Los hermanos
están copados. Refugiados
detrás de una
montaña de arena
hurtan sus cuerpos
a las pedradas
que, les tiran
una veintena de
guachos, bastante creciditos.
El asalto al
castillo se hacía
con dos grupos
bien diferenciados, por
un lado los
más grandes defendiendo
la posición y
del otro lo
mas jóvenes que,
atacaban. Usaban un
esqueleto de edificio
que, no se
había terminado, donde
nadie les veía,
ni molestaba. La
munición de las
hondas eran semillas
de Paraíso, poco
efectivas a más
de diez metros
y que lastimaban
apenas nada. Estaban
jugando y sin
saber cómo, se
ven detrás de
la arena y
les tiran con
piedras. Pueden quedarse
ahí hasta que,
se aburran de
tirarles sin darles
ni una o
plantar cara. El
mayor evalúa la
situación, el chico
espera que, le
diga que, tiene
que hacer. Sera
plantar cara, será
aceptar el reto,
será un enfrentamiento desparejo
y le importa
poco, con conseguir
situar a su
hermano en el
montón de piedras,
habrá ganado, es
el mejor francotirador
con honda, solo
tiene que, atraer
a todas las
hondas sobre sí
mismo, le van a pegar
varias pedradas, pero
ninguna a su
hermano, un buen
arreglo, el mejor.
Ganemos o perdamos,
hoy salimos victoriosos,
nos animamos a
plantar cara, a
ser valientes.
-Atende. Tenes
que, llegar al
montón de piedras,
son buenas para
la honda, acribíllalos,
pégales con fuerza,
reventalos, prohibido en
la cabeza, del
cuello para abajo,
mételes donde más
te guste. No
salgas parándote, roda
por un costado
y lánzate al montón, son
unos veinte metros,
yo los tendré
entretenidos así que,
espero que, ninguno
te tire. No
te asomes por
arriba para meterles
guasca, por los
costados, antes tira
a voleo varias
piedras, que bajen
la cabeza; cuando
los tengas a
raya: pégales a
discreción. Agarra siempre
muchas piedras, llénate
los bolsillos, no
les aflojes, que
no reaccionen. Olvídate
de mi, preocúpate
de hacerlos escapar
y cuando estés
seguro de que,
no queda nadie,
entonces me buscas.
Ahora no podes
llorar, trágatelas, cuando
termine, ahí lloramos.
Voy a correr
hacia el eucaliptus
grande, tendrán mi
espalda como blanco,
me alcanzaran y
dolerá, no podre
ayudarte hasta recuperarme,
estarás solo, hoy
dependemos de vos,
hoy vos me
proteges a mí.
Con una honda
no tenes rival,
toma la mía,
son tres gomas
por lado, es
dura pero seguro
que, hoy podes
estirarla. Voy a
salir, no me
mires a mí,
míralos a ellos
y cuando creas
que, están distraídos
te mandas.-
Dos años
menos, con trece,
ha escuchado atentamente
y esta de
acuerdo con las
líneas generales del
asunto, no se
le escapa que,
su hermano va
a sacrificarse, se
va a ofrecer
como blanco para
que él, no reciba
ninguna pedrada. Jura
que crecerá, se
hará fuerte, peligroso
y capaz de
ponerse él, delante,
cubriendo a su
hermano; lo viene
jurando mucho, hoy
es un conjuro,
será así porque
se preocupara especialmente
de conseguirlo. Admira
ese valor descarnado,
imposible, inhumano que,
despliega como si
fuera de lo más normal
y quiere tener
un poquito de
eso dentro, tiene
que ser una
fuerza primordial, un
extra que, te
de empuje. Le
ve salir corriendo,
son unos cuarenta
metros en zona
abierta, se gira
y mira a
los agresores, los
que, han cambiado
las reglas sin
avisar y ahora
sufrirán por eso.
Cuando considera llegado
el momento, rueda
y sale disparado
hacia el montón
de piedras, llega
sin sufrir ningún
impacto, empieza a
agarrar piedras y
no puede evitar
mirar hacia donde
corre, como si
la muerte le
persiguiera, su hermano.
Le queda
nada, ve varias
piedras picotearle la
espalda y las
siente en la
suya, gira para
refugiarse detrás del
tronco y una
piedra le impacta
delante de la
oreja desparramándolo roto,
si no está
muerto andará cerca,
cayo flojito, desmayado
mínimo. Es como
si, su hermano, estuviera
en su cabeza:
hielo, mantenete frio,
hielo, si te
calentas, perdes. Pelea,
cuando termine enójate,
llora y pregúntate
lo que, quieras,
primero la cabeza
fría y la
pelea, usa la furia, que
te alimente, convertila
en empuje, convertila
en valor, convertila
en inmortalidad, no
es tiempo de
ser humano, es
la hora de
ser muy animal.
Estaciona a su
hermano en la periferia
de su cerebro
y se aplica
en reventar a
pedradas a esos
tarados que, se
refugian en la
obra.
Dolor extremo,
insoportable es lo que, siento
tirado mirando a las nubes
viajar en el
cielo. Cuando me
dio la piedra
perdí el conocimiento,
unos segundos, fue
una explosión de
miles de colores
barrenándome la mente.
Necesitaría desmayarme, escapar
a tanto dolor,
tan concentrado, se
me rompe la
cabeza, nunca había
soportado algo así,
espero que, no
vuelva a pasarme,
el dolor invade
cada célula de
mi cerebro haciéndome
sentir que, me
matara, es horrible.
La honda
parece cantar en sus manos,
la estira sin
dificultad y cada
pedrada, da, en
carne, arrancando aullidos
de dolor de
los que, creían
que, solo tirarían
piedras y que,
no les serian
devueltas, varias ojeadas
rápidas hacia donde
está su hermano
le confirman que, está
mal herido, como
mínimo. Tras unos
minutos los agresores
dan por perdida
la batalla y
escapan perseguidos con
saña por las
pedradas que, ese
demonio pone donde
quiere.
Miro el
cielo lleno de
dolor, lloro destrozado
por una pedrada
en toda la
cabeza. Aparece mi
hermano que, me
mira preocupado, me
ayuda a levantarme
y a recorrer
casi cuatro kilómetros,
hasta mi cama.
Mamá no tiene
nada en el
botiquín, plata no
tenemos, será dolor
hasta que, decida
irse o me
mate, lo que,
pase antes. Arreglamos
que, vamos a
decir que, me caí y
me golpee y
sin saber cómo,
me duermo, mi
cerebro desconecta, dándome
un respiro tan
necesario. La madre encuentra
a sus hijos
juntos, el mayor
parece dormir y
el chico le
toma el pulso
preocupado. Cuando ve
la cabeza hinchada
del mayor se
asusta y lo
despierta, siente alivio
cuando la mira
y la abraza,
llora, le duele
mucho la cabeza,
debido a una
mala caída. Sabe
que, le mienten,
los dos, eso
es un golpe
concentrado y se jugaría sus
sueños rotos a que, fue
una pedrada. No
cambiaran la versión,
ni bajo tortura,
son duros de
verdad, extraños hijos
ha tenido, raros
de verdad. Y
no se le
escapa que, no
sabe casi nada
de ellos, están
solos tantas y
tantas horas mientras
ella trabaja que,
no tiene como
conocerlos, apenas les
abraza de noche
y antes de
irse por la
mañana, las lagrimas
hacen estragos y
esa noche no
hay como frenarlas,
nada puede hacerlo,
les deja y
va a la
cocina donde da
rienda suelta a
las lagrimas, la
frustración y la
desesperanza; hacía tiempo
que, no se
sentía tan mal.
El dolor
le acompaña tres
días con sus
noches, excepto cuando
duerme, el resto
del tiempo cree
que se tendrá
que matar y
así terminar con
esa tortura. Cuando
remite y desaparece,
liberándolo, respira aliviado.
Su hermano lo
estudia con más
atención, fue la
primera vez que,
fue consciente del
sacrificio que, viene
haciendo el mayor;
verle caer bajo
el impacto de
una piedra buscando
evitar que, le
dieran a él,
le ha cambiado
sustancialmente la perspectiva.
Que nunca se
rinda, por difícil
que, parezca, encontrar
una salida o
enfrente hayan muchos
adversarios, es una
característica de su
hermano, como sacrificarse
hasta con alegría
por él, o
los demás. Empieza
a entender porque
se le respeta,
se le quiere
y hasta teme;
llevarle a sentirse
obligado a pelear,
es provocar fuerzas
que, desatadas solo
juegan a su
favor porque nadie
quiere asumir ningún
precio y su
hermano asume cualquier
precio necesario sobre
sí mismo y
ninguno sobre sus
aliados. No dejara
de mirarle y
estudiarle, alcanzara la
meta, consiguiendo ser
defensor o guardaespaldas del
hermano mayor, indistintamente. Siempre
que, la vida,
le enreda, recuerda
a su hermano,
ejerciendo de General,
con menos de
quince años y
como ya entonces
sabia que, uno
debe ser generoso
con la sangre
propia y muy
avaro con la
ajena; ocupándose de
generar lealtades más
fuertes que, la
Vida misma, le
extraña, abandono demasiado
rápido este escenario
de batalla, dejándole
huérfano; dejando, a
muchas personas huérfanas.