestido que
le queda precioso,
esta preciosa. Siempre
fue linda y
ahora se ha
llenado de curvas
como pude comprobar
en el lago,
curvas por todos
lados. Decido que, está
bien de torturarme
y me intento
escabullir sin que
nadie se avive
y haga preguntas.
Cuando piso la
calle creo que
lo he conseguido
pero no, Solé
me llama.
-Espérame, para,
¿adónde vas?-
-Me voy,
pasare por el
lago, un baño
y a casa,
bueno, no, arme
la carpa en
el jardín, duermo
ahí, es más
fresco.-
-Llévame.-
-¿Adonde?-
-Al lago
primero y a
tu carpa después.-
-Mira Solé,
no me parece,
en serio, no,
deja de jugar
conmigo, por favor.-
-No estoy
jugando, vamos al
lago, nos bañamos
y después a
tu carpa, tengo
que, volver antes
del amanecer a
casa, tenemos tiempo.
-Una amiga
no me haría
esto.-
-O si,
depende, vamos.-
Me enrede
con el cierre
del vestido, casi
lo rompo. El
broche del sujetador
debe haber sido
inventado por un
maricon, vaya puzle,
que me dijera
que yo le
bajara la bombacha
y hacerlo fue el comienzo
de un delirio
placentero. El agua
estaba fría y
se agarro a
mí como si
yo pudiera calentarla,
el agua no
sé, pero sus
besos a mi
me hicieron derretirme
de tanto calor.
Nos vestimos al
rato y nos
fuimos a mi
casa, la lleve
por el pinar
para que nadie
nos viera, solo
la luna, pero
a esta no
pareció ni importarle
ni inquietarle.
En la
carpa quedo patente
quien sabia y
mandaba: ella. Que
torpeza la mía,
que falta de
experiencia y de
todo. Un desastre
en toda regla
que, Solé manejo
a su antojo
con paciencia y
habilidad. En algún momento
me dormí, enredado
en su pelo
y en sus
piernas; me despertó
ella, dispuesta a
jugar otro rato
antes de llevarla
a casa. Devolverla
y volver a
la realidad fue
duro, me costo,
no quería separarme
de su lado.
Su beso de
despedida me supo
a promesa de
mas, pero igual
lo soñé o
imagine. Solé empezó
a aparecer más
temprano por el
lago, pasábamos muchos
ratos solos; arreglábamos
y yo la
pasaba a buscar
y dormía conmigo, bueno,
me enseñaba cosas
que, ella entendía,
debía aprender y
saber y después
si había tiempo
dormíamos algo.
Me dio
vuelta como una
media, me puso
patas pa arriba.
Una mañanita
estamos solos en el lago,
sentados en la
orilla, yo no
sé si abrazarla
o no, ignoro
si ella quiere
ser abrazada, anoche
pensaba que sí,
pero ahora no
lo sé, quiero
evitar a toda
costa molestarla.
-Abrázame.- Pide despejando
cualquier asomo de
duda. Le rodeo
los hombros.
-Yo no puedo
hacer nada mas
o me queres
como novia o
no estás ni
ahí, yo te
quiero como novio;
hace tiempo que
te venía estudiando,
mucho. Me decidí
la mañana que
me encontraste acá
con aquel tipo;
ni una mueca,
ni una observación,
nada. Y esa
hambre al mirarme.
Sos callado cuando
es preciso, y
aprendes rápido, ja
ja ja, si
lo sabré yo.
Discreto, tolerante, no
te asustan las
mujeres decididas, bueno
las jovencitas decididas,
para mujer igual
me falta un
rato.-
-Si quiero, claro
que quiero pero
no sabía si
vos querías y
no me animaba
a decírtelo, no
quería molestarte. Tampoco
perderte, me gustaba
estar contigo y
ahora todavía más,
me gustas mucho.-
Fue una sorpresa
para todos, para
mí también. Solé
resulto una compañera
espectacular, nunca me
cansaba de estar
con ella, de
hacer cosas juntos,
de colarnos en
su cuarto o
meternos en la
carpa, actividad en
donde siguió siendo
la jefa y
mandando. Los días
de lluvia nos
encantaba sentirla azotar
la carpa mientras
a nosotros nos
azotaban otras fuerzas.
Cuando lo dejamos,
volvimos a ser
solo amigos, alguna
vez nos metimos
entre sabanas a
rememorar viejos placeres,
hasta el dia
de hoy mantenemos
la amistad y nos reímos
juntos de cuando
éramos jóvenes y
creíamos que todo
era para siempre.
Ella siempre matiza
que nuestra amistad
sí que lo
está siendo, que
sí, que durante
cierto tiempo fuimos
novios y el
sexo era una de nuestras
actividades favoritas; pero
que hace años
que no intercambiamos fluidos,
un café, una
llamada, apenas. Sin
importar cuánto tiempo
pase entre contacto
y contacto, la
complicidad sigue existiendo.
Alguna vez me
ha dicho que
dudo, que no
estaba segura de
querer ser mi
novia, parecía tan
aniñado, me faltaba
tanto pero que
menos mal que
corrió el riesgo
porque recuerda aquella
etapa como una
de la más
divertida y linda,
donde más libre
se sintió. Y yo
siento lo mismo,
fue increíblemente intenso,
disfrutarla todo ese
tiempo en todos
los sentidos fue
un maravilloso regalo,
que le atribuyo
a ella; hizo
todo el trabajo,
yo todavía estaría
con mi cabeza
llena de su
imagen, sin saber
qué hacer. Viéndola
desnuda, extasiado por
esa imagen pero
incapaz de nada
más, por suerte
Solé si supo
qué hacer y lo hizo.